“Esperemos que nos abrace. Tal vez, por unos momentos, seamos capaces de abrazar al otro aunque que sea una serpiente”.

Por @Silviadan

Siglos atrás quedó el anuncio de bajar la calificación crediticia de Colombia de estable a negativa por parte de Standard and Poors, la visita de Barack Obama a Cuba el 21 y 22 de marzo, el ultimátum del Presidente Juan Manuel Santos a la guerrilla sobre la fecha de la terminación de los acuerdos, y la existencia o no de la comunidad del anillo.

Hoy, sin importar la caída de los precios internacionales del petróleo, las medidas de austeridad, la tan necesitada reforma tributaria estructural o los detalles del plebiscito o el referendo. Hoy, sin más ni más, nos alistamos a que la serpiente nos abrace.

La verdad es que soñamos con la estatuilla. Desde que comenzó la semana, medios escritos, radiales y televisivos lanzan sin cesar historias sobre el director, el rodaje de la película, los detalles de sus aventuras, la historia detrás de las escenas y una que otra comparación con las otras 23 películas colombianas que intentaron -desde 1980- ser consideradas en este gran concurso mundial.

Y aunque meritorio, la verdad es que es urgente y necesario tener un nuevo distractor de nuestra convulsionada realidad. Si ganáramos, estoy segura, la estatuilla sería como el famoso 5 – 0 contra Argentina que hoy, 20 años, después seguimos mencionando como si hubiera pasado ayer. Lo usaríamos como el controvertible dato de que nuestro español es el mejor de América Latina.

No me mal entiendan. Amo mi país y no hay nada que defienda más que nuestras habilidades, nuestras más positivas características. Nuestra inteligencia, amabilidad y orgullo. Las ganas de salir adelante. El progreso de nuestra gente por fuera y por dentro, y la irrefutable verdad de que somos un país con talante que no se vara en las adversidades y que lucha constantemente por su gente, por sus hermosas tradiciones y su historia.

Pero es claro que estamos sedientos de algo que nos una. Estamos siendo atacados por las noticias sobre las diferentes visiones de nuestro futuro todos los días. Conocemos el detalle de las profundas divisiones de quienes están en contra o a favor de lo que venga. Nos tocan los constantes escándalos inflados y usados por la prensa para no perder vigencia, y por la incertidumbre de un presente que no tiene comparación con nada de lo que hemos vivido en nuestra historia.

Si nos abrazara la Serpiente, o mejor, si la serpiente logrará abrazar a Oscar, tendríamos, tal vez una pausa, un descanso. Una nueva historia que comentar. La semana empezaría positiva, con esperanza. Con la reafirmación de que valemos y que con nuestras raíces y cultura podemos destacarnos adentro y afuera.

Podríamos respirar, aunque fuera por unas horas, del miedo y las inseguridades. Los comentaristas de radio dejarían los egos y los chismes para ediciones posteriores. Los columnistas, para no perderse de la ola informativa tendrían que buscar el otro lado de la noticia, el flash informativo estaría dedicado a nuestro talento. Tendríamos la oportunidad de pensar distinto, de salirnos de la rutinaria pelea, de la “chiva” innecesaria.

Competimos contra Francia, Hungría, Dinamarca, Finlandia, Bélgica y Jordania. Y quienes saben del tema, aseguran que no será la fácil.

Esperemos que nos abrace. Tal vez por unos momentos seamos capaces de abrazar al otro, aunque que sea una serpiente.