La semana pasada Juan Valdez lanzó el producto más colombiano que puede haber: aguapanela. No la he probado pero me imagino que sabe bien.
El caso es que la gente se indignó -acá es donde suenan gritos de sorpresa, porque es que en Colombia nuuuuunca nos indignamos por nada-. Ya sabemos que los colombianos somos como la pólvora, nos indignamos por cualquier cosa y explotamos, pero no nos dura nada. Y como ya llevábamos algunos días indignados por el caso Odebrecht (que sí es algo grave) luego teníamos que descansar indignándonos por algo diferente, como porque la aguapanela en Juan Valdez cuesta $4.300 pesos.
Entonces la turba iracunda en Twitter, la red social cuya piedra angular es la superioridad moral y el doble discurso, criticó el precio de la aguapanela. Ahora, que critiquen el precio de algo no es grave, si les parece caro perfectamente pueden quejarse y, en últimas, no ir y no pagarla; no sería la primera vez que un producto sale del mercado porque no pegó (por precio, por calidad, por nombre, por lo que sea).
Como paréntesis, les comparto #LaPatriaBoba, el video donde hablamos de esto y varios temas más, en el resumen de noticias de la semana. Si les gusta, pueden suscribirse, darle like y compartirlo 🙂
Pero como los tuiteros no nos quedamos en eso y necesitamos pelear con alguien que sí nos preste atención, la pelea dejó de ser con Juan Valdez y pasó a ser contra la gente que va a Juan Valdez. Que cómo así que la gente paga todo eso. Que por qué van. Que son unos descarados. Que no saben en qué tirarse la plata. Que son snob. Obviamente no se quedaron con la aguapanela y empezaron a criticar a los que van a Starbucks y pagan un capuchino de 8 mil. Esos también son arribistas, snobs, descarados. «Deberían perder el derecho al voto por malos ciudadanos».
Yo les pregunto a los que critican: ¿que una persona que no conocen vaya a Starbucks les afecta en algo? ¿La plata es suya? ¿Ustedes le pagan el sueldo? ¿Son ustedes tan omnipotentes que sienten un chuzón en el jopo cuando alguien compra un frapuchino de más de 5 mil pesos? Si es así, francamente los admiro por tener semejante poder mutante y los compadezco porque debe ser jartísimo que le pique a uno cada 3 minutos. A menos que el poder solo tenga un radio de alcance en el barrio. La verdad no tengo super-poderes entonces no sé cómo sea la vaina. Ahora, si alguno tiene ese problema y le afecta, le recomiendo ir a la Escuela Xavier para jóvenes super dotados. No sé dónde queda, pero me han dicho que es buenísima.
Deberíamos fijarnos más en la plata que se gastan los políticos (que es nuestra plata de impuestos) que si una persona que no conocemos se compra una bebida en una tienda. Pero no lo hacemos. Muy bien.
Analicemos. ¿Por qué una persona va a un Starbucks o a un Juan Valdez, en lugar de echar tinto donde la señora del carrito? Si se tratara solo del tinto, les aseguro que la mayoría nos iríamos donde la señora del tinto. ¿Y qué pasa si un día se aburrieron y les dio por pedir capuchino? Esas cosas pasan, no solo de tinto vive el hombre. No está tan fácil que doña Tere tenga la máquina debajo de los termos. No es crítica, no me malinterpreten, es simple y cruda realidad. Y si la tuviera, hacerle mantenimiento a la máquina cuesta, y la electricidad, y ya no puede ser en el carrito sino que toca en un local, por el que tiene que pagar administración. Y el IVA. Sí, la señora de los tintos no paga impuestos. Resulta que la gente que va a Juan Valdez también va a hablar con los amigos o a hacer negocios, o sea que hay que buscar un lugar para sentarse.
O lo que cada vez sucede con más frecuencia: la gente lleva sus portátiles porque va a trabajar, y la mayoría quiere conectarse a Internet. De nuevo: Doña Tere no tiene wifi en el carrito. Esos no son termos/router. Pero supongamos que sí tiene Wifi, y lo comparte desde el celular. ¿Usted cree que ese plan de datos se lo regalan a Doña Tere? ¡Pues no señores! Eso cuesta (y con la Reforma ahora cuesta más). Así que el tinto ya no puede valer 1.000 pesos.
Entonces dejémonos de pendejadas y de tanta criticadera ridícula. Si usted es de los que critican a los que van a Starbucks o Juan Valdez, piense de nuevo ¿en qué le afecta a usted? Segundo, el café que uno se toma es accesorio, es la excusa. Uno va a charlar, negociar, comer almojábana de 5 mil pesos (que me parece carísima y por eso no la pido, pero tampoco critico al que la compra) y a conectarse a Internet. ¿Cuál es el berraco problema? Según estudios, el ruido que se hace en un lugar como un café ayuda a concentrarse. Es el equivalente al ruido que hace una ducha (por eso a veces se nos ocurren grandes ideas mientras nos bañamos, les hablo en serio).
Esas personas que sufren y critican a los que van a una tienda a comprar algo que quieren comprar… ¿a qué hora trabajan? ¿Se paran en frente de los Starbucks del mundo con una pancarta y les echan la madre a los que entran por arribistas? ¿Los escupen por tomarse un café mientras los niños del África mueren deshidratados? Hombre… sí, hay niños muriendo de hambre (triste y muy cierto), pero cada quién verá en qué se gasta su cochina plata. No jodan tanto.
Y ya que hablamos de criticar y de atacarnos entre todos… pasemos al toreo. Hay algunas personas que disfrutan del toreo. Disfrutan ver cómo una persona somete a diferentes dolores a un toro hasta causarle la muerte. ¿Retrógrado? Sí. ¿Medio bárbaro? También. Me parece una práctica triste, pero las opiniones son tan distantes que a estas personas les parece un arte. Para mí el toreo es comparable con el circo romano, solo que acá las víctimas no son cristianos contra leones, sino toros contra españoles (o aspirantes a serlo). Es un gusto que no comparto, es una actividad que no comprendo. Pero no por eso voy a encenderlos a piedra.
Miren, uno puede opinar lo que quiera, puede decirlo públicamente, tratar de convencer al otro de que piense diferente, pero de ahí a romperle la cabeza y mandarlo al hospital hay un abismo. Pedir un alto a la violencia contra los animales siendo violentos con los demás es el discurso más doble-moral del planeta y sus alrededores. Es tan ridículo que da hasta pena ajena.
Hago una aclaración antes de que me tilden de vaya uno a saber qué: No todos los que fueron a protestar son agresivos, lamentablemente fueron ellos los que dañaron la protesta de los que fueron en onda pacífica. Tampoco podemos ignorar que algunos de los que fueron a ver la corrida se dedicaron a torear a los animalistas, quienes empezaron a ver todo rojo y perdieron los estribos (y que los puristas me perdonen la mezcla rara de toro con jinete, en todo caso dispensen). Al parecer la doble moral nos rodea, señores. Y cada vez se ve más. Mejor dicho corran porque de pronto eso se pega.
No puedo cerrar el tema sin mencionar que allá estuvo pescando en río revuelto el redentor de la clase obrera, el terror de las mafias burguesas, el Quijote criollo, nuestro querido prócer Gustavo Petro. Por supuesto acompañado de Sancho Panza, el distinguido y elegante Hollman Morris. No podían dejar pasar semejante papayazo y decirle a la gente que el actual alcalde fue quien abrió la Santamaría. ¿Cuántas veces ha dicho Peñalosa que está en contra de los toros? ¿Cuántas veces se dijo y se repitió que tocó abrirla por una orden de la Corte Constitucional? Pero claro, como acá ser mentiroso es normal, allá estuvo Petro diciendo:
O alborotando el avispero. Y eso que se supone que él odia «la tergiversación de la información por parte de los medios mafiosos». Qué ganas de hacer camorra tiene.
Mejor dicho, y para terminar. Que proteste el que quiera protestar, pero pacíficamente. Y que haga oposición el que quiera hacerla pero, de por Dios, tenga la decencia de hacerlo sin decir mentiras.
La banda sonora de la semana no podía ser otra.
Algunos me han dicho que quieren comentar pero no han podido crear usuario en El Tiempo. Aunque la idea es que se registren acá, si por alguna razón no pueden les dejo un enlace en mi blog personal para que comenten, ya sea esta entrada como el video de La Patria Boba. La entrada en OmarGamboa.com
La semana pasada inicié clases en el Externado. Este semestre me tocó un grupo muy bonito, con gente muy pila y con ganas de aprender; así dan muchas ganas de enseñar. La verdad siempre he tenido esa suerte.
Como cada semana, les comparto la última entrada del Blog Soy Anónimo, que esta vez habla sobre sexting. Acá la encuentran.
Gracias a todos los que se han suscrito a La Patria Boba. Es un proyecto personal, hecho en los ratos libres. La verdad es que me divierto mucho haciéndolo y más con los comentarios que me han llegado. Los que quieran compartirlo entre sus contactos me harían un gran favor. Como se imaginarán, en Youtube es importante la cantidad de reproducciones, así que mientras más haya, mejor para el canal. La idea es seguirlo haciendo mucho tiempo y cada vez con mejor producción. De hecho, hay varios que se han ofrecido a ayudarme con los libretos. Muy bacanes, ¿no?
Pero bueno, no más carreta. Los dejo porque se me enfría el pan de chocolate y el capuchino que pedí acá en Starbucks. ¡Chau!
Todas las entradas, están en: http://blogs.eltiempo.com/marmotazos/ O si quieren que les llegue al correo cada vez que se publica un Marmotazo, en el botón «Seguir a este blog +” que encuentran al comienzo, bien arriba, tienen la opción y no se pierden ni una.
Pero si quieren les recomiendo algunas entradas anteriores: “La verdad de la vida en pareja“, “Sal con alguien valiente“, «¿Rato o amanecida?«.
También estoy en Facebook, Linkedin e Instagram. Y me encuentran en Snapchat como gamboaomar.
Seguir a @omargamboa