En el #Marmograma pasado les contaba que estaba siendo un año especialmente difícil para muchos, y particularmente para mí . Había sido muy complejo en términos económicos, las cosas no siempre salen como esperamos.
También les hablaba de la importancia de hacer las cosas, y si nos da miedo, ¡pues las hacemos con miedo! Sin embargo, en muchas ocasiones necesitamos ánimos y no siempre los tenemos .
Tengo pendiente hablarles de las cosas que hago para animarme (prometido en una próxima entrada), porque el estado de ánimo influye muchísimo en las tareas de un emprendedor .
Lamentablemente, debemos tener una gran fortaleza mental y una tolerancia a la frustración altísima .
(Si te da pereza leer, también lo puedes escuchar)
Pero al final, a todos nos sirve un porrista . Necesitamos a alguien que nos anime, que nos diga: “¡Sí, puedes hacerlo, tranquilo, ya lo has hecho antes!” Alguien que nos dé ese empujón, porque no siempre podemos hacerlo por nosotros mismos.
Recuerdo cuando empecé a emprender, mi novia en ese momento me decía que necesitaba que me estuvieran haciendo porras todo el tiempo. Al principio me sentí culpable con el comentario, incluso después de terminar pensaba mucho en eso .
Hasta que un día me dije: “¡No seamos tan idiotas!” , ¡claro que necesito porristas! Qué bueno tener a alguien que me ayude, que me anime y que me recuerde las cosas que he hecho y las cosas que puedo hacer . Porque hay días en que uno simplemente no lo logra y eso es normal.
Así que, si no tienes a alguien que te anime, ¡intenta buscarlo! Sé que no es fácil, no se encuentra a la vuelta de la esquina, pero se puede.
Hay quienes pagan por eso, por eso existen los coach. Ahora, cuidado, porque hay mucho humo detrás de eso . Yo odio todo ese rollo de “manifiéstalo” y “sé positivo, así lo vas a lograr”. Eso para mí es basura.
Creer en algo no significa automáticamente que lo vas a lograr. Hay que trabajarlo, hay que hacer las cosas . Yo soy de los que cree en hacer el 1% todos los días (y lo hago), porque al final, de uno por ciento en uno por ciento, se completa el resultado. Aunque no siempre tengo los ánimos necesarios. Simplemente hay que buscar esa motivación .
Si un día no lo logras, no está mal, no te sientas mal. Simplemente ese día no trabajas.
De hecho, también es muy importante descansar . Hay que tratar de descansar. Yo era de los que trabajaba 24/7, sin prestar atención, ni interactuar con nadie, pensando que así sería más eficiente. Pero eso no es sostenible, hay que descansar.
Sin embargo, también es crucial buscar esa motivación, encontrarla y no sentirse mal por necesitarla.
Si tienes a alguien que te anime, ¡valóralo mucho! Si no lo tienes, está bien que lo intentes buscar. De hecho, aunque soy de esos a los que les cuesta mucho pedir ayuda, varias veces que la he pedido me han sorprendido varias personas que no esperé que me ayudaran.
Incluso, si mi situación mejoró radicalmente, se debe (creo yo) a que algún día me senté con mi hoy socio, Felipe Beltrán, y le confesé que estaba pasando por un momento difícil. Unos meses después el man apareció con una propuesta de negocio, y acá andamos dándole a eso, junto a mi otro socio y ahora amigo, Carlos Echeverry.
Y la vida me cambió totalmente.
Pero volviendo al tema, aunque insisto en que no hay que depender enteramente de alguien más para lograr nuestras metas, sí es bueno contar con ese apoyo de vez en cuando.
Por supuesto, también podemos ser nuestros propios porristas, animarnos a nosotros mismos.
Últimamente, eso era lo que me estaba fallando. Me la paso tratando de recordar las cosas que sí he hecho y mirar el camino recorrido, que no es corto. A veces, al mirar hacia atrás, nos damos cuenta de todo lo que hemos avanzado y eso puede ser suficiente para motivarnos o, al menos, decir: “¡Sí, se puede! ¡He avanzado antes y puedo seguir haciéndolo!”
En conclusión, todos necesitamos una porra de vez en cuando, ya sea de nosotros mismos o de alguien más. No está mal aceptarlo y buscarlo.
No creo que basta con pensar que creer es poder, porque a punta de pensamientos no se hacen las cosas. Obvio tampoco es cierto eso de que el que es pobre es porque quiere. ¡Eso es absurdo! A mí Tony Robbins y sus secuaces me producen inquina.
En resumen, aceptar que necesitamos a alguien que nos anime y aprovecharlo, nos ayuda muchísimo. No siempre lo tenemos, no siempre podemos depender de eso, pero de vez en cuando está bueno tener un porrista. Con pompón y todo. Y faldita, si quieren. Ya depende de si Felipe y Carlos se la quieren poner.
Este es mi mensaje de hoy, mi reflexión en este momento. Estoy probando un nuevo formato para los Marmogramas, un poco más de reflexión, sin tanta estructura ni tanto estudio ni cifra. Algo más desde el corazón.
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¡Un abrazo bien grande! Ánimo, porras y falditas.
Happy porring,
PD: Este “episodio” arrancó como podcast, y utilizando Inteligencia Artificial lo volví Marmograma. Ahora me demoro como 20 minutos nada más (antes me tomaba más de una hora). ¿Qué opinas? Quedó razonablemente bien, ¿no? Me encantaría que me des tu opinión respondiendo este correo. Así de chévere.
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