Ya nadie pone en entredicho que las máquinas van a reemplazar a los humanos y es clave estar dispuestos a cambiar para sobrevivir en esta nueva economía, en este nuevo mundo. Es un hecho que la tecnología está superando desde hace tiempo muchas de nuestras habilidades y que con ella tenemos el chance de solucionar mucho más rápido y más efectivamente varios de nuestros problemas.
Pero hay un costo. La tecnología está reemplazando varias de las actividades para las que antes se necesitaban personas. Algunos creen por eso, que estamos ad portas de una ola masiva de desempleo que podría durar años, y que sectores y sectores de la población se verán avocados al caos y la desesperanza. A la desaparición.
Yo no lo creo. Al contrario. Creo que estamos ante un periodo de transición que resultará en grandes cambios con importantes beneficios económicos y sociales para todos. Eso, si logramos cambiar, aceptar.
Y hoy tengo cómo sustentar mejor mi tesis. Gracias al más reciente estudio del Instituto Global McKinsey citado el viernes por el New York Times y titulado “Aprovechando la automatización para un futuro que funcione” es claro que no todas las ocupaciones actuales serán automatizadas y que tenemos aún tiempo de ajustarnos a estos rápidos cambios. La conclusión más importante es que la transformación no girará en torno a la eliminación de empleos sino a la mutación por la que deben atravesar las diferentes ocupaciones.
El reporte marca el 2055 como el año en el que la mitad de los trabajos en los Estados Unidos estarán mecanizados, dependiendo eso sí de la aceptación de los cambios, los ajustes de mercado, la regulación de cada una de las actividades, las capacidades humanas para el uso de las nuevas herramientas y los costos relacionados.
La investigación que se inició a finales del año pasado consistió en el estudio de más de 2000 actividades correspondientes a 800 ocupaciones. De estas, dicen los autores del informe, solo el 5 por ciento serían candidatas a ser reemplazadas completamente por la automatización. Y son en particular, las que se realizan en ambientes estructurados y que requieren actividad física en sectores como las manufacturas o los servicios de comida, así como las que tienen que ver con recolección y análisis de datos.
Todas las demás serán automatizadas solo parcialmente en aproximadamente un 30 por ciento.
Como se argumenta en el documento, la automatización permite, y lo seguirá haciendo cada vez con mayor éxito, la reducción de los errores, el incremento en la calidad y la rapidez de las tareas. Pero el éxito de su implementación depende de la factibilidad de dicha mecanización, los costos, la demanda del mercado, la competencia, y los resultados.
Aquellas actividades que requieren capacidades físicas no predecibles, interacción con clientes, manejo de personal y aplicación de conocimientos son menos susceptibles a ser automatizadas del todo. En esta categoría se resalta el sector de la educación con un potencial de automatización de solo el 9 por ciento. Por ahora, dice el estudio, este campo está siendo transformado por la digitalización en cuanto al acceso y universalización de conocimiento, pero es uno de esos en los que la interacción humana, y la experiencia es vital y no automatizable en el largo plazo.
Por ahora, dice el estudio de McKinsey, los gerentes o jefes de división deben estar no solo al tanto de las últimas tecnologías y sopesar su uso y costo con los cambios organizacionales que deben realizar para lograr el desarrollo y progreso de las empresas y de sus empleados.
El estudio tiene mucha mas tela de donde cortar. Las gráficas y los datos allí expuestos dan para varios artículos que nos pueden servir para entender cómo mutar para seguir mutando. Es uno de esos documentos que por lo menos en mi casa, servirán para hablar con más propiedad sobre las posibles áreas de estudio más útiles y rentables, las necesarias especializaciones y los cursos de actualización. La escogencia de carreras y las actividades de verano.
Les recomiendo a ustedes lo propio.