Hace un tiempo iba para un evento… TARDE. Y en Bogotá ir tarde es realmente ir tarde, porque los trancones son monumentales. Por obvias razones, con el señor taxista hablamos de las mejores rutas, de los trancones, del estrés, y terminamos hablando de WAZE. El señor conductor me decía que Waze le había cambiado la vida y que ya no se ve trabajando sin esa App.

Me dio un poco de argumentos y algunos, honestamente, no se me habían pasado por la cabeza: Waze no solo nos ayuda a encontrar las direcciones o llegar al destino, sino que nos ahorra tiempo porque encuentra la mejor ruta, casi siempre. Waze es más preciso mientras más personas lo usan, porque somos los usuarios los que vamos marcando los trancones. Pero esos son los beneficios obvios, lo que realmente me dejó pensando de lo que me dijo el taxista es que gracias a Waze él se estresa mucho menos. Primero porque ya no se devana los sesos tratando de encontrar la mejor manera de llegar, ya no tiene que escoger el trancón «menos malo»: eso lo hace la herramienta por él. De un tiempo para acá Waze también nos dice cuánto tiempo va a durar el trancón, entonces uno ya sabe que va a estar 7 minutos quieto, mientras cruza al otro lado del semáforo, así que uno le sube a la música y le baja a la ventana, para tomarlo con calma.

Fuente: www.chicadelverano.com.ar

Varias veces he dicho que una de las cosas que más nos estresan en la vida es la incertidumbre (no saber si la traga también lo quiere a uno, no saber si lo van a echar del trabajo, no saber si por fin va a ascender el América, si gana Trump, y así). Cuando sabemos qué va a pasar, así sea lo malo, nos quitamos un peso de encima, uno ya no piensa todo el tiempo en eso porque ya lo sabe. Es simple. Pues eso mismo aplica en los trancones, porque ya no pensamos «nooooo, juemadre, ¿ahora qué habrá pasado? ¿Será un accidente?» y sacamos la cabeza por la ventana desesperados a ver si nos enteramos del chisme.

Uno ya no se estresa pensando a qué hora va a llegar a la cita, si será media hora de retraso, veinte minutos o cinco. Es más, a veces el trancón no es tan tenaz como uno cree y Waze nos cuenta. Ya no solo sabemos que vamos a llegar tarde sino qué tan tarde, entonces agarramos el celular, llamamos al pobre personaje cumplido (que deberíamos ser todos) y le decimos «hermano, perdóneme. Ando en un trancón, pero según Waze llego en 17 minutos». Y son die-ci-sie-te contaditos. Esa vaina es muy precisa.

Bueno, pues todo esto que les cuento se llama Transformación Digital (TD), y lo estamos viviendo cada vez más. Actualmente se habla de la TD de los países y de las empresas. Últimamente se ha venido hablando de la Transformación Digital de las personas, como en las conferencias de Mauricio Jaramillo (@mauriciojaramil). Y lo que son las coincidencias, el evento al que iba ese día era la presentación de un estudio sobre Transformación Digital en Colombia, en el que participé gracias a la invitación de la agencia española Territorio creativo. En mi blog personal les comparto unas cifras del estudio (ver la nota en OmarGamboa.com).


No sé si lo pensaron, pero cuando uno agarra el celular para avisarle al amigo que según Waze va tarde, ya está juntando dos tecnologías. O imagínense que no llaman sino que avisan por Whatsapp, o comparten el tiempo de llegada por Messenger. Es más, si nos vamos a Google Maps o a Maps de Apple, uno puede ver dónde está la persona en esos momentos, casi en tiempo real.

Fuente: Waze

Imagínense que la novia viene manejando pero anda un poquito perdida, cosas que pasan. Pues se le puede decir que comparta la ubicación en el celular y uno ve dónde está ella en el celular de uno. Ahí se acaba el «ven, ¿pero dónde estás? ¿qué tienes cerca? ¿Ya viste el letrero rojo grandote? Nooooo, ¡no el de la panadería! Carajo, ¡te pasaste!». Uno simplemente mira el mapa, pone el celular en altavoz (o manos libres) para poder ver el mapa mientras habla, y le dice a la novia «eeeeso, avanza dos cuadras y ahí giras a la derecha. No, ¡la otra derecha!», hasta que la novia llega sin tanto estrés. Se evita uno la pelea, la discusión, tiene más tiempo para consentirla y así. La maravilla, ¿no?

Para pedir almuerzo uno ya no tiene que ir por el directorio. Es más ¿qué son páginas amarillas? Uno ahora ve la foto del plato, se antoja, y con tres toques del dedo sencillamente espera que suene el citófono y sea Jaider diciendo «Buenas tardes, don Omar, que le llegó el domicilio».

Las tecnologías nos cambian la vida sin darnos cuenta. Eso es Transformación Digital.

Y así hay muchos ejemplos, con herramientas para conferencistas y docentes -como la que estoy preparando con mis socios Oscar Soto (@oscarsotof) en Cali y Germán Montenegro (@gnm3000), en Argentina; de esa herramienta les hablaré otro día-; o para pedir un mensajero de afán -como con mensajerosurbanos.com – un saludo a @RafaelSocarras); para hacer una videollamada a la prima y ver la playa en Australia mientras uno está en la cama viendo la novela.


Así como a los taxistas, las herramientas tecnológicas nos pueden reducir el estrés a todos. Yo no lo había pensado hasta que ese señor me lo dijo y tiene toda la razón. Gracias a Waze los taxistas ya no pitan tanto (o eso quiero creer). Ahora solo falta que hagan lo mismo los de las busetas, aunque quizás es pedir demasiado. Señores, uno no lo piensa mucho porque lo da por hecho o se acostumbra a usarla, pero la tecnología nos está cambiando la vida enormemente. Les voy a contar dos casos personales, que justo me pasaron esta semana.

Hace unos días tenía una cita para almorzar y salí pensando en cualquier cosa, creo que tenía mucho trabajo ese día y mi cabeza estaba en otro lado. El caso es que hice el chequeo de siempre: ¿Billetera? Bien. ¿Con plata? Sí. ¿Suficiente? Ajá. ¿Llaves? Sí señor. ¿Celular? Acá va. Siempre me digo Billetera-llaves-celular, cierro la puerta y me voy. La diferencia es que esta vez, por el embolate, cerré la puerta mientras hice el chequeo y ¡NO SAQUÉ LAS LLAVESSSSS!

Fuente: risasinmas.com

Señores, la Marmota se quedó por fuera. Como persona precavida que soy, donde mi mamá tengo una copia de las llaves, pero da la casualidad que está de viaje por dos semanas. Y yo no puedo entrar a su apartamento PORQUE DEJÉ LAS LLAVESSSS. También tengo una copia de las llaves donde unos tíos, que TAMBIÉN ESTÁN DE VIAJE. Normalmente habría entrado en pánico, habría pensado en cómo encender una hoguera con los palitos que me encuentre en el parque y tratar de cazar palomas para sobrevivir. Habría hecho mi cama con las hojas secas. Pero recordé que mis primas sí estaban donde mis tíos y las llamé. Finalmente encontraron las llaves y, en lugar de yo ir hasta allá en taxi (que no habría podido pagar porque no tenía la billetera), pedí un mensajero urbano desde el celular para que recogiera las llaves y me las trajera. En solo media hora ya estaba entrando a mi casa, besando el suelo de la entrada y abrazando mi almohada mientras le juré que no la voy a volver a abandonar. La tecnología me salvó la vida. Bueno, no tanto, pero digamos.

Fuente: La Gaceta

El otro caso es negativo. Me pasó hoy jueves y fue con la DIAN. Resulta que debía actualizar mi RUT con urgencia así que no podía esperar al viernes para ir a una de sus oficinas, además porque el viernes estaré ocupado todo el día dando un taller de Periodismo Digital y Redes Sociales (ver en twitter.com). ¿Qué hice? Intenté entrar a su página Web. Y digo «intenté» porque no pude. Duré CUATRO HORAS tan solo intentando acceder al bendito sitio ese (por eso el marmotazo no salió jueves sino viernes). Tuve que instalar otro navegador, instalarle flash, instalar dos plugins de Java, cambiar el idioma de mi computador (resulta que el sitio de la DIAN solo sirve si tu computador está en español) y otra serie de cosas así de ridículas. Este tema de la DIAN merece marmotazo aparte (ya mencioné algo de eso en «Reformadme este«). No puedo creer que haya una entidad tan atrasada tecnológicamente como la DIAN. Es frustrante el tiempo que nos hace perder.

Pero bueno… superado mi problema y hecha mi pataleta, concluyo: La tecnología es maravillosa. Gracias a todo eso podemos hacer mil cosas que antes no podíamos. Ya no hay que ir al banco para hacer transferencias. Y mientras más personas usamos estas herramientas, mejor funcionan. Como con Waze. Eso es un concepto llamado «crowd sourcing», que básicamente quiere decir que la multitud es la fuente de la información, que entre todos alimentamos las herramientas y todos nos vemos beneficiados. Todo eso es gracias a Internet y las Redes Sociales. Gracias a eso podemos sacar adelante un proyecto con personas en Argentina, China o Singapur, como si estuvieran al lado de uno.

@OmarGamboa


Estas últimas semanas ha aumentado la cantidad de trabajo y por eso llevaba rato sin escribir, aunque si les soy sincero, mucho de ese trabajo fue administrativo (sí señores de la DIAN, es con ustedes). A pesar de todo lo que les dije más arriba, aún estamos muy atrasados en muchas cosas, no tanto de tecnología sino de procesos. Somos muy burocráticos y muy complicados para todo. Aún no entiendo por qué tenemos que pagar impuestos y prestaciones de facturas que aún no nos han pagado y que, de hecho, nos van a pagar en 60 días. Pero bueno, esa es mi patria querida e ilógica.

Les comparto también la historia anónima de la semana. Se llama «Llegando a mis 30 años». Y les cuento un chisme: Con mis estudiantes del Externado creamos unos podcast para el Blog Soy Anónimo, con unas historias bien interesantes sobre temas tabú. Cuando estén listas se las comparto. ¡Son un HIT! Estoy muy orgulloso del trabajo que hicieron los jóvenes de mi clase. Muy pilos ellos.

Como adelanto les cuento que la próxima semana les escribiré sobre una denuncia que me hacen llegar acerca de la falta de civismo. Es increíble el nivel de indecencia al que pueden llegar algunos vecinos.

Este viernes y sábado cerramos el ciclo de talleres de Periodismo Digital y Redes Sociales en Bogotá. Ya hicimos Cali, Medellín, Cartagena y Sogamoso. Parece que el próximo año seguimos en Barranquilla. Acá entre nos, con Mauricio Jaramillo hemos estado pensando repetir esta serie de talleres el otro año, abiertos a cualquier persona que quiera asistir. Les iré contando.

Un abrazo a todos los que me preguntaron por la ausencia de los Marmotazos. En teoría en diciembre habrá más tiempo para escribir. ¡Chau!


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Pero si quieren les recomiendo algunas entradas anteriores: «Atún Van Camps y el manejo de crisis«, “El problema no es UBER“, «La falta de palabra«.


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