Algo que nos falta a los colombianos es creernos más el cuento y les voy a decir por qué. Colombiano que se respete sabe qué es la Batalla de Boyacá, si bien no con detalles, sabe cómo fue más o menos el zaperoco; y algunos de nosotros hemos escuchado también de la Batalla del Álamo, por cuenta de las películas y series que hacen los gringos. Bueno, hace un tiempo tuve la oportunidad de viajar a San Antonio, Texas, una ciudad muy bonita y, como todo con los gringos, le sacan provecho a cada detallito. San Antonio formaba parte de México hace más de 200 años, así que su estilo es muy colonial al estilo español. Tienen una zona llamada «La Villita» (así, en español) en donde tienen un comercio en el que los gringos se enloquecen comprando vainas. Los gringos turistas, y los no-gringos turistas siempre compran lo que se les cruce porque así es el paseo. Pero les cuento: San Antonio y las pendejaditas que uno compra son igualiticos a lo que vemos nosotros en Bogotá en La Candelaria, en Villa de Leyva, y en el 90% de las poblaciones de nuestro país. Excepto que allá paga uno en dólares. A lo que quiero llegar es a que nosotros tenemos una riqueza cultural y arquitectónica impresionante pero tristemente no les sabemos sacar provecho. Hablemos en particular de La Batalla de El Álamo.

Zona comercial. Río San Antonio, Texas

Cito textual: «La Batalla de El Álamo consistió en un asedio de 13 días de duración«. Los señores Sanantonienses, Sanantoninos, Santoñetes o como quiera que se llamen, tienen todo un complejo turístico alrededor de la vaina esta. Hay un río que se llama (así bien original) San Antonio, y en sus orillas hay cualquier cantidad de hoteles muy buenos, tipo Marriot, Hilton, Hyatt, con todos los juguetes, que por supuesto atraen mucha gente y, sobretodo, la hacen gastar. Tienen un recorrido en barquita por el río -como se ve en la foto-, donde los guías están absolutamente preparados y hablan con total propiedad y pasión de cuanta pendejada haya pasado (sobretodo eso, pasión). Cuentan cosas como la manera en que construyeron aquel hotel, la cantidad de personas que se casan a diario en la capilla del hotel de más allá… sólo les falta mencionar la cantidad de plumas que sueltan los patos lugareños. Y no exagero; ellos saben cómo sacarle provecho a todo. El lugar es muy bonito, no lo niego, pero en Colombia también tenemos cosas así. Hagan de cuenta que es como la zona T, pero más grande y con un río en la mitad. Eso sí, un poquito menos ruidoso y caótico, si se quiere. Y pónganle al lado de eso una calle cualquiera del parque de Usaquén, donde vendan maricaditas. Y listo.

De la Batalla de Boyacá surgieron frases increíbles como «Salve usted la Patria» y «Este es el momento de vencer o morir».


Pasemos al cuento de la batalla como tal. La batalla de El Álamo inició la separación de estos territorios de México, la independencia de Texas. Hay allí un fuerte colonial, bien conservado, con una iglesia -que por supuesto ya no es iglesia sino museo- y varios comercios en donde puedes comprar hasta banderas de los ejércitos de la época. Tienen una maqueta, bastante gráfica ella (sangre, descuartizados, humo, bayonetas) representando lo que sería la batalla. Por supuesto hay también varios guías y policías que lo hacen sentir a uno en el mismísimo epicentro de la humanidad. Muy tramador y todo pero, vuelvo a lo mismo, nosotros tenemos las mismas cosas y hasta más.

Si nos vamos a los números, El Álamo contó con más o menos unos 1500 soldados y duró 13 días. Varios cañones, un asedio, toma del fuerte, persecución y muerte. Impresionante, ¿no? Pasemos ahora a la otra batalla que nos ocupa hoy. Ya saben, ¿no? La Batalla de Boyacá.

Les dejo la banda sonora de la semana, por si quieren escuchar mientras leen.

Esta batalla contó con 5521 combatientes, según wikipedia. Mejor copio:

Tropas republicanas

Tropas realistas

Analicemos: había al menos 4 generales del lado republicano, incluso había presencia de la legión británica (yo no tenía idea de esto, no me lo enseñaron en el colegio). De 2.851 combatientes, hubo 13 bajas y 53 heridos, según wikipedia. Perdónenme, pero esto sí me parece impresionante. ¡Muchos duros! Del lado Realista hubo un brigadier y un coronel. De los 2.670 hombres, entre los que había caballería y artillería, hubo 100 bajas, 150 heridos y la medio pendejadita de ¡¡MIL SEISCIENTOS PRISIONEROS!! Juemadre, ¡esos criollos eran unos berracos! Insisto: a punta de ruana y machete le propinaron semejante muenda a los chapetones. Eso sí fue una batalla la hijuemadre.

Puente de Boyacá. «Lleno» de gente.

Entonces ahí es cuando uno se va para El Puente de Boyacá a conocer el lugar en el que ocurrió esa proeza. ¿Y con qué se encuentra? Pues con eso, con un puente. Un puentecito, chiquito, bien conservadito eso sí, que permite el paso por un río más chiquito que el caño de la 127. Es que con esos números (y con el hecho de que ahí se liberó nuestro país) uno se imagina que el puente debió ser mínimo como el de San Francisco.

Bueno, ahí es donde hay que poner las cosas en perspectiva: el puente es el punto de referencia, no el lugar en el que ocurrió todo todito. Seamos justos, al puente lo acompañan una placita y un monumento con unas banderas grandísimas, un frío ni el berriondo y un par de gaminsitos que cuidan los carros, mono. Tengo entendido que hay unos niños que relatan de memoria unas frases alusivas a la independencia. Frío y grande, muy poco acogedor. Eso se ve solo, triste, lúgubre. Siendo lógicos, con semejante historia deberíamos tener todo un complejo turístico alrededor. Y más después del bicentenario. Como siempre, nos falta visión. Desde hace diez años debimos promover el sitio entre los inversionistas y ahorita tendríamos varios hoteles, de la mejor calidad, aprovechando el bicentenario (ya vamos en 206 años). ¿Ustedes se imaginan lo que hubiesen hecho los gringos con esa «mina de oro»?


Sigamos con otra comparación: en El Álamo narran con todo fervor unos señores -ya bien entrados en años- debidamente uniformados los apartes de la gran batalla, mientras la gente boquiabierta aprende cómo estos texanos valientes les lanzaron una bala de cañón envuelta en una bandera que decía algo como «Vénganse, malandros mexicanos» («come and get it«). Gringos atarbanes atrevidos estos. Lo curioso es que venden réplicas de la bandera, camisetas con la leyenda y toda suerte de pendejaditas alusivas.

Leyendo sobre la Batalla de Boyacá y el Pantano de Vargas, les cuento que me emocioné y todo. Íbamos perdiendo pero los criollos eran tan duros que se hicieron una estrategia digna de todos los Age of Empires y Star Craft juntos. De esta campaña surgieron frases como «Salve usted la Patria», «Este es el momento de vencer o morir» que, francamente, me parecen mucho mejores que «Vénganse, a ver si son tan machitos» del que se sienten tan orgullosos los texanos. Camorreros…

Monumento del Pantano de Vargas

Lean esto acerca de James Rooke, que fue el comandante de la legión británica en nuestro movimiento de independencia:
El coronel James Rooke, herido en el campo de batalla, fue atendido por un médico que le amputó un brazo sin que él diera queja alguna: luego de esto, tomó el brazo desprendido con la otra mano y lo levantó gritando ¡Viva la patria! El médico, curioso, le preguntó Which Country? Ireland or England? (¿Cuál patria Irlanda o Inglaterra?) y él movió la cabeza negativamente, y contestó The Country which will bury me (La patria que me dará sepultura). Rooke moriría esa misma noche.

Nooooo, Stallone es un pobre pendejo al lado del coronel Rooke (Rooke I, Rooke II, Rooke III: Ahora es personal). En fin, ya no les cuento más historia, ya me alargué mucho. Pero créanme que hay mucho por leer, y muy emocionante. Si tuviéramos nuestro Hollywood, eso daría para cantidades exorbitantes de películas, habría juegos de video de Bolivar contra Santander, tendríamos Age of Empires The Criollan Armies, Mortal Kombat: the machete death, Call of Duty: Save yourself the Motherland. Y así. Es que en serio, Bolivar le dio libertad a la medio pendejadita de ¡¡5 PAISES !! El man era teso, y con él muchos más como Santander, Rondón y Anzoátegui. ¿Sabían que a los llaneros les decían Lanceros? ¿Y que el curso de Lanceros es de los más exigentes del mundo militar? Del mundo mundial. A Simón Bolivar le tienen monumento en Francia. ¿Cuántos monumentos habrá en Europa del señor Houston, o de David Crocket? Es que esos manes comen chitos al lado de nuestros próceres. Lo digo muy en serio.

Deberíamos tener el Pantano de Vargas y el puente de Boyacá atiborrados de hoteles, guías bilingües, banderas, botones conmemorativos, réplicas de las bayonetas y hasta herraduras de Palomo, el caballo, autografiadas y todo. Deberíamos sacarle plata a todo eso y recuperar de manera simbólica y económica todo el oro que nos sacaron los chapetones. Todavía podemos. Humilde opinión.

@OmarGamboa


El jueves pasado no publiqué, básicamente por tarado, porque esto ya lo tenía escrito pero no le saqué tiempo a pulirlo. Perdón por eso.

Les comparto la historia del Blog Soy Anónimo, en la que el autor nos cuenta cómo volvió 8 veces con la ex (es un poquito más tarado que yo, jajaja). Acá el enlace: «Sobre importunos y descaches«.

La semana anterior los engañé vil y descaradamente porque les dije que me iba a Sogamoso, y no: me voy este jueves. Entonces allá estaré viernes y sábado hablando de Redes Sociales para Periodistas, junto al admirable Mauricio Jaramillo. Acá entre nos, voy sobretodo a ver la exposición de Mauricio, jajaja. Cuando sea grande (y viejo) quiero ser como él.

Muchas gracias como siempre a todos ustedes por leer, los que me preguntaron por el marmotazo del jueves, ya saben por qué es. Como ando medio desordenado para publicar, les recomiendo que se suscriban y así les avisa por correo cada vez que publique algo. Presionan el botón «Seguir a este blog +” que encuentran al comienzo y no se pierden ni una entrada.


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Acá les recomiendo algunas entradas anteriores: “La falta de palabra“, “Fui a Coldplay pero no lo vi“, «La crisis con el Madrugón de Falabella«.


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