El día del debut de la Selección Colombia en el Mundial de Rusia, el día en que perdimos contra Japón después de que medio país estaba esperanzado en unirse bajo una misma bandera llena de felicidad y celebración, ese mismo día se rotaron videos de hinchas japoneses limpiando el estadio. Eso no es noticia porque ellos suelen hacerlo, pero aunque no sea noticia sí es admirable y nos deja una gran lección.

Tristemente ese mismo día se volvió viral un video de un colombiano que se grabó haciéndoles «un chistecito» a un par de japonesas, a quienes les estaba enseñando español, con frases como «soy una perra» o «soy la más puta» (sic) y por supuesto el país se indignó. No voy a compartir el video acá porque ya fue MUY difundido en redes sociales y en televisión. Si usted no sabe de qué video le hablo y es colombiano, le cuento que es uno de los poquísimos que no entró a Facebook o Twitter, ni vio televisión desde que se acabó el partido. Si usted es uno de esos, quizás siga entusado por el partido y no lo culpo. Pero creo que prácticamente nadie se quedó sin verlo. Yo entré a Facebook 10 minutos y vi que lo compartieron (sin mentirles) 15 veces. Y vi que fue noticia en prácticamente todos los canales nacionales. Me atrevería a decir que es uno de los videos más virales de Colombia en los últimos años, quizás más que el tristemente célebre «usted no sabe quién soy yo».


¿Y saben por qué se volvió tan viral? Porque todo Colombia se indignó. Seguro el editor de cada canal de noticias, de cada medio de comunicación se indignó igual y dijo «publiquemos». La cancillería emitió un comunicado al respecto. LA CANCILLERÍA. Colombia no se indignaba tanto desde que Betty se enteró de que el amor de Armando era una apuesta con Mario.

Vi a varios contactos en Facebook pidiendo que se hiciera pública la identidad de semejantes trogloditas, o propusieron hacer una campaña exigiendo al tipo hacer un video disculpándose, y otros más pidieron deportación. Algunos pidieron que los manden a vivir a Venezuela (qué triste que ahora eso se vea como un castigo). Si mal no estoy, a la hora de escribir esto (11 PM) ya se supo el nombre del autor del video y de la broma. Por supuesto se volvió personaje nacional y cuando regrese a Colombia lo van a encender a groserías y ofensas cuando menos. Dios quiera que no se llegue a lo físico porque capaces somos.

Yo creo que a este señor jamás se le pasó pensar que su chascarrillo iba a volverse algo tan importante en Colombia. Jamás se imaginó que iba a salir en prime time haciendo chistes a un par de japonesas que se encontró en Rusia (aclaro, que ese tipo de humor me parece facilista y que el tipo es un grosero de aquí a Moscú). Yo me imagino que el man grabó el video y se lo envió a sus amigos por Whatsapp, algún grupo de esos en los que todos estamos; dudo mucho que él mismo lo haya subido a redes sociales. Seguro fue un chiste interno (de hecho, si mal no estoy, un humorista colombiano hizo algo parecido en Caracol TV). Y creo que los familiares del tipo se sienten avergonzados, algunos hasta negarán conocerlo. Pero, aceptémoslo, muy probablemente él solo quería hacer un chiste entre sus amigos (no lo estoy justificando), con tan «mala suerte» que alguno de sus co-gruperos lo compartió (porque le pareció chistoso o porque le pareció indignante) y ahí fue Troya. Como pólvora en tierra caliente esa vaina se encendió y ya no hubo poder humano que lo detuviera. Alguien lo hizo público y ZUÁKATE que te volviste noticia nacional, caso de estudio, y eres usado como mal ejemplo en los salones de clase de los jardines infantiles de todo Colombia.

Me parece bien que ese tipo de comportamientos indebidos se sancionen, me parece bueno que la sociedad se auto-regule, que la gente sea tan crítica ante estos comportamientos. Ojalá lo hagamos siempre.

Ojalá reaccionáramos igual de fuerte y pidiéramos renuncias cuando nos enteramos que un político se está robando presupuesto de la nación, el departamento o la ciudad.


Ahora bien, ¿cuántos de los indignados (con justa razón) se pueden auto-evaluar y afirmar que tienen toda la autoridad para crucificar moralmente a este señor? ¿Cuántos de los que lo compartieron y se rasgaron vestiduras están libres de culpa? Porque la piedra ya la tiraron.

Hagamos el ejercicio serio. Háganlo en privado, a conciencia: ¿Cuántos se indignaron cuando supieron la noticia? Estoy seguro que la mayoría. ¿Cuántos además de indignarse lo compartieron en redes o se lo mostraron a alguien que tenían al lado? ¿Cuántos de los que se lo mostraron a alguien lo hicieron porque les pareció chistoso? Supongo que no muchos. ¿Cuántos vieron al comediante por Canal Caracol y se rieron de eso? Imagino que muchos.

Si hubiera sido un amigo de ustedes que lo envía al grupo de Whatsapp, en privado, ¿se habrían indignado igual o ahí sí era chistoso? Si no se entera media Colombia de eso, ¿les habría parecido igual de terrible? ¿O fue porque salió en noticias? Seamos sinceros.

Vamos más allá: ¿Cuántos de los indignados en redes sociales fueron igual de buenos ciudadanos y de perfectos el domingo y lunes que acaban de pasar? ¿Cuántos de ustedes se consideran tan íntegros que NUNCA han ofendido a alguien públicamente? Supongo que muchos son así de decentes. Supongo que jamás le dirían a groserías a alguien en la calle. ¿Y en Redes Sociales? Porque eso es prácticamente lo mismo. De hecho es peor porque hay más gente leyéndolos en redes que viéndolos en la calle. La diferencia es que en redes no dan la cara, al menos en Twitter. ¿Cuántos de ustedes trataron de traquetos a los seguidores de Iván Duque? ¿Cuántos trataron con groserías y ofensas a los que votaron diferente a ustedes en las elecciones de este año? Porque eso es de lado y lado.

Es más, ¿cuántos de ustedes vieron cómo algún amigo ofendió a otro pero se quedaron callados porque… «pues es que es mi amigo»? Déjenme decirles que quedarse callados ante las injusticias es, en últimas, ser cómplice de ellas. Callar ante las ofensas es permitirlas. Ni hablar de celebrarlas. No tienen idea la cantidad de mensajes groseros y ofensivos recibió Sergio Fajardo por no «adherirse» a ningún bando. ¿Así de decentes somos? ¿O es que somos doble-moralistas?

Que un político robe poquito NO está bien. Robar es robar. Que un político pida plata para aprobar un contrato está mal, aunque el beneficiado sea yo. La corrupción es de lo peor que hay en este país, y muchas veces eso empieza por nosotros. Evaluémonos.

¿Cuántos de ustedes justifican sus acciones indebidas con un «es que no me va a joder a mí» o «si no es él soy yo»? ¿Cuántos de ustedes son capaces de hablar mal de otro por el simple hecho de que les cae mal, aunque no les haya hecho nada malo a ustedes? ¿Cuántos de ustedes justifican las groserías que algún «troll» hace en redes sociales en contra de otro? ¿Cuántos de ustedes están dispuestos a mentir con tal de quedar bien con alguien? ¿Cuántos de ustedes se sintieron ofendidos y están pensando en echarme la madre en un comentario?

Hablemos por unos instantes del otro caso, de los que metieron trago a un estadio. Me parece importante que sancionemos (moral, legal, social o como sea) las malas acciones. Alguien metió trago ilegalmente a ese estadio y se lo celebran, como se puede ver en el video que fue viral en redes.

Uno de ellos resultó ser empleado de Avianca, por supuesto la empresa lo despidió con toda la justificación del caso, y emitió un comunicado al respecto, que les comparto acá. Ahí ya no hay nada qué hacer. Estoy de acuerdo con la sanción, no podemos andar tolerando hechos de ese estilo.

Según entiendo, él afirmó que se encontró a unos amigos en el estadio, así casual, y ellos le ofrecieron trago. Honestamente, si yo me encuentro a unos amigos al otro lado del mundo y me ofrecen trago, yo acepto y me les tomo un trago. ¿Cuántos de ustedes NO habrían aceptado? Ahora súmenle que a alguien le dio por grabarlo y compartirlo. Yo no sé si ese video que subimos está completo, pero lo que ahí dicen es «burlada la seguridad rusa». No sé si antes de eso el man dijo «Mis amigos son la tapa, vea lo que hicieron: Burlada la seguridad rusa». Yo lo habría podido decir y ahorita yo estaría en la picota pública, habrían dicho que el man escribe en El Tiempo, que tiene una agencia de influenciadores y me habría jodido, por pendejo.

Lo que me parece importante resaltar de todo esto es que debemos ser correctos, sin importar dónde estemos, si me graban o no, si hay un policía cerca o no. ¿Cuántos no hacen un cruce prohibido o la U que no se puede porque no hay policía cerca y «nadie se va a dar cuenta»? ¿Cuántos no se cuelan en Transmilenio con cualquier justificación estúpida»? Y que, por otro lado, debemos ser menos tolerantes con estos comportamientos. Que lo haga un amigo que me cae bien no lo hace menos grave.


Entonces no me vengan con pendejadas. No seamos tan doble-moralistas y no vengamos a criticar a un imbécil grosero (porque lo es) cuando nosotros mismos permitimos la grosería en otros contextos. La grosería no es menos grosera porque sea pública o no. No tiene justificación alguna ser groseros con nadie, ni con candidatos políticos, ni con sus seguidores, ni con el peatón que nos pide que respetemos la cebra, ni con el otro conductor que nos pide que no armemos trancón. Gritarle a alguien «no sea sapo» no es ser decente. Querer perjudicar a otro en los negocios no es ser decente.

Yo desprecio (y lo digo en todo el sentido de la palabra) a las personas que se aprovechan de los demás. Me indigna ver que alguien abuse de su posición de poder y busque joder al otro. Me indigna la gente sin palabra, la gente que es capar de hundir al otro solo por beneficio propio. Eso es ser cochinos, ser malas personas.


Ya respirando hondo, voy a tratar de dejar un mensaje positivo, como siempre procuro hacerlo aunque no siempre logro. Tratemos de ser mejores personas, pongámonos la mano en el corazón y actuemos correctamente sin tratar de perjudicar al otro. Dejemos de pensar solo en nosotros y pensemos en sociedad. Pensemos que no vivimos solos en este país. Pensemos que si nos colamos en una fila le estamos quitando el puesto a alguien más. Pensemos que si metemos un billete falso estamos perjudicando a otro que quizás necesite la plata más que nosotros. Pensemos que si hacemos doble fila en un trancón estamos perjudicando a alguien que va tarde al trabajo y por culpa nuestra no puede seguir derecho. Pensemos que si empujamos a alguien en Transmilenio lo podemos estar maltratando, pensemos que si dejamos bajar a la gente nos podemos subir más rápido. Pensemos que ser buena persona no es lo mismo que ser «vivo», que tener «malicia indígena» en muchos contextos lo entendemos como algo negativo y lo celebramos.

No busquemos la trampa, no busquemos joder al otro, tratemos de vivir en paz, con nosotros, con el vecino, con el que está compartiendo el mismo trancón que nosotros, con el que está sufriendo el mismo cansancio en el bus. Ayudémonos entre todos. Por favor.

@OmarGamboa


Les cuento que el próximo miércoles 27 vamos a hacer un conversatorio con tres grandes personas del mundo del marketing digital y hablaremos del futuro del Marketing de Influencia, lo vamos a transmitir por Facebook Live, para que estén pendientes. Si hay alguno interesado me puede seguir en Facebook que ahí comparto el enlace. O si alguno quiere asistir (será en las oficinas de TrendHouse Influencers, en WeWork de La 93), escríbame y miramos cómo hacemos.

Gracias por leerme siempre, aunque me demore tanto en escribir. Un abrazo para todos.


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