Los problemas entre parejas deben arreglarse ente parejas. Aunque difícil, es la manera más sana de mejorar las relaciones si lo que se quiere es crecer y madurar.
Todo arranca con la queja de la esposa que, habiendo agarrado al marido en una infidelidad, contrata los servicios de este tipo de empresas para terminar con la aventura.
Los especialistas que son por lo general profesionales entre los 30 y los 35 años con grados en psicología o afines, estudian la relación, se involucran con la dama en cuestión, le averiguan la vida, y se enteran de las razones por las cuales ha decidido salir con un hombre casado.
Adentrándose en su intimidad y averiguando su forma de vida, sus hábitos y valores, logran presentar nuevas oportunidades que se consiguen solo si sus nuevas amigas, acaban con su relación. Así, lentamente, logran terminar con el romance.
Entre sus métodos está el estudio psicológico de la mujer en cuestión, el acercamiento personal a la joven, y en algunos casos la búsqueda de hombres solteros que cumplan con el perfil de conquistador perfecto para quien es su objeto de estudio.
También se encargan de entrenar a la esposa para que atraiga de nuevo al marido, dándole consejos de conquista y fórmulas para mostrarse más atractiva.
La misión puede tardar hasta tres meses y llega a costar desde 10.000 hasta 45.000 dólares. Según cuentan, requiere la precisión de un cirujano, un equipo de gente trabajando desde varios frentes y el acceso a equipo que va desde vehículos hasta apartamentos o casas cercanas al lugar donde vive la amante.
Cuando termina el proceso, el esposo travieso no se entera nunca por qué su escondido amorío termina así, de repente y sin explicaciones.
No es muy claro si el marido en cuestión repite la falta, pero dicen que la esposa queda satisfecha y envalentonada para proteger con más veras a su cónyuge.
Pero yo no solo no creo en la efectividad del sistema, sino que creo que no es más que un método de manipulación costoso, casi tan deplorable como la misma infidelidad.
Basado en la creación de una realidad que no existe, y un tejido de mentiras construidas gracias al dinero, el sistema impide la confrontación de la pareja y la búsqueda de soluciones reales a un problema tan común como dañino.