Para mí que los hermanos Grimm tenían su problema. Un raye bien complicado en la cabeza. Su legado está lejos de ser material apto para niños, en mi opinión.

Empecemos porque ellos son de Alemania, país que no es conocido precisamente por su ternura -aunque tengo un muy buen amigo alemán que es más amoroso con su hijo que Pucca con Garu-. Entre los cuentos más famosos de los oriundos de Hesse -o sea que son jesenses- están Blancanieves, Hansel y Gretel y Rapunzel, que pudimos ver en cine versión Walt Disney como «Enredados» (Tangled).

Bueno, en defensa de los Grimm, ellos alegaron largamente que sus cuentos no son para niños. Y pues, toda la razón. No sé de dónde vendría la disparatada idea de que un niño se puede ir a dormir después de que la mamá le cuente que a la bruja malvada la obligaron «a bailar con unas zapatillas de hierro ardiente hasta caer muerta».

Francamente tenemos un serio problema con los cuentos que tradicionalmente se les cuenta a los niños, mi generación incluida. Imagínense a un niño en la cama gritar «papi, PAPIIIIIII. ¿Me cuentas otra vez cómo es que sacaron a Caperucita y a la abuelita de la panza del lobo?». Y el papá responde amorosamente «Claro mi amor. El valiente leñador le abrió la barriga en dos, y con precisión quirúrgica sacó a las dos ternuritas, y luego llenó al lobo de rocas y lo echó al lago». Ese leñador debió estudiar para cirujano por correspondencia. Y no era cualquier cirujano sino de los más sádicos: Cirujano con hacha. Además el pobre lobito estaba vivo durante todo el proceso. Así, sin anestesia ni nada.


Muchos de los de mi generación quedamos traumatizados: por ejemplo, yo no comí manzana hasta los doce años, por miedo a que me saliera envenenada. Al menos en un mamoncillo no cabe tanto racumín.

Seguro yo no soy el único que cuando sale la gente de Transmilenio se siente como Simba en medio de la estampida. Es que si no grito es porque mi psiquiatra me dio unas pastillas bien buenas. Eso y que no quiero volver a los electro-shock. Apuesto que más de uno de ustedes se debe despertar en medio de la noche gritando porque soñó que lo atacan 7 enanos asesinos. Morir a punta de pica debe ser una vaina muy dolorosa.

¿Y qué me dicen de la historia de Bambi? En mis pesadillas infantiles yo le gritaba a la señora doña mamá venada que de por Dios le huyera a los cazadores. Y muertes así hay montones en las historias infantiles, como la de Mufasa, o la de la mamá de Nemo. ¡Qué crueldad! Las mamás son grandes damnificadas en estas historias. Como la de Jose Miel, alma bendita, vaya uno a saber qué le pasó. Yo me pregunto ¿por qué no un primo segundo o un socio de negocios? ¡No! Tenía que ser la mamá. ¡La madre!

Y ni hablar de las madrastras. Pobrecillas. ¿Ellas qué culpa tienen de enamorarse de un hombre con hijos? Pero nada, tenían que llegar los autores estos a dañarles la reputación. En el colegio la palabra «madrastra» ya me hacía sentir un sudor frío en la espalda. Recuerdo que Martínez tenía madrastra y yo siempre esperaba que un día él no fuera al colegio para gritar «¡FUE LA MADRASTRAAAA! ¡LO ENCERRÓ EN UNA JAULA PARA COMÉRSELO EN INVIERNOOOO!». Obvio yo estaba delirando: en Colombia no tenemos estaciones. Pobre señora Martínez, ella no tenía la culpa de que yo le huyera en las reuniones de padres de familia. Alguna vez alguien me dijo, «¿y las abuelastras?». Carajo, eso es otro nivel. Mi inocencia no me había permitido pensar tan allá. Pobrecitas. ¿O qué tal una suegra-madrastra?. Debe ser como la fusión de Gokú con Vegeta, pero macabra. ¿Se imaginan? Ni Hitchcock se atrevió a tocar el tema, paz en su tumba.

Para mí los cuentos infantiles de ese calibre son los causantes de tanto problema mental. Aceptémoslo. El sadismo está presente en cuanta historia miremos. De ahí sacan las ideas los asesinos seriales. En serio (en serial) ¿un lobo relleno de rocas? ¿zapatillas de hierro al rojo vivo? ¿manzanas envenenadas?. Poco falta para que uno en vea en almacenes de cadena ventas de hachas de lujo marca ACME, edición Grimm con mango anti deslizante. «Para rebanarte mejor».

Acepto que tengo problemas para conciliar el sueño. Duro varias horas inventándome cosas para no ir a la cama. Es que me da físico terror que me despierte un príncipe azul a punta de besos.

@OmarGamboa


Como siempre les comparto la historia de la semana en el blog Soy Anónimo. Esta vez una mujer nos cuenta sobre su acosador personal. «No le temo a mi stalker«. Han llegado historias bien interesantes, con confesiones macabras y todo, jajaja. Cada semana publicamos una.

Les comparto también el Podcast de Trend a Week, que en esta ocasión trató del «bullying» en redes sociales. El enlace en Spreaker.

Como mi recomendado de la semana, les traigo a Si Reclamo, un emprendimiento que recibe las quejas y reclamos de todos nosotros, y las adelantan con la empresa correspondiente, o las escalan en las Superintendencias. Lo más interesante del caso es que solo cobran sus servicios si el caso sale a favor de quien pone la demanda. Chévere, ¿no? El enlace: http://sireclamo.com/

El lunes iniciamos oficialmente la segunda temporada de «A Trino Herido», por la Superestación. Vamos a estar hablando de «Viejas pero buenas». Allá los esperamos, lunes 7.30 PM 🙂


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Pero si quieren les recomiendo algunas entradas anteriores: “La verdad de la vida en pareja“, “¿Por qué seguimos solteros?“, «Señales de que simplemente no te quiere«.


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