“Nadie es profeta en su tierra”. Esa sentencia atribuida a Jesucristo se hizo toda una realidad en el circuito Paul Ricard, en Le Castelle (Francia), donde se corrió la octava edición del campeonato mundial de la Fórmula Uno, este fin de semana.

Ni para los españoles: Fernando Alonso (escudería McLaren, 32 puntos) y Carlos Sainz (Renault, 28), ni para las escuderías Williams y Force India, ni para los pilotos locales hubo pan francés.

Los franceses, de quienes se esperaba un mejor papel: Pierre Gasly (Scuderia Toro Rosso, 18), Esteban Ocon (Force India, 11) y Romain Grosjean (Hass, 0) resultaron involucrados en accidentes; Ocon y Gasly los protagonizaron apenas a 20 segundos de largarse la carrera, quedando los dos por fuera de la competencia.

Por su parte, Roman Grosjean, si bien terminó en el undécimo lugar del circuito, la emprendió contra su compatriota Estaban Ocon a quien le reclamó por -supuestamente- no mirar los espejos retrovisores, pues Grosjean le pegó apenas a la largada de la carrera, ocasionando su salida. Escurrir el bulto, le decimos por acá cuando se culpa a otro de lo que uno hace mal.

A los españoles también les fue mal. Fernando Alonso, ganador de las 24 Horas de Lemans de la semana antepasada, era de quien más se esperaba, pero fue todo lo contrario; es más, se quejó ante los medios de comunicación de lo poco competitivo de su auto.

Para colmo de males, esto lo alimentó el director de su equipo (McLaren F1 Team), Zak Brown, quien refiriéndose al tema las calificó de ‘miserables’; así las cosas, con piloto y director esperando nada no se logró nada. Alonso se iría de la Fórmula Uno, ojalá no le de por esperar la pensión, pues hay muchos buenos pilotos empujando desde las categorías teloneras.

Carlos Sainz salió indemne de los estrellones de la primera vuelta del circuito y se encontró el tercer lugar de la competencia por un largo tiempo, pero fue cediendo lentamente hasta quedar en el octavo lugar… y pujó y pujó el pobre durante la segunda parte de la carrera, pero llegó de octavo.

El británico Lewis Hamilton (Mercedes, 145) ganó la carrera sin mayor problema, de forma cómoda y sin que nadie le alcanzara para darle ‘guerra’. Se destacaron también las actuaciones de Sebastian Vettel (Ferrari, 131 puntos) quien luego de perder parte de su trompa, remontó la carrera de forma excepcional. Valteri Bottas (Mercedes, 92), también damnificado al inicio de la carrera (por golpe de Vettel) logró hacer una muy buena jornada, llegando en el puesto siete.

Vettel fue elegido ‘el piloto del día’; la verdad no hizo nada para merecerlo, solo pegarle a Bottas y remontar lugares, nada más.

Por último, Sergio Pérez (Force India, 17) llegó hasta la vuelta 30 y se retiró. Vamos ‘Checo’, tú puedes!

La agenda de la Fórmula Uno, intensa por dos semanas más, tendrá sus citas en Hungría y en Inglaterra y ahí estaré pegado a la tele y comentando por este blog, deferencia de la Casa Editorial para conmigo.

Como desde esta tribuna comenzamos a hacerle barra a la colombiana Tatiana Calderón, de la escudería Telmex y Claro y piloto de pruebas de Alfa Romeo–Sauber F1 Team, supimos que la suerte de este fin de semana fue ‘a medias’ en la GP3, telonera de la Fórmula Uno.

En Paul Ricard fueron dos carreras de la misma categoría en las que corrió Calderón; en la primera, la chocaron y le impidió terminar la carrera: la segunda, la terminó.

Se queda uno pensando que muchas noticias de la GP3 en general, y de Tatiana, en particular, nos llegan ‘fragmentarias’. ¡De todos modos, suerte Tatiana!

Desde 1990 no se corría en Paul Ricard.