Para tener éxito en un mundo que aún sigue siendo masculino, es esencial moverse en él creyendo que no lo es.

Esa fue una de las mas importantes conclusiones a las que llegué luego de mi conversación con una de las mujeres que sin proponérselo ha roto los esquemas tradicionales del liderazgo de los hombres en el mundo de la tecnología.

Gracias a la confianza plena en sus habilidades y su profesionalismo ha pasado por encima de los estereotipos y las desventajas de su género posicionándose con éxito y dando ejemplo de que si se quiere, se puede.

Hace algo más de 20 años, 24 para ser mas exactos, inició su carrera como gerente y directora en el área tecnológica de Cagill, una de las corporaciones comerciales más grandes de los Estados Unidos. Se inició como programadora y desde entonces ha ido rompiendo, sin darse cuenta y con una espontaneidad aterradora, con varios de los obstáculos que aún existen para las mujeres en esta área.

Nuria Simo, como lo dice la revista Forbes, lidera el proceso de “digitalización del banco de desarrollo mas grande de la región.”

La tarea – nada menor – ha implicado no solo invertir y saber sobre los últimos avances en tecnología, sino tener el liderazgo necesario para cambiar elementos culturales arraigados.

Ninguna de estas labores son desconocidas para Nuria. Su hoja de vida incluye operaciones de transformación tecnológica en empresas de alimentos como FrieslandCampina en los países bajos o Campofrío en Madrid, España, y en corporaciones industriales como la Aeronáutica de Defensa y del Espacio Europea (EADS por sus siglas en inglés) con sede en Alemania.

Además, esta española que se describe a si misma como una mujer de origen humilde, tuvo la suerte de contar con una madre de avanzada, independiente desde la adolescencia, a la que nunca le dio miedo el mundo de los hombres, y que le inculcó desde pequeña el valor del trabajo, la disciplina y la organización.

Habiendo vivido un interesante proceso de apertura en Barcelona tras el fin de la dictadura, en el que su país avanzó rápidamente en materia de género, Nuria hizo parte de una generación de mujeres sin limitaciones, dispuestas al progreso y sin tapujos.

Y con eso, basó su carrera en el desarrollo de su potencial, y en sacar provecho de la seguridad inspirada por su progenitora. Mientras crecía como profesional nunca sintió que el hecho de ser mujer la detuviera o la frenara. No era ni siquiera un factor a considerar.

Además, Nuria cree firmemente en las ventajas de la diversidad cultural y en los equipos balanceados por las habilidades innatas de hombres y mujeres. Por eso uno de los cambios que hizo al llegar hace dos años al cargo que actualmente ocupa como gerente del departamento de tecnología en el BID, fue balancear a su equipo mas cercano, contratando mas mujeres.

Según me dijo “cuando yo llegué, había solo 4 hombres y ahora tengo un equipo mas grande, y somos 4 mujeres y 5 hombres. La idea es que eso genere cambios similares hacia abajo”.

Para ella, este tipo de composición gerencial es necesaria para el progreso de cualquier empresa, en una era en donde la rapidez de los cambios y la preponderancia de lo digital ha puesto a las organizaciones a repensar su planes de negocios y el proceso de contratación de sus empleados. Nuria relaciona estos cambios con la efectividad y la productividad y no necesariamente con la idea de cerrar las brecha de género.

Gracias a su trabajo con los países de América Latina y el Caribe, sabe que su rol como gerente ha cobrado aún mas relevancia. Antes no se lo había planteado. Nuria creció con la idea, gracias a su madre, de que todos podemos llegar a donde queramos siempre y cuando haya empeño y trabajo, y nunca se detuvo a pensar si su género le impedía o le ayudaba en su carrera profesional.

Ahora que ha visto de cerca los obstáculos que enfrentan las mujeres en el mundo laboral en nuestra región, sabe que su ejemplo y su rol pueden ayudar a demostrar que es factible romper con los límites impuestos a las mujeres y por las mujeres.

Lo ve como una gran oportunidad. Dice que los cambios que ha generado la tecnología han abierto oportunidades de empleo. El reto, dice, es “animar a las mujeres a trabajar en tecnología. Así podrían acceder a oficios bien pagos, y para nada extenuantes”. Para lograrlo, dice, “habrá que romper con ciertos estereotipos. Como algunos con los que cargan las propias mujeres que se sienten mas capacitadas para ejercer carreras en las áreas de humanidades”.

Hoy ésta es parte de su labor . Nuria encarna las posibilidades que hay para sus pares en esta área.  Con su ejemplo es mas fácil convencer a otras a que se arriesguen a probarse en estos campos.

Y para lograrlo es clave que las mujeres le den mas importancia a su desempeño en el trabajo y no a las trivialidades de su apariencia. Al respecto cree que para el éxito profesional es fundamental establecer la paridad de habilidades con los colegas, antes que destacar o resaltar cualidades físicas.

Así por ejemplo cree que no está bien el trato confianzudo entre colegas. Los renombres, o los diminutivos para dirigirse a otro en el trabajo puede reflejar algo de condescendencia o superioridad. O el hecho de vestirse de manera sexy antes de establecer y sedimentar los valores y las ventajas académicas o profesionales con las que las empleadas llegan a sus cargos puede minar su reputación profesional.

Al respecto afirma “creo que si sabes que eres guapa, puedes esperar a solidificarte como profesional y luego, si lo deseas, entonces puedes vestir con ropa que destaque tus atributos. Pero no antes”.

Mas bien, dice, concentrarse en desarrollar otras habilidades. Como por ejemplo las blandas – que por lo general son mas preponderantes en las mujeres que en los hombres – que son esenciales para el éxito de cualquier gestión o proceso.

Para Nuria, en el proceso de digitalización de una gran empresa o corporación, la adquisición de sistemas es importante, pero no es lo que los convierte en “digitales”.

La digitalización es una manera de pensar y de aproximarse a la realidad. Comprende una forma de trabajar, de compartir y de crear a la que muchos no están aún acostumbrados pero que resulta siempre en procesos mucho mas efectivos, productivos y satisfactorios.

Y Nuria lo sabe. Aceptó el reto de experimentar en una organización cuya misión es mejorar vidas. Y esa, en realidad,  es su principal inspiración.