Tengo la sensación de conocer personas que descontentas con su pasado deciden, así sin más, inventarse uno que nunca vivieron. Y no estoy hablando de interpretaciones.
No. Estoy hablando de episodios de vida completos, en los que el personaje central de la historia – por lo general ellos o ellas mismas – viven y experimentan cosas que en realidad son falsas. Hablan de cursos que tomaron, profesiones que practicaron, actividades que realizaron, que no se dieron. Nunca sucedieron.
Los que conozco, creo yo, lo hacen para sustentar una imagen que están creando de si mismos en el hoy para la cual necesitan un pasado mas interesante al que realmente tienen.
En la mayoría de los casos comparten sus “nuevas memorias“ con personas mucho mas jóvenes que ellos, o con aquellos que nada tienen que ver con sus amigos o familiares mas cercanos . Quienes los conocen, o crecieron cerca de ellos, si podrían corroborar o dudar lo que argumentan como sus recuerdos, sus vivencias pasadas.
Algunos más arriesgados insisten en la realización de estos “eventos“ incluso con sus padres. Casi siempre y por estar avanzados en edad estos no tienen la capacidad de revisar en su memoria si lo que les dicen es cierto o no, y sin darse cuenta les siguen la cuerda.
A esta manera de reinventarse, la he denominado como la reingeniería de los recuerdos. Es todo un arte. Pero un arte relacionado por un lado con el ego, y por el otro con la sutileza de la mentira blanca. Muy en el fondo es la expresión de varias inseguridades personales que impiden al individuo aceptarse tal cual es. En casos mas extremos y algo mas complicados, es también, la manera como algunos enfrentan situaciones dolorosas o violentas.
Tuvimos un caso reciente muy sonado. ¿Se acuerdan del investigador colombiano Raúl Cuero, que tuvo convencidos a varios periodistas y al público en general de sus innumerables éxitos y trayectoria en las ciencias?
Bueno, ese fue famoso. Pero estoy segura que entre nosotros se mueven este tipo de personajes con mas frecuencia de la que podemos imaginarnos.
Es humano. Es fácil caer en la trampa de que al inflar nuestras habilidades, aventuras, y destrezas nos ubicamos mejor en la vida, tenemos mas posibilidades, atraemos a mas amigos.
Sin embargo, la realidad siempre nos golpea. Y cuando la mentira ha sido parte de la historia, el golpe es por lo general mucho mas fuerte.
De cualquier manera, los recuerdos por mas honestos, nunca son totalmente fieles a lo sucedido. Según expertos, son flexibles. Dependen del lugar y estado de animo en que los traigamos al presente. Pero este será tema de otra entrada.
Por lo pronto, los dejo con la idea de que de todas maneras, no somos quienes somos por lo que fuimos. Somos hoy lo que queramos ser. Y ese será el recuerdo que tengamos mañana de nosotros mismos.