A inicios de este mes Canadá, Estados Unidos y México acordaron reemplazar el acuerdo TLCAN (NAFTA) con el tratado Estados Unidos – México – Canadá (USMCA).

Luego de más de un año y ocho rondas de negociación  entre los equipos de Canadá, Estados Unidos y México, se llegó a un nuevo texto que reemplazará al TLCAN, acuerdo que se encuentra vigente desde 1994. Este nuevo acuerdo ha sido denominado USMCA (United States – Mexico – Canada Agreement). México se encuentra en proceso de definir su nueva denominación en español.

Al respecto de este nuevo texto-tratado nuestros aliados de Public Citizen (Organización de la Sociedad Civil estadounidense) han compartido una interesante reflexión y nos ha autorizado para traducirla y compartirla con las y los lectores en español:

El texto de propiedad intelectual del TLCAN renegociado está disponible aquí: https://ustr.gov/sites/default/files/files/agreements/FTA/USMCA/20%20Intellectual%20Property.pdf

Las reglas revisadas restringirían aún más los presupuestos de atención médica, contribuirían al sufrimiento de las personas, a incrementar las dificultades económicas familiares, y probablemente les costarán la vida a las personas.

Las reglas van mucho más allá del texto original del TLCAN en sus protecciones de patentes y exclusividad, patrocinadas por el gobierno, para el control de monopolio de medicamentos necesarios. Su propósito es prevenir la competencia genérica en medicamentos nuevos y caros; ayudar a las corporaciones farmacéuticas a mantener elevados los precios de al menos algunos medicamentos nuevos por más tiempo.

Canadá y México deberían sentirse avergonzados por aceptar tales términos. Al menos en lo que respecta a proteger el acceso de sus propios pueblos a los medicamentos y la salud. México y Canadá no hicieron frente al acosador de América del Norte.

Esto es especialmente triste dado que solo han pasado tres años desde que once países, incluidos Canadá y México, rechazaron muchas de estas mismas ideas en las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico, esa fue una victoria importante para la salud; esta es una derrota algo menor.

Las reglas revisadas son peores que el TLCAN original, ya que requieren, entre otras medidas perjudiciales:

 Peter Maybarduk | Public Citizen

pmaybarduk@citizen.org

Luego de ser aprobado por los grupos negociadores y ser remitido a los Congresos de los países firmantes, la primera en reaccionar frente al texto fue la Asociación Canadiense de Productores de Genéricos (CGPA por sus siglas en inglés).

Lo primero en resaltar por este grupo fue el hecho de que Canadá no estuvo presente durante las negociaciones de los textos entre Estados Unidos y México, de los que resultan disposiciones perjudiciales. Dichas disposiciones contenidas en el USMCA retrasarán la presencia de los medicamentos biológicos biosimilares en el mercado.

Para los canadienses este no es un tema menor, recientemente se realizó una encuesta que reveló que de cada cinco canadienses cuatro consideran que es importante que las negociaciones de los acuerdos comerciales no deben demorar el acceso de los canadienses a versiones más asequibles de medicamentos biológicos costosos. La misma cantidad de canadienses consideró que es importante que el acuerdo no cree nuevas barreras para la implementación del National Pharmacare en Canadá.

Los resultados de este nuevo texto en cada uno de los países son un tema crítico para todo el mundo. Las decisiones tomadas por estos tres países tendrán un fuerte impacto y peso en la política internacional relacionada con la propiedad intelectual en el campo sanitario. Las concesiones realizadas por los países frente a la extensión de los tiempos de patentes, patentes de segundos usos y protección de datos, no solo perjudicarán a los sistemas de salud de cada nación firmante y sus ciudadanas y ciudadanos, sino que buscarán ser impuestas a otros socios comerciales de dichos países alrededor del mundo.

Estaremos atentos a la evolución de esta decisión de impacto global e instamos a los grupos de la sociedad civil de estos países a actuar ante sus congresos para proteger su derecho fundamental a la salud frente a los intereses comerciales de las grandes corporaciones farmacéuticas y sus países.