Ambos temas me interesan. De ambas cosas he sido víctima. Ojo: Cuando pensamos en acoso nos imaginamos algo sexual y no necesariamente es así.
Acosar significa
- Perseguir sin tregua ni descanso a una persona.
- Insistir en algo que resulta molesto o dañino para una persona.
Dicho esto, acosar es básicamente joderle la vida a alguien porque sí, porque me cae mal, porque estoy aburrido y no tengo nada que hacer, porque es mi empleado y lo quiero echar o, claro, porque me gusta y quiero que haga algo por mí (o que me haga algo a mí, según los deseos carnales y los bajos instintos del acosador).
Por estos días se puso «de moda» hablar de acoso laboral, a raíz del caso del Defensor del Pueblo. En cambio el bullying o matoneo lleva un buen tiempo en boca de varias personas, yo incluido, y se debe a que gracias a las redes sociales este fenómeno (originalmente propio de los colegios o jardines infantiles) se ha vuelto evidente.
Vamos por partes. Como muchos deben saber, hace unos días (el 23 de enero de 2016) Daniel Coronell publicó en Revista Semana una denuncia en la que se evidencia que Astrid Helena Cristancho fue víctima de acoso laboral por parte de su jefe, Jorge Armando Otálora, el Defensor del Pueblo. Yo no les voy a contar esa historia, para eso les compartí el enlace, y también pueden leer el pocotón de cosas que se han escrito al respecto. Entren a Google, no sean perezosos. Lo que sí les voy a contar es que, como era lógico, las redes sociales no se hicieron esperar y la gente además de compartir la noticia empezó a opinar al respecto.
Obviamente hubo todo tipo de comentarios, desde decentes e imparciales hasta los más crueles y denigrantes que nos podamos imaginar. Entre estos últimos había quienes querían crucificar al Defensor pero también muchos que culpaban a Astrid Helena Cristancho. Se decían cosas como que ella se lo buscó, que eso le pasa por $&&/)$#·)(«/#! y otro poco de barbaridades. Miren, el acoso laboral es un tema muy serio, pero el bullying también. Esta persona, luego de tomar impulso, armarse de valor y denunciar el acoso, termina siendo víctima de un montón de gente que no conoce pero que termina tratándola hasta de perra. (Todo eso lo pueden leer acá en El Espectador o Pulzo). Mejor dicho, la vieja tras de acosada laboralmente la llenaron de ofensas en Twitter. Vergonzoso.
¿Qué nos da el derecho de juzgar a una persona por denunciar un acoso laboral? ¿Acaso la conocemos? ¿Sabemos qué fue lo que pasó? ¿Sabemos si ella lo incitó? ¿Hemos sido víctimas de acoso laboral? Es más, tampoco tenemos derecho a juzgar al Defensor. Claro, podemos opinar, formarnos una idea y creer en la inocencia o culpa de cualquier persona.
Pero del «creo que Astrid Helena está diciendo mentiras, ese defensor se ve buena gente» a «esa vieja es una perra, seguro lo embaucó y como el man no la ascendió le quiere joder la vida» hay muuuucho trecho.
Y es que en Twitter la gente es feliz acabando con los demás. Por deporte. O como les decía al principio, porque piensa diferente, porque me cae mal, porque le cae mal a mi amiga, porque le cae mal al que me cae bien. Y todo eso me lleva al tema del bullying.
Por estos días también se ha hablado de Alejandra Azcárate y un rollo con el proceso de paz. Mucho tuitero empezó a atacarla y decirle de todo. Sin ir más lejos, en Las 2 Orillas publicaron un artículo llamado «Alejandra Azcárate, la analfabeta funcional». No, pues… tan cultos.
Pero bueno… ¿qué se le puede pedir a semejantes personajes que estoy usando como ejemplo? ¿Han notado que los «trolls» o «bullies» suelen tener pésima ortografía? Están más ocupados jodiendo la vida que educándose.
En fin, lo que sí puedo pedir es que nosotros, ustedes y yo, nos pongamos las pilas y hagamos algo. Como les decía más arriba, yo he sido víctima de bullying y me han acusado de montones de cosas. Para no darle muchas vueltas al tema, a algunos de mis bullies (porque hablar de matoneo y decir «matones» me parece exagerado) los demandé por calumnia y hoy en día ese proceso sigue en la Fiscalía. Quizás algún día les cuente la historia completa. Pero les digo que si no es por mis abogados yo estaría al borde del colapso.
Pero también he sido víctima de «matoneo» por parte de amigas de ex-novias. ¿Ah? ¿Se podrá ser más ridículos? Armar bonche por ese tipo de cosas me parece infantil, pero más infantil es que después de 3 años el «trolleo» siga. Con decirles que ya me arreglé con mi ex, hoy en día somos muy buenos amigos, pero las supuestas amigas siguen peleando. Ahora la agarraron contra mi ex, supongo que por volverse mi amiga de nuevo (es que yo soy el malo de esa película, obviamente).
No sé si a esta mujer me le volví su obsesión, o si está enamorada de mí (Dios me libre), o si está enamorada de mi ex (Dios la libre), o si no tiene nada bueno que hacer y su única ocupación es ver con qué puede joder a diario.
Casualmente también esta semana está hablándose mucho de la emisora La Mega, porque uno de sus locutores llamado Carlos Mira se estuvo burlando en redes sociales de otra persona, aunque al final pidió excusas. Chévere que lleguemos a eso: a que las personas que ataquen pidan excusas públicas a las víctimas de sus burlas. A manera de opinión personal, me parece de quinta el humor grotesco y ridículo de esa emisora y su «Cartel de la Mega». De quinta.
Pero me estoy desviando. A lo que quiero llegar es que los que permitimos el matoneo somos igual de culpables, por permisivos, por mirar para el otro lado. Mockus anda en una campaña muy bonita en la que habla de la auto-regulación de la sociedad. Qué bonito sería que cada vez que alguien hace algo de ese estilo los demás lo corrijamos. Qué bonito sería que cada vez que haya bullying (en Twitter o en donde sea) los demás lo reprobemos, pero en masa y con nombre propio, porque de resto no sirve para nada. Afortunadamente en otros países ya se están viendo casos en los que esta situación se penaliza, como en España, donde se le dio dos años de cárcel a una tuitera que hacía chistes crueles acerca del terrorismo de la ETA y sus víctimas.
Paremos estos comportamientos tan pobres de estas personas que me atrevo a tildar de ignorantes e infantiles. Su capacidad intelectual solo les permite atacar y burlarse de los demás. Supongo que su logro más grande es decir «hoy Alejandra Azcárate me bloqueó en Twitter, mamá: estoy triunfando«, «hoy le dije a esa vieja que es una gorda y que el corte de pelo no le queda bien«. Pfffff. Qué pobreza mental.
Aclaro de nuevo, no estoy defendiendo ni a Azcárate, ni a Otálora ni a Cristancho. Estoy criticando a los que atacan a los demás y nos estoy criticando a nosotros, por tibios. Por tener la doble moral de decir «el colmo» pero cuando nos sentimos comprometidos volteamos a mirar a otro lado. Eso mismo hacemos cuando vemos un atraco en la calle. Si no es conmigo no me meto.
No saben lo sola que se siente una persona que es víctima de bullying. No saben lo triste que es ver que mucha gente se burla de ti pero nadie hace nada por defenderte. Les parece «terrible» pero ya, hasta ahí. Cuando uno es víctima de bullying, siente que todo el mundo se le vino encima. Siente que cuando salga a la calle lo van a señalar en cada esquina y todos se burlarán. En algunos casos hasta se teme por la integridad personal, a mí me pasó. Y en privado algunos amigos te escriben diciendo «oiga, qué mal. Fatal eso que le están haciendo. Yo lo apoyo», cuando uno está esperando que apoyen ¡¡pero de verdad!! Que paren a los trolls y te defiendan de verdad. Un apoyo por interno es como ver un montón de señoras echándose la bendición y tapándose la cara para no ver la escena. NO SIRVE PARA UN CARAJO. ¡No señores! ¡No más!
Si son víctimas de matoneo, no se asusten, no están solos. Denuncien, hablen, griten, pataleen. Créanme que no hay nadie más cobarde que un troll. Por eso usan cuentas falsas y no dan la cara. Cuando se sienten señalados se esconden. Hablen que acá los defendemos. O bueno, al menos yo.
Y si no estamos de acuerdo con el matoneo, parémoslo. Paremos a la gente que lo hace. Y si nosotros mismos lo hemos hecho, pensemos en por qué lo hacemos. ¿En serio somos tan infantiles que atacamos a alguien por el simple hecho de que nos cae mal? No seamos tan ridículos en la vida.
¿Si ven como estoy de juicioso? Publiqué jueves. ¿Qué me gané?
Los que me leen seguido saben que cada semana procuro traerles recomendados. Mi blog recomendado de la semana es «Una viuda más«. Leí su última entrada y me encantó. Realmente admiro las personas que pueden expresarse en palabras tan bonitas. A mí no me sale, pero supongo que ya lo notaron, jajajaja. En fin, léanlo y me cuentan qué tal les pareció.
Mi otro recomendado es este emprendimiento que me encontré. Se llama Socks Happens y son unas medias bacanísimas. Ya estrené las primeras y me parecieron un hit, sobretodo porque vienen 3 medias, una diferente por si un día uno amanece «loquillo». Excelente :DPero como además yo soy muy chévere y todo eso, pienso en ustedes los lectores. Así que quienes entren a la tienda online pueden usar el código MARMOTAZOS (así, en mayúsculas) y les dan descuento, si mal no estoy del 10%. ¡Aprovechennnn! Este es el enlace: http://sockshappens.com/
Ya le pusimos nombre al podcast que hacemos con Félix Riaño (la voz de CityTV) y Sandra Alvarez (la voz de un poco de cosas, como comerciales de TV). Se llama Trend a Week, y esta semana hablamos de las luces extrañas en Bogotá. Les comparto el enlace: https://www.spreaker.com/user/locutor.co/lucesextranasbogota
Y en el blog Soy Anónimo, esta semana una mujer nos cuenta sus malas experiencias sexuales con su novio. Acá pueden leer la historia: http://blogsoyanonimo.com/confesiones/frustracion/
Eso es todo. ¡Nos leemos el otro jueves! Dios quiera.
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Pero si quieren les recomiendo algunas entradas anteriores: “Las mujeres la tienen fácil“, “¿Por qué seguimos solteros?“, «Bogotá tiene la ventana rota«.
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