Estamos viviendo tiempos de un cambio muy fuerte en la humanidad, eso todos lo sabemos, lo vemos, lo vivimos. Y es muy emocionante saber qué está pasando. Cuando nacimos (sobre todo los que ya tenemos varias décadas encima) lo más digital en el mundo eran nuestros dedos. Ya estamos llegando al punto de no usar nada físico, de no imprimir documentos, de no tener la música en un CD, en un acetato o en un cassette. Digo «estamos llegando» porque aunque las tecnologías ya existen, no todos estamos ahí.

Hay empresas y personas a las que aún les da un paro mental cuando les cambias algún proceso. Empresas que todavía piden firmas autenticadas en notaría, que piden imprimir documentos para firmarlos, fotocopias al 150%, y así. Y si les preguntas si puedes enviar algo por correo electrónico se les funde alguna neurona. No tienen ni idea de la Transformación Digital que está viviendo el mundo. Algunos, incluso, lo ven como una amenaza, en lugar de notar que eso les ahorra un montón de tiempo y de dinero. Imagínense que ya uno no tenga que comprar resmas y resmas de papel porque todo se va por correo electrónico. Que ya uno no tiene que imprimir el contrato sino que lo puede compartir en la nube, que las correcciones se pueden hacer sobre el mismo documento, todos al mismo tiempo, y que se pueden firmar digitalmente. Se ahorra mucho dinero y, sobretodo, tiempo (que también es dinero).

Ya no tenemos ni que bañarnos para salir a la oficina porque existe el teletrabajo. Uno puede hacer videollamadas y trabajar con alguien al otro lado del planeta como si estuviera acá al lado. Germán, uno de mis socios, vive en Argentina y hablamos a diario, como si estuviéramos en la misma oficina. Hablo más con él que con mis primos. Es más, a Germán nunca lo he visto en persona y si algún día nos conocemos no será por necesidad sino para celebrar algún gran contrato. Quiero ir a visitarlo, solo por eso, por el gusto de saludarlo e invitarlo a unas buenas cervezas en Puerto Madero.


El mundo está avanzando tan rápido que se siente vértigo. Y no se imaginan todo lo que falta por venir. Por ejemplo, en transporte no habíamos tenido una revolución tecnológica desde hace mucho tiempo. Los carros de hoy son básicamente lo mismo desde hace décadas. O eran, porque ya estamos viendo la revolución de los carros eléctricos. Créanme, eso va a revolucionar profundamente la manera en que vivimos. Ya no se irá a tanquear a la estación (ni gastaremos en petróleo) sino que todo será por energía eléctrica, por energías renovables. Ahí es donde Colombia tiene que ser muy inteligente y dejar de ser oleo-dependiente, pero ese es tema para otro marmotazo. Algo de eso mencioné en «La Patria Boba«.

El caso es que uno ahora va a sacar un cable del carro y lo va a conectar a la pared para cargarlo. Como con los celulares. Casi que lo primero que uno hace cuando llega a algún lado, a la casa de los amigos, a la oficina, etc. es buscar una toma para conectar el celular. Pues uno va a llegar a la oficina a conectar el carro. O por la noche en la casa. Y lo bueno de eso es que ya los carros no van a contaminar tanto, no nos llenarán de humo negro esos buses del SITP por la 10.

Otro cambio es que los carros ya no van a sonar casi, así que reduce un poco la contaminación auditiva (lástima que no se les pueda quitar el pito a las busetas y los taxis, pero bueno). Los que me siguen en redes sociales quizás supieron que estuve en Nueva York viendo la carrera de la Fórmula E (como la Fórmula 1 pero con carros eléctricos) y vi una de las carreras. En mis redes compartí imágenes de una carrera, compartí la entrada a boxes, cómo son las escuderías… (eso es lo bueno de seguirme en redes, que conste que les aviso). En fin, muy emocionante. Me dejaron entrar a pits, entrevistar a algunas personas, escuderías, ver cómo arman los monoplaza. ¿Saben qué recordé viendo la carrera? Cuando pasan los carros, no suenan casi y recordé la carrera de StarWars Episodio I, jajaja. Así suenan. Muy bacano. Y uno en pantalla va viendo cuánto porcentaje de batería le queda al carro, como con el celular, que cuando ya está rojo uno sale corriendo como si se fuera a acabar el mundo, con cable en mano a ver dónde se conecta. La misma vaina, pero con carros a 200 km/h.

También estuvimos en la carpa de Enel (el grupo italiano de Energía Eléctrica), donde nos contaron cómo es la tecnología detrás de la energía eléctrica. La Fórmula E, en últimas, es el laboratorio más grande y exigente para los vehículos eléctricos. Acá es donde les exigen al máximo y todo ese aprendizaje lo aplican luego en los carros comerciales, los que ustedes y yo podremos comprar algún día. Nos contaron cómo con paneles solares cargan lo suficiente para que la Villa Eléctrica funcione (como la llaman, e-Villa). Cargan los boxes de las escuderías -computadores, luz, etc.-, los motores de los monoplaza y hasta los celulares de los invitados como yo. Y se han vuelto unos duros optimizando recursos, para que no se desperdicie prácticamente nada.

En el marco de la carrera tuvimos una conferencia llamada #EnelFocusON con expertos en innovación. Ahí debatimos sobre el futuro de las ciudades, cómo ahora deben ser autosostenibles, cómo debemos ser inteligentes a la hora de diseñar la infraestructura y cómo usar la energía sin desperdiciar tanto. Uno no se pone a pensar cuánta energía despilfarra tontamente. Ahora con las energías renovables y con la consciencia ecológica ya lo estamos pensando más. Y Enel junto a Codensa (una de las empresaas de distribución de energía en Colombia) están trabajando fuerte en eso acá en Bogotá. La idea es poner puntos de carga por la ciudad, incentivar la compra de carros eléctricos (ya hay taxis y un bus eléctrico con el que se hacen pruebas). Me contaron que ya hay medidores inteligentes. Yo no tenía idea. «Pero Marmota, ¿cómo así que inteligentes? ¿Me harán la tarea de física en la universidad?» se preguntarán ustedes.

Los medidores inteligentes tendrán la capacidad de decirle a uno, en tiempo real, cuánta energía está gastando. Le dirán qué sector de la casa gasta más energía, qué horarios son los más críticos, hasta nos dirán en qué podemos ahorrar. Podríamos, por ejemplo, tener tarifas dinámicas, para incentivar el ahorro o para desestimar el despilfarro. Buenísimo (aunque para que eso pase dependemos mucho de regulaciones, más que de la tecnología. Ojalá nuestro gobierno dé la talla al respecto).

Yo no sabía del esfuerzo que están haciendo el Grupo Enel y Codensa en Bogotá, su intención es lograr que Colombia sea líder en sostenibilidad y gestión de energías limpias en Latinoamérica, cosa que me parece buenísima. La innovación se siente en el aire. En el aire más puro. Y viene con toda.

@OmarGamboa


En la entrada de la semana pasada me hicieron notar que no había dejado video. Qué falta de todo de mi parte, ahí perdonarán. La canción de la semana es «Electric Blue» de Arcade Fire.

Ustedes saben que siempre procuro recomendarles eventos, películas, canciones, etc. Bueno, les cuento que estoy invitado a dar un taller de Redes Sociales en el 2º Congreso de Salud Electrónica eSalud. Les dejo la info para los que quieren ir, sobretodo si pertenecen al sector Salud. Los que están en este sector deberían inscribirse en todo el congreso. Acá está el sitio del evento.

 

También les cuento que me invitaron a la premier de la película Valerian. Pero de eso sí les cuento en mis redes sociales. Y por si de proooonto alguien se pregunta «¿y este tipín dónde tiene sus redes sociales?» o alguno quiere hacerme comentarios sobre esta entrada o lo que se le venga en gana, me encuentran en TwitterFacebookLinkedin e Instagram.

Nos leemos la próxima semana. ¡Chau!

Ah, los dejo con la banda sonora de la semana.


Algunas entradas anteriores: «Le pasó a un amigo: El bombón«, «No es cuestión de enamorarse«, «Duyu espiquinglish?«.