Lo bonito de estos ejercicios es que uno se encuentra con grandes sorpresas, diferentes estilos. La entrada de hoy tiene un estilo muy diferente al mío y, de hecho, a los que se han publicado anteriormente. Mis estudiantes han escrito relatos, denuncias, historias, listados de lugares, recomendaciones. Hoy María Alejandra nos comparte poesía. Personalmente envidio aquellos que saben escribir y expresarse de manera poética. Mientras que el poeta dice «Quedabas esperando ecos que no volverán, flotando entre rechazos», a mí solo me sale un «Andrés seguía esperando que Mónica vuelva, que le dé aunque sea un besito. Pero ella ya no le daba ni la hora». ¿Ven la diferencia? Malditos poetas todos, con su envidiable talento.
En fin, a raíz de abrir el espacio a mis estudiantes del externado descubrí el orgullo que se puede sentir al ver cómo ellos van aprendiendo. Pero, ¿saben? También me hace sentir algo de orgullo leer sus comentarios, como muchos de ustedes se apersonan del papel de profesores, de consejeros, de evaluadores, y dan consejos supremamente valiosos a los muchachos. Gracias por eso.
En noticias alternas, les cuento que el 27 de abril estaré en Tunja, con la charla «Redes Sociales y Comunicación Visual», además de un taller, en el evento Soy Pixel, gracias a la invitación de la Universidad de Boyacá. Acá les dejo el enlace, para que la gente que esté interesada vaya.
En Cali las asesorías con Apps.co estuvieron muy interesantes, hay emprendimientos geniales. De hecho, uno de ellos viene la próxima semana a Bogotá a presentarse y hacer ronda de inversionistas. Toda mi buena vibra para CiudadanosActivos.com
Estuve en el concierto de Coldplay, y el show estuvo buenísimo, pero la gente aburridora. Espero hacer una entrada la próxima semana contándoles. La gente que va a conciertos ya no la hacen como antes.
Pero bueno, no más carreta. Los dejo con María Alejandra López y su entrada. Muchas gracias a todos por comentar.
Autopsia en la autopista
Por: Ma. Alejandra López
El todo y la nada. Y en el medio, el ser. El que quiere y no puede, el que puede y no quiere. El que se mira y cruza. El que espera.
Deambular de noche en la autopista, siendo la sombra que las luces de los carros reflejan al tropezarse con un cuerpo ausente y mirarse. Mirarse desde afuera, intentando atravesar piel, músculo y hueso hasta llegar al sentir. Respirar. Desnudar el cuerpo, ver sus plenitudes y carencias. Sus ilusiones. Las raíces de los sueños que germinan y las hojas secas de los que mueren. Sus frustraciones.
Seguir caminando, ser sombra, mirarse y respirar.
Es difícil descubrirse, saber quién se es cuando todos miran y sólo uno se ve. Cuando en el afán se dibujan los quereres, los deberes y los poderes y se tachan unos a otros declarándose la guerra, donde el único que pierde es uno. Siendo este un bosquejo de lo primero que se vio.
Y regresa a la autopista, no para mirarse sino para interpretarse, porque ya tiene un dibujo con tachones que dan idea de lo que contiene aquel cuerpo ausente. Ya no se piensa en lo que se es, sino en lo que no deja ser. En el límite que surge de la inseguridad, del temor. Ese mismo al que Hunter Thompson no puede explicar “… porque las únicas personas que saben dónde está, son los que lo han cruzado, los otros… los vivientes, son los que llevaron su control tan lejos como pudieron manejarlo y luego se retiraron o bajaron la velocidad”
Seguir caminando, ser sombra, mirarse, respirar, interpretarse, cruzar o esperar.
– Ma. Alejandra.
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