Por @Silviadan

Como muchos  de ustedes, celebré la aprobación de la ley contra el feminicidio en Colombia. Una ley que castiga hasta con 50 años de cárcel a los victimarios que atentan contra la vida de las mujeres.

Pero mientras eso sucedía en nuestro país, miles de ciudadanos en Argentina y otros países del Cono Sur llevaban a cabo una masiva movilización en las calles para protestar contra este mismo tipo de violencia y resaltar el fracaso de las políticas públicas en la materia.

Me aguaron la celebración. Desde el 2012 Argentina puede castigar a los hombres que matan a mujeres por razones de género con cadena perpetua. Cuando la medida fue aprobada, muchos pensaron que se había dado un gran salto hacia la prevención de estos delitos.

Y no fue así. Los casos de violencia contra las mujeres en Argentina siguen en aumento. Según lo reportaba CNN hace una semana  entre 2008 y 2014 en este país se contabilizaron 1.808 feminicidios. Tan sólo en 2014 fueron reportados 277 feminicidios y se dice que cada  35 horas matan a una mujer.

Me quedó claro que no es el castigo el que prevendrá incidentes tan tristes como el tan mencionado asesinato de Rosa Elvira Cely violada y torturada hasta la muerte en el Parque Nacional de Bogotá o el homicidio de la adolescente argentina Chaira Pérez quien embarazada muriera a manos de su novio.

La nueva ley en Colombia ayudará a sacar del anonimato a los millones de mujeres que mueren en a manos de sus parejas por el simple hecho de ser mujeres. Por falta de conocimiento y herramientas para la correcta clasificación de estos crímenes,  en muchos casos estos homicidios se catalogan de manera inadecuada y nunca se conocen las verdaderas causas de estos tristes sucesos.

Este es un gran paso por que además esto ayudará a la prensa y demás investigadores  a  dejar de cargar de pasión, o celos la descripción de estos terribles delitos ayudando a sensibilizarnos sobre los estereotipos y elementos culturales que resultan en la violencia de género y que son en definitiva lo que deberiamos apuntar a cambiar.

El feminicidio es un asesinato que se comete por que el victimario se siente empoderado a matar por que el otro – la mujer – no es igual que él. Porque su género es distinto y como tal puede ser aniquilado.

Estamos frente a una problemática que responde directamente a un elemento cultural arraigado en el machismo de nuestros países. Y es tan profundo que, como lo vimos ahora en Argentina, no se puede prevenir ni con 100 o mas años de cárcel.

La respuesta sigue siendo cultural como nos lo recordaron esta semana miles y miles de argentinos.

El feminicidio es un síntoma de un problema mayor que persistirá mientras no aceptemos que las causas van mucho mas allá de las penas y el castigo.