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En un partido que con toda seguridad no pasará a la historia por su brillantez y espectacularidad, el equipo azul derrotó a un timorato Itagüí que llegó a Bogotá con la intención de llevarse un punto y tuvo que resignarse a irse con las manos vacías.

Los análisis desde el punto de vista del funcionamiento futbolístico del equipo necesariamente pasan a un segundo plano cuando lo importante era lograr los tres puntos que nos mantuvieran en carrera y con opciones de lograr la clasificación a los cuadrangulares.

Como curiosidad queda que este fue uno de los encuentros en que menos opciones claras de gol generó el equipo, pero también uno de los menos azarosos en la zona defensiva. Esta vez Ramos no tuvo que usar su traje de héroe. Aunque quedó la sensación de que el equipo visitante nos arrinconó contra nuestro arco durante los últimos minutos del cotejo, la verdad es que no crearon durante los 97 minutos de juego, ninguna jugada de real peligro en nuestra contra.

Personalmente destaco la labor de Pedro Franco, injustamente criticado por sus más reciente ejecutorias, que en este partido volvió a mostrar la solvencia y seguridad que lo hicieron merecedor de la titularidad en la zaga de la selección mundialista sub-20.

Así mismo es de resaltar la regularidad que sigue mostrando Lewis Ochoa, de lejos junto con Ramos, el mejor jugador del equipo en esta temporada. Los volantes de marca mostraron mayor cohesión, con muchas menos fallas en la entrega del balón y con mayor seguridad a la hora de recuperarlo.

La creación de fútbol se la entregó Richard Páez durante el primer tiempo a Mosquera y Cándelo, pretendiendo darle mayor seguridad a la defensa azul con la inclusión de Harold Martínez como lateral por izquierda. Sin embargo, la inclusión de Vásquez le dio mayor libertad al leticiano para correr por la banda lanzando centros, uno de los cuales derivó en el único gol del partido.

En cuanto al ataque, mucho mejor Cosme que Moreno, con mayor sacrificio para marcar y más ambición y claridad para buscar el arco rival.

Creo que esta vez hubo consenso entre la hinchada y el DT en cuanto a los cambios realizados. La salida de Cándelo, por ejemplo, claramente fue una decisión esperada con el fin de darle mayor marca al equipo con Henríquez, en sustitución del capitán que ya a esas alturas daba muestras de cansancio.

Reitero que no fue un partido brillante, pero se consiguió el objetivo de ganar frente a uno de los equipos de la parte alta de la tabla, lo que sirve como bálsamo para curar las heridas recientes, y como aliciente de cara a lo que se nos viene el próximo domingo frente a nuestro querido vecino que viene necesitado de puntos y que indudablemente será un rival mucho más exigente.

Cordial y albiazul saludo

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