Hernán Peláez es el hombre de radio que más admiro. Cuando estuve en Caracol tuve la fortuna de compartir con él algunos conceptos sobre el medio. Las oportunidades fueron pocas, pero muy enriquecedoras. Una de ellas ocurrió en 1.996 en una reunión del área de producción de la cadena. Allí tuvimos una amable discusión.
Mi ídolo aseguraba que gracias a las nuevas tecnologías, la radio juvenil musical tendría todo asegurado para prevalecer. Aunque yo provenía de esa radio le refuté cordialmente, argumentando que las tecnologías que aparecieran, tarde o temprano serían adquiridas por todos convirtiéndose en un bien común. Le dije, palabras mas palabras menos: “Lo que quedará, lo que hará la diferencia es gente como usted o como Edgar Perea que tienen algo que contar”.
No se si el Dr. Peláez recuerde esa conversación tanto como yo. Pero desde ese momento, sin saber que aparecería el mp3 o los I-Pods sentí que la radio, incluso la musical, no puede depender únicamente de la música. Necesita de las palabras, de puntos de vista, de gente que se exprese genuinamente estableciendo conexiones emocionales con los oyentes.
I-pod vs. Radio
Ahí está la respuesta a la pregunta que planteó este blog la semana anterior:
¿Tiene la radio alguna posibilidad de competir con un I-Pod?
Claro que si. Aunque exista el Podcasting, el I-Pod no entrega en tiempo real la calidez, la compañía y la emoción de la voz humana.
La radio está en capacidad de construir esa conexión emocional entregando experiencias únicas compuestas por información y entretenimiento que solo pueden ocurrir en la mitad de las canciones. En ese espacio se desarrolla la personalidad y el sentido de pertenencia hacia una estación.
Los detractores de las palabras recurrirán a aquella conocida frase radial que dice que “los oyentes quieren más música y menos carreta”. Y claro que tienen razón, si por años la radio ha entregado más carreta que contenido valioso. Entre otras, concursos aburridos, chistes flojos, promociones repetidas y DJs que sólo saben decir la hora y el nombre de la canción.
Estamos en un momento histórico para cambiar esa percepción. Para que cada emisora, según su público objetivo, entregue contenidos relevantes y únicos. Para que las empresas radiales apoyen los nuevos talentos y sus nuevas ideas por excéntricas que parezcan. Para que se le de acceso al micrófono a gente más preparada o al menos más interesante. Para que los DJs nuevamente se emocionen y se relacionen con la música que presentan.
El Sonido
Pero las palabras no son el único recurso para poner en medio de las canciones. También están los sonidos, un recurso evocador. Lo que oímos puede crear imágenes en nuestra mente. El sonido carga un impacto brutal: un bebé llorando, unas campanas de iglesia, el inconfundible cantar de La Luciérnaga de Peláez.
Entonces ¿por qué estos sonidos tan habituales en nuestra vida escasean en la radio? Es usual oír en medio de las canciones efectos prefabricados sacados de La Guerra de las Galaxias, pero poco de los sonidos que nos evocan algo, sonidos que nos recuerdan gente, experiencias, lugares y momentos.
Y qué tal la ausencia de sonido. El silencio o un “bache” intencional son muchas veces más poderosos que cualquier ruido, palabra o canción. Wbeimar Muñoz por ejemplo, es un maestro haciendo pausas de silencios eternos para darle más énfasis a un mensaje específico.
La próxima vez que esté en una finca deténgase a oír el sonido de los grillos, los pájaros, los animales o cualquier motor que le rompa la tranquilidad. Luego pregúntese por que la radio, un medio basado en el audio, hace un trabajo tan mediocre con el sonido
El Modelo MTV
En televisión, la aparición de MTV desarrolló la industria del video clip con un perfeccionamiento impensable de la cultura visual. El modelo funcionó un tiempo pero MTV empezó a decaer cuando aparecieron varios canales pasando exactamente lo mismo: videos musicales.
Entonces el canal cambió para dar contenido relevante. Hoy en día MTV es mucho más que “Music Televisión”. MTV es una verdadera marca que entrega información y entretenimiento a su audiencia teniendo como eje central la música, pero sin llegar a depender exclusivamente de ella. Dicen que el contenido es el rey, pero estoy seguro que la música por si sola no llega al trono.
No se si la industria de la radio esté preparada para cambiar ese paradigma de dependencia musical y aventurarse a crear contenidos con palabras y sonidos. Lo veo muy difícil, especialmente cuando algunos de sus protagonistas les encanta practicar aquello del CVY (¿”Cómo voy yo ahí”?)
La próxima semana continuaremos con ese tema en la serie “10 razones para pensar que la radio está en peligro”.
PD: Reciba las actualizaciones de este blog en su e-mail. Suscríbase en www.top10radio.blogspot.com