Tras un vibrante partido, y luego de una interminable serie de cobros desde el punto penal, Millos reeditó su actuación del semestre anterior, alcanzando un cupo en las semifinales de la Liga Postobòn. Todos esperábamos ese cambio de actitud, salir del bache en el que caímos luego de la victoria sobre América, y amen que la demostración de ayer, sobre todo en el primer tiempo, da un parte de tranquilidad frente a la preocupación que tenía por dentro gran parte de la hinchada azul.
Con una actitud frentera desde el pitazo inicial, nuestro equipo salió con todo a buscar el partido. Envigado se veía sorprendido por el accionar del azul, y cuando aún no lograba asentarse sobre el terreno de juego, llegó la primera alegría para los cientos de miles de hinchas que seguían el encuentro con ese cabezazo letal de Cichero el cual significaba igualar la serie, luego de apenas diez minutos de duelo. Quince minutos después llegó el segundo, con ese latigazo certero de Omar Vásquez, que hizo un gran partido y se erigió como el más seguro socio de Mayer Candelo en el mediocampo.
Apenas hasta ese momento el equipo visitante intentó reaccionar. Sin embargo, a pesar de hacerse fuerte con el control del balón, solo tuvo una oportunidad clarísima de anotar, en aquella jugada en la que Súper Ramos le desvió el primero de los tres penales que le intentó anotar Morantes (aunque fue jugada en movimiento, al momento del remate por la soledad y la posición del antioqueño, el remate pareció un auténtico cobro de penal).
El segundo tiempo parecía que ni pintado para el trabajo que más se acomoda al esquema táctico de Millos: aprovechar el desespero y las equivocaciones del rival de turno.
Sin embargo, el juez central del partido quiso ganar protagonismo. En una jugada de lo más normal, de esas que se dan por decenas en cada partido, decidió pitar un penal a favor de Envigado, y encima de todo dejar a nuestro equipo con un hombre menos expulsando al juvenil Pedro Franco. Algunos dirán que si hubo un golpe de Franco a Orozco, pero en la repetición se ve claramente que Orozco agrede primero a Franco, en honor a la justicia, si de tomar correctivos se trataba, debería haberlos expulsado a los dos, y no dar el penal. Morantes al cobro, afronta su segundo duelo con Ramos y logra vencer la resistencia del gran arquero payanés.
Restando casi 40 minutos de partido, lo que uno hubiese esperado era un frontón sobre nuestro arco. Aunque Sarmiento hizo las variantes supuestamente para buscar el segundo gol que colocara al equipo naranja en las semifinales, el buen accionar de nuestros jugadores por la actitud y ganas con las que afrontaron el resto de partido hicieron ver todo lo contrario. Por cantidad y peligro, fueron más las opciones de anotar de Millos, que las que tuvo Envigado. La única verdaderamente clara de Jorge Horaco Serna, nuevamente fue bien conjurada por Súper Ramos.
Envigado cada vez que tomaba el balón trataba de manejarlo y administrarlo, dejando correr los minutos, en una clara intención de llevar el encuentro a la lotería de los 12 metros.
En el primero de estos cobros llego el tercer duelo de la tarde-noche bogotana entre Morantes y Súper Ramos, saliendo en gran arquero albiazul nuevamente victorioso. Minutos más tarde el disparo dubitativo del mismo Ramos, y el cobro errático de Carpintero hicieron extender la agonía y el sufrimiento de la parcialidad azul.
Afortunadamente, por justicia del fútbol y de la vida misma, luego de una interminable serie de cobros, Millos logró el paso a la fase semifinal de la Liga, en la que tendremos que enfrentar al Junior de Barranquilla, repitiendo la semifinal de la Copa Postobón.
El primer partido lo disputaremos en el Nemesio, para luego cerrar la llave en Barranquilla a mitad de semana (seguramente en horario nocturno sin las inclemencias del sol vespertino de la arenosa).
Respetando opiniones en contrario, a mi modo de ver, Millos ya cumplió, pasó el año con lo logrado hasta ahora: dos semifinales en Liga y el título de la Copa. ¿Quién puede rebatir los resultados de Páez al frente del equipo?. Muchos le criticamos la conformación de los equipos, los cambios inentendibles en muchas ocasiones, y hasta el hecho de haberse quedado al frente del equipo a pesar de la «mamadera de gallo» con el tema de los refuerzos, pero con lo alcanzado hasta ahora, a mi modo de ver, Páez y su equipo, nos han callado la boca.
En lo que la gran mayoría coincidimos es que la nómina de Millos no da para hablar del el «súper equipo», hecho que magnifica en mucho los logros alcanzados hasta ahora.
No significa esto que no crea que podemos avanzar más. De hecho, el accionar del equipo ayer con once jugadores, pero aún más estando en desventaja numérica, abren un amplio compás de esperanza frente a lo que se nos viene.
Por la conformación de su equipo, por la campaña realizada por visitante, y por cerrar la serie como locales, el favorito de la mayoría es Junior, pero ya sabemos de lo que son capaces nuestros jugadores cuando llegan «con aire en la camiseta», y seguramente el partido del domingo será bien distinto al que vivimos al cierre de la primera fase de la Liga.
Con la alegría de la justa victoria y la fe recargada en nuestros guerreros azules.
Cordial y albiazul saludo.