De revolucionaria han tachado a la princesa Reema Bint Bandar Al Saud por lo que está haciendo por las mujeres en su natal Arabia Saudita. Con guantes de seda y todo el glamour propio de su “especie”, está sacudiendo una de las culturas más machistas y excluyentes.
En su país, las mujeres no pueden votar ni conducir vehículos. No pueden acceder a cierto tipo de asistencia médica. Sin la autorización adecuada de un tutor masculino, no pueden viajar y están totalmente excluidas de algunas profesiones.
Además de contratarlas, la princesa les ofrece transporte y un lugar de cuidado infantil para que las madres puedan dejar a sus hijos mientras trabajan.
Se trata de un experimento social, un cambio cultural que desde ya está cambiándole la vida a cientos de mujeres en Arabia Saudita.
No es solo balancear el desequilibrado panorama laboral, si no darle independencia a las mujeres para que puedan tomar decisiones sobre sí mismas, su futuro y el de su familia. Reciben entrenamiento para tratar bien a los clientes y cursos en finanzas, desarrollo profesional, beneficios y pago por rendimiento. Incluso les enseñan a lidiar con clientes que en muchas ocasiones no apoyan la presencia de las mujeres en el mercado laboral. Algo que con seguridad podrán usar en otras áreas de la vida.
La medida se viene implementando desde hace dos años. Según los libros contables de las tiendas, las mujeres han triplicado las ganancias que los hombres solían generar en estos departamentos.
No han faltado las críticas y controversias. Para los tradicionalistas, esto no es visto como una evolución, sino como una occidentalización. Algo que por principio rechazan a toda costa.
La princesa Reema lo sabe perfectamente bien. Por eso ha insistido en diversas entrevistas y conversaciones que el cambio no será tan rápido como los occidentales quisiéramos, pero que con seguridad se irá dando. Serán las propias mujeres quienes estimularán más cambios en la medida que logren acceder a estos nuevos espacios.
Aún queda mucho por hacer. El porcentaje de mujeres en la fuerza laboral de este país asciende a tan solo 15 % y aproximadamente dos tercios de las estudiantes que se gradúan de las universidades no acceden a empleos. Las brechas aún son enormes.
Pero este es el principio del cambio y a la cabeza está esta mujer de 40 años que acaba de ser catalogada como una de las personas mas creativas en el mundo de los negocios por parte de la revista Fast Company. Hizo parte de las veinte empresarias más sobresalientes en su país en 2008 y en 2010 fue incluida en los Guiness Records por lograr la cadena más grande del mundo para generar conciencia sobre el cáncer de mama. Por la misma causa el año pasado, lideró un proyecto cuyo fin fue lograr que diez mujeres sauditas subieran al Monte Everest.
Por todo esto, la princesa sin duda es parte de lo que llamo “Feminismo con guantes de seda”.