No puedo negar que durante todo el día rondó en mi cabeza el fantasma de aquella dolorosa eliminación de la final de la Copa Mustang del 2003, cuando necesitábamos de solo un punto en dos partidos (Deportivo Cali y Unión Magdalena), y en el Campín, luego de remontar un 0-2 en contra con goles de Julián Téllez y Esteban González, Milton rodríguez de cabeza nos dejaba con lagrimas en los ojos al anotar el tanto que significaba nuestra derrota. Luego fuimos incapaces de sostener el empate en Santa Marta.

No puedo negar que aunque el 3-0 a favor debiera ser suficiente para afrontar con tranquilidad el partido en Barranquilla, no pude dejar de lamentarme de las múltiples ocasiones de gol que desperdiciamos en nuestro estadio, pensando que ojalá no nos fueran a hacer falta esas anotaciones.

No puedo negar que si yo fuera el DT, hubiera planteado un partido mucho más conservador, ajustando las líneas defensivas en procura de manejar la diferencia favorable que teníamos.

No puedo negar que luego del «postazo» de Luis Mosquera iniciando el partido, creí que la estrategia ofensiva de Páez iba a dar buenos resultados.

No puedo negar que cuando vi el criterio con el que Mayer pisaba el balón y distribuía juego en el medio, este partido iba a ser de mero trámite para lograr nuestro paso a la final.

No puedo negar que en la jugada del primer gol de Junior quedé con la sensación que Ramos hubiera podido hacer algo más por tratar de sacar ese balón.

No puedo negar que se me nubló la vista cuando vi que entraba el segundo gol de los barranquilleros, y la cómoda diferencia que traíamos de Bogotá se convertía en una mínima ventaja que por el trámite del partido era cuestión de tiempo para ser superada.

No puedo negar que iniciando el segundo tiempo, sentí que millos lograría la hazaña de anotar un gol en aquella jugada de Toloza, a la que solo había que meterle la punta del guayo, y que inexplicablemente el delantero azul despejó como si fuese un defensor.

No puedo negar que cuando Mosquera perdió ese balón en una jugada de ataque, pude presentir que Junior iba a aprovechar ese sector para lanzar su ataque, como efectivamente lo hizo, para la jugada del tercer gol tiburón.

No puedo negar que los ojos se me aguaron cuando vi entrar ese balón.

No puedo negar que creía que junior iba a tener arrestos para buscar el cuarto gol y su clasificación directa.

No puedo negar que antes de los cobros desde el punto penal tenía la corazonada de que esta vez la suerte no iba a estar de nuestro lado.

No puedo negar que a pesar de la derrota, y la dolorosa eliminación quedé con la sensación de que Millos no había hecho un mal partido, que quizá desde mi corazón de hincha lo que vi en el terreno de juego fue a un Junior que llegó tres veces a nuestro arco, y tres veces nos anotó, en una muestra de la efectividad de la que carecimos en el Campín.

No puedo negar que la de anoche fue una de las peores noches de mi vida, no pude dormir, cerraba los ojos y en mi cabeza se repetían una y otra vez las jugadas de gol junioristas, y tuve que mascullar en soledad mi dolor bajo el silencio de las sombras nocturnas.

No puedo negar que no he querido ver noticieros, periódicos, ni escuchar comentarios radiales, y que a cada persona que intenta hacerme comentarios del partido, le lanzo una mirada de esas que quisiera que tuvieran el poder de desintegrar la materia para protegerme de las burlas que son como sal en mi herida.

No puedo negar que a pesar de la derrota, sigo pensando que este fue un gran año para nuestro equipo, y que las directivas deben propugnar por conservar la base de esta plantilla antes de pensar en integrar nuevos jugadores.

No puedo negar que aunque hace poco más de un año, escribí un post titulado «Carta abierta al Doctor José Roberto Arango» en el que como hincha suplicaba por la destitución inmediata de Richard Páez, en este momento considero que la labor del venezolano ha sido destacada, que aunque muchos no lo reconozcan le ha dado una identidad de juego al equipo, y que con sus altas y sus bajas, Millos ha recobrado ese respeto que por años todos los demás equipos del rentado nos habían perdido.

No puedo negar que este dolor tardará muchos días en curarse, pero soy consciente que el fútbol da sus revanchas.  De dos semifinales que disputamos, en la primera hicimos un solo punto, en esta hicimos tres puntos y nos eliminaron en la suerte de los penales, seguramente…..la próxima será la vencida!!

No puedo negar que me costó mucho, muchísimo escribir estas líneas, no tengo la inspiración, no sabía que plasmar en este post, así que decidí hacer un ejercicio de catarsis expresando algunos de los múltiples sentimientos de dolor que me atraviesan el pecho.

Con la esperanza de que ya vendrán los triunfos y mejores tiempos para nuestro equipo.

Cordial y albiazul saludo