Tres días después de la conclusión de la primera grande del año, seguimos escuchando hablar en la calle, en los pasillos, y en cualquier parte del país de ¿por qué Nairo no ganó el Giro? Y la respuesta es sencilla, NO SE PUDO.
Una carrera muy disputada en la que el boyacense entregó todo lo que tenía hasta el último día, pero en su camino se encontró con la mejor versión del corredor holandés Tom Dumoulin, al que sin duda el recorrido con casi 70 km de contrarreloj individual le favorecía como a nadie.
No se ganó el Giro, ¿y qué? ¿Deja Nairo Quintana de ser el ciclista más grande de la historia en Colombia? ¿Se acabaron las carreras que él podrá ganar?, pues la respuesta a todos los interrogantes es un rotundo NO. Nairo tiene muchos años por delante para seguir disputando y ganando las carreras más grandes del calendario internacional y para pensar en coronarse como el primer colombiano en obtener un Tour de Francia. Tal vez no sea este año, habrá que ver cómo su organismo se recupera del esfuerzo de estas tres semanas, pero podría apostar que ese título llegará de su mano para el país.
El ciclismo colombiano pasa por su mejor momento sin duda, de ahí que todos quieran opinar y enterarse de lo que pasa con los nuestros, gente en la calle que se emociona viendo las carreras, las narraciones y los detalles en cada etapa, niños con la ilusión de un día ser como Nairo, Gaviria o Chaves.
Pero esa misma emoción y alegría desbordada cuando se dan los resultados, conduce a que los «nuevos fans» del ciclismo empiecen a juzgar a nuestros ciclistas, sin tener los argumentos suficientes para hacerlo. Es por esto que quiero invitarlos a seguir disfrutando, a emocionarse con cada pedalazo, pero también a entender que no siempre se puede ganar.