¿Cuántas veces escuchó decir en una emisora “somos la #1”?. Probablemente muchas. Conozco el caso de dos estaciones en Medellín que en alguna ocasión se enfrascaron en una pelea dialéctica absurda. Para proteger su identidad vamos a llamarlas simplemente Veracruz Estéreo y Todelar Estéreo. (Esta última luego cambiaria su nombre por…… vamos a llamarla simplemente La X, para proteger su identidad)

Veracruz reclamaba “somos la #1”. Por su parte Todelar Estéreo alegaba “escuchas la #1”. Así que Veracruz contra atacó con “somos la verdadera #1” , entonces en una arremetida creativa sin precedentes Todelar  se promocionó como “somos 5 veces #1”.?????

Este enfrentamiento duro casi un año y ¿saben que? Presiento que al oyente común le importaba muy poco. Las emisoras siguen sufriendo por lucir importantísimas ante la audiencia, sacrificando la comunicación de beneficios reales para los oyentes.

El problema radica en el mito que afirma que solo las emisoras #1 son las que tienen éxito de ventas. Qué bueno es ser #1, pero ¿Cuántos caben allí?. Antes de que alguien me juzgue quiero aclarar que como director de emisora, también me encantaba estar en el #1. Luché por ello y lo alcancé en 1.996 cuando Radio Activa Medellín llegó al primer lugar en dos segmentos de audiencia específicos en la ciudad (Fuente CNC). Pero más que el #1, hubo otras cosas en la gestión más gratificantes para mi pero sobre todo para la audiencia.   

Eso se los contaré después. Volvamos al mito del #1.

Cuando llegaron las centrales de medios al país nos imaginamos una compra muy sofisticada donde vendedores de pauta y clientes mirarían los primeros lugares de emisoras por sexo,  edades, estrato, nichos específicos y afinidades, entre otras cosas. Pero no. Se sigue comprando y vendiendo al bulto. Aunque el cliente hace un análisis previo, al final de cuentas termina quedándose sólo con los primeros lugares absolutos. El vendedor ofrece orgulloso los primeros lugares sin siquiera detenerse a pensar que puede tener un portafolio más estratégico, no definido por número de oyentes sino por las características únicas de una audiencia especifica.

Lo peor es que el mito del #1 está sustentado en modelos de medición que están en crisis. Eso lo trataremos la próxima semana en “La Pregunta Que Nunca Nos Han Hecho”.

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Lo segundo, es que casi se me olvidaba contarles lo que pasó con la guerra verbal de proclamación del 1 de las emisoras en Medellín. Ambas siguen funcionando y ninguna se auto denomina “#1”. Pero en mi opinión, a partir de sus programación y su auto promoción, están entregando beneficios más claros a audiencias más selectas que son fuertes en hábitos de compra y que se están convirtiendo en verdaderas comunidades.  Una de ellas retomó la bandera del rock en la ciudad , incluyendo la producción local; la segunda es la única emisora del país dedicada en un 100% a todos los géneros de la música electrónica. Vamos a llamarlas simplemente como Veracruz y La X. Todo para proteger su identidad.