Escuchar al presidente Petro hablar de historia, es casi tan hilarante como escuchar a la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, exponer los aspectos más importantes de esa cartera ministerial. Ambos profesan una profunda ignorancia en cada uno de esos campos del conocimiento, lo que se traduce, en una reiterada consecución de errores y manipulaciones. Esta crítica que voy a compartir con ustedes se originó al escuchar las desacertadas lecciones de historia del presidente, por lo que me permito transcribir sus exactas palabras para presentar mi análisis histórico, campo de mi competencia profesional, y que me permite ilustrar otra de las muestras de ignorancia de un personaje como Petro, qué paradójicamente, es admirado por sus seguidores y destacado supuestamente por su inteligencia, lo que se manifiesta, otro de los tantos desaciertos de sus electores.

“Que los blanquitos ricos no se crean que no tienen sangre negra en sus venas, porque sí la tienen; el fundador de la República, el libertador, tenía sangre negra en sus venas y el ejército libertador no hubiera dado ni un brinco ante el ejército más poderoso del mundo en esa época, el ejército español, si no hubieran sido los indígenas y los negros los que levantados en armas hubieran construido eso que se le llamó el ejército del libertador al mando de Simón Bolívar”.

Cada oración de esta declaración da para múltiples conferencias, pero intentaré estructurar un análisis preciso. En primer lugar, el ejército español era de lejos, uno de los más poderosos de la Europa de comienzos del siglo XIX. Por delante, se encontraba el ejército napoleónico que había conquistado media Europa (incluyendo España), por supuesto mencionar al ejército británico y su superioridad marítima, y otros ejércitos imperiales como el prusiano. En todo caso, fue solo hasta 1815 cuando llegó por primera vez en 300 años de dominio español, un Ejército Expedicionario conformado por españoles. Lo que había sucedido antes de esa fecha, fue una Guerra Civil entre blanquitos criollos y peninsulares que apoyaban la continuidad del monarca, y otros blanquitos criollos y peninsulares que, apoyados en su poderío económico, ambicionaban el control político del continente americano. Entre ellos, alguno que otro soñador que pretendió emular la declaración de independencia de los Estados Unidos de 1776, y otros radicales que buscaban los efectos de la Revolución francesa de 1789.

En segundo lugar, vale la pena un breve comentario sobre el origen racial de Bolívar. Es una insensatez, como lo tendría la discusión de si el caballo de Bolívar era blanco o marrón. Desde la llegada de los conquistadores y luego de su transformación y consolidación en encomenderos, el proceso de mestizaje fue intenso y continuado, pero algo que permaneció invariable fue que sus descendientes poseyeron el poder económico y eran la élite de la sociedad de esos tiempos. El resto es una ficción de Disney, que seguramente presentara una película de la vida de Bolívar, protagonizada por Denzel Washington, asegurando que recientes investigaciones demuestran que Bolívar era afroamericano.

Por último, y un aspecto vital para este análisis, es la pregunta ¿Quién dio la victoria a los independentistas? Fueron los negros y los indígenas, quienes sistemáticamente en todo el continente americano se manifestaron a favor del Rey (como el pastuso Agualongo), o fue la Legión Británica, conformada por aproximadamente 7.000 efectivos, entre ellos muchos veteranos de las Guerras Napoleónicas, y cuya participación fue decisiva según los testimonios de la época y del propio Bolívar, en victorias militares tan importantes como la Batalla del Pantano de Vargas y la Batalla de Boyacá en 1819, o la Batalla de Carabobo en 1824.

Lamentablemente, la historia a prácticamente desaparecido de la enseñanza escolar, y lo poco que se conoce, cae en manos de manipuladores que distorsionan la historia según su interés ideológico, prolongando la mentira que repetida mil veces, se convierte en realidad.