Cuando en la televisión anunciaron que el hombre a salir para el ingreso de Elkin Blanco era Mayer, no pude evitar recordar la última vez que Páez hizo esta apuesta de excluir de la cancha al creativo vallecaucano. Jugábamos contra Atlético Huila, íbamos ganando y el partido se veía controlado porque Millos manejaba el balón, el tiempo y los espacios. Sin Candelo en el terreno de juego el Huila se apoderó del esférico, tuvo más acciones de gol y, finalmente, logró empatar el partido.
No pasa por mi mente que un DT haga cambios con la intención de que su equipo se debilite. En la mente de Páez quizá lo mejor era darle más marca al equipo con el fin de defender la ventaja mínima que a esas alturas significaba dejar al equipo en una posición inmejorable para seguir luchando por el anhelado cupo entre los ocho.
Seguramente si el marcador permanece inamovible, si hubiéramos conseguido esos tres puntos, hoy todos estaríamos valorando la decisión de Páez como de inteligente y oportuna. Lamentablemente la fortuna esta vez, nuevamente no estuvo de nuestro lado. Creo que Mayer aún no se había sentado en el banco de suplentes, cuando llegó el empate del Quindío. Elkin Blanco no tuvo tiempo ni de acomodarse en la cancha.
Insisto que las modificaciones ordenadas por los técnicos son un albur, un tiro al aire. Y pueden ser calificadas de buenas o malas según sea el resultado final, es decir, después de la guerra todos somos generales. No obstante, en esta ocasión, como en aquel partido contra el Atlético Huila, la salida de Candelo no fue para nada beneficiosa. Vía TWITTER se vino una andanada de críticas y agravios contra Páez por la decisión tomada.
Sin embargo el caprichoso destino quiso jugarle otra broma macabra a los esperanzados corazones azules. Finalizando el partido un centro al área chica de Luis Mosquera golpeó en Eric Moreno o en un defensor de Quindío (no me quedó claro) y el balón se coló al fondo de la red del local. Desafortunadamente, cuando aun nos estábamos acomodando en los sillones luego del festejo por el segundo gol, llegó una de esas jugadas que tanto le han repetido a nuestra zona defensiva: balón filtrado entre los dos centrales, Henríquez que no estaba en su posición pues había salido a presionar al ejecutor del pase, Franco que no alcanza a cubrir esa posición y Nelson Ramos que nuevamente se queda atornillado. La broma macabra del destino acababa de consumarse. Empate del Quindío, frustración en las toldas y en los hinchas azules, y nuevamente el Tsunami de epítetos de todo tipo en contra del venezolano a través de las redes sociales.
Es cierto que los márgenes se acortan, no hay espacio para la duda, y no se puede admitir ni un tropezón más. El próximo sábado enfrentamos al Deportivo Pasto que hoy ocupa el sexto lugar en la tabla por lo que es uno de los rivales directos en la lucha por clasificar y si ganamos, como todos anhelamos, estaríamos igualándolo en puntos, y dependiendo de la diferencia que se logre podríamos estarlos superando. Es uno de esos partidos que los especialistas llaman de «seis puntos»
Aunque se piensa que debemos ganar los 9 puntos que restan para aspirar a entrar, por los enfrentamientos de rivales directos que se vienen, así como por el estrecho margen de puntos que hay entre los aspirantes a ingresar, creo que el octavo lugar puede obtenerse con 26 puntos y diferencia positiva de goles.
Las chances aún están, la actitud de los jugadores creo que nadie la puede discutir (ojo que me refiero a la actitud, no a la capacidad) y la energía positiva de los millones de seguidores azules seguramente se hará presente para lo que resta de la Liga. Mientras haya vida hay esperanza, y Millos aún respira, las matemáticas aún no dan su sentencia negativa, y como esto es fútbol….cualquier cosa puede pasar.
Como es evidente, a pesar de todo sigo engrosando las filas del ala ULTRAOPTIMISTA de la fanaticada azul, y así seguiré hasta que las cuentas digan que definitivamente debemos aguardar hasta el próximo semestre.
Cordial y albiazul saludo
Los invito a seguirme en Twitter @azulhstalatumba (sin la «a» de «hasta»)