Era diciembre de 2.005. Venía oyendo en mi carro La W (Medellín). Ustedes saben el perfil de programación de la emisora: algunos lanzamientos del pop anglo, pero sobre todo clásicos top 40 del pop y el rock en inglés. El DJ en ese momento presentaba un especial donde prometía una “buenísima selección de las mejores baladas en inglés de todos los tiempos”.  Hasta ahí todo normal.

Lo que dijo a continuación me dejo estupefacto: “vamos a presentar este especial en bloques de a 4 canciones sin locución, para que ustedes LAS PUEDAN GRABAR. ASI QUE PREPAREN SUS CASETES” !!!!

Quiero redundar que la fecha era diciembre de 2.005. Pero la intervención al aire de este conocido y veterano DJ parecía sacada de 1.985

Hasta hace dos décadas cuando una emisora aseguraba que era la única que ponía determinada música era suficiente para construir su propia audiencia. Los nuevos medios aún no existían, así que el material exclusivo valía oro.

Varias estaciones también crearon estrategias de programación para poner muchas canciones seguidas. Podíamos escuchar entonces promociones como “10 (o más)  canciones en línea”, “mucha música”,  “maratones de música”  y “toneladas de música”.  Y claro, obviamente existían los programas de domingo y festivos donde los DJs prometían guardar silencio para que la gente pudiera grabar sus canciones en casetes. (Entre otras,  esto era ilegal pero ustedes saben que pasa con las normas y leyes en este país)

En ese entonces, la estrategia basada en música tanto en cantidad como en exclusividad hacia sentido considerando que el FM era un medio con un sonido impecable (me refiero al standard de la época).  Pero como lo comentaba en el blog de la semana anterior, los nuevos medios y dispositivos han quebrado esas ventajas construidas por la radio: el acceso y la cantidad son prácticamente ilimitados para cualquier oyente promedio.

Y mientras tanto muchas emisoras siguen apostando a la vieja estrategia promocional y de producto de: “más música y menos bla bla bla.” Los tiempos han cambiado es el momento de hablar más. O al menos, hablar mejor.

La Música y Las Palabras

Por favor no me malinterprete: amo la música y llegué a trabajar en radio precisamente por lo que significa para mi.  El asunto es que ahora la oigo bajo mis propios términos. Tengo un I-Pod. Tengo el control. O mas emocionante aún, me someto al azar del pequeño aparato con mezclas caprichosas de canciones que previamente he digitalizado con un solo criterio: que a mi me gusten. Es decir,  no soy de los que lleno el I-pod  a las bravas metiendo cuanto CD llegue a mis manos. Con paciencia he logrado tener algo más de 4.000 canciones desde que lo compré hace 20 meses.  

Miro mi I-Pod en este momento y lo programo en la función “aleatorio canciones”. Estas son las 10 primeras que salen:

Feel the pain (Dinosaur Jr.) Alternative
Te Necesito (Amaral & Beto Cuevas)  Pop en Español
The Beach (New Order) New Wave
Texarkana (R.E.M) Alternativa
Perfume (Bajo Fondo Tango Club) Electronica
Be Good To Yourself (Journey) Rock
Lounge Act (Nirvana) Alternativa
Karaoke (Gustavo Cerati) Rock en Español
Tonight (New Kids On the Block) Pop Anglo
Moscas (Fobia) Rock en Español

Ahí están mis “10 canciones en línea”, una mezcla que ninguna emisora me la puede entregar. Ya me imagino algunas reacciones  de los radicales: “uy que caspa eso” ; de algunos neófitos: “que canciones tan raras” y de algunos productores de radio convencionales: “me parece que en una programación no se puede juntar a New Kids con  Cerati.” Bueno, yo si pude con mi I-Pod.

Ya cada cual opinará sobre sus gustos musicales y eso es muy personal y respetable, pero a mi esta selección me encanta. El I-pod nos da ese control, esa autonomía.

Así que la radio, aunque sea musical,  no puede seguir dependiendo únicamente de la música, pues el I-pod y otro dispositivos de almacenamiento lo hacen mejor.

¿Tiene la radio alguna posibilidad de competir con un I-Pod?

Eso lo sabremos la próxima semana en la segunda entrega de “Mil Palabras Valen Más que 10 canciones en Línea”. 

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