Viví en Bogotá por más de cuatro años. Quiero dejar en claro que reconozco a la capital como el centro de poder donde se toman la mayoría de decisiones importantes del país. Es la única ciudad cosmopolita que tenemos no solo por los restaurantes, museos y eventos sino porque en ella se mezclan todas las culturas del país y del mundo. Bogotá es la ciudad donde se ubica el 40% de la población colombiana y el 50% de la compra de productos y servicios del país (incluida la música legal).
Si, Bogotá es la ciudad más importante del país. Pero afortunadamente -y a diferencia de la mayoría de países Latinos donde las segundas ciudades no son representativas- en Colombia hay otras ciudades con gran movida económica y cultural que merecen una mejor radio.
Si bien existen productos radiales “hechos en Bogotá” (paradójicamente en la mayoría de los casos hechos por provincianos) que por su buen contenido y gran calidad apelan a audiencias masivas y nacionales, este no es siempre el caso. Los habitantes de todas las ciudades, incluida Bogotá, tenemos necesidades locales de información y entretenimiento, así la noticia del momento se produzca en nuestra propia ciudad o en Lisboa.
La radio de Colombia se centraliza cada vez más. Esto se manifiesta cuando los presupuestos, personajes y recursos son asignados de manera desproporcionada a Bogotá. La lógica, en mi concepto, está funcionando al revés: se compra o se alquila un satélite o cualquier solución tecnológica de trasmisión para hacer programas desde Bogotá para todo el país. Para justificar la inversión, se botan locutores, periodistas y realizadores de provincia y se logra un falso ahorro, que va en detrimento de la oferta local de radio.
¿Por qué no se utiliza esta tecnología para promover o beneficiarse de ciertos talentos que están en otros lugares de Colombia? No lo digo por apelar a un sentido democrático absurdo, ni a los regionalismos recalcitrantes, que entre otras cosas, apestan.
Lo digo porque en las ciudades también ocurren sucesos importantes. O sino cómo se explica por ejemplo que en Medellín nacieran las dos grandes cadenas radiales del país. Allí se crearon y fortalecieron exitosos géneros musicales y formatos radiales como el Crossover, los Morning Show, el Rock Alternativo, el Rock en español, la Electrónica y recientemente el Reggaeton.
Tomemos otro ejemplo: ¿cómo es posible que la mayoría de los mejores talentos en narración y locución deportiva vivan en Bogota, cuando la hinchada mas fiel del fútbol en el país está en Medellín?
Por favor no me vaya a confundir con aquello de “aquí está otro paisa hablando bellezas de su ciudad.” No se trata de eso. Simplemente creo que el talento y la creatividad radial se pueden encontrar en cualquier parte del país (incluida Bogotá), pero el monopolio de las grandes cadenas y la centralización de sus actividades no les permite descubrir lo que ocurre más allá de Chía.
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