Un lector del blog a mitad de semana tuvo la gentileza de escribir a mi correo para hacerme caer en cuenta que aún existían posibilidades numéricas de alcanzar el ingreso a los cuadrangulares.

En principio recibí el correo con normal escepticismo aunque al lector lo acompañaba toda la razón. No obstante, con el correr de los días y la cercanía de la nueva batalla, la obstinación del hincha nuevamente salió a flote y empecé a considerar como reales las posibilidades de conservar las opciones hasta el próximo domingo. Puede que me equivoque, pero creo que a pesar de las constantes eliminaciones Millos siempre ha llegado con chances hasta la última fecha.

Sin embargo, cuando uno piensa que este equipo ya no lo puede sorprender, la realidad se empeña en mostrar todo lo contrario. Domingo a domingo uno cree que no se puede jugar más mal de lo que lo han hecho, pero increíblemente lo logran: el siguiente fin de semana es más pobre futbolísticamente que el anterior.

Aparentemente los resultados de los otros partidos jugados en esta fecha favorecían la ilusión del hincha azul. Nuevamente el comienzo del partido fue esperanzador. Se vio un equipo aunque con poco fútbol sí con mucho entusiasmo. De la presión ejercida por los jugadores azules en campo envigadeño se generó un el error increíble de Andrés Orozco. Lamentablemente el goleador Osorio Botello no supo aprovechar el regalo de navidad anticipado que le dio el central de Envigado.

Minutos más tarde, el dolor de cabeza de siempre. Cobro de tiro libre a favor del naranja, inexplicablemente nuestra zona defensiva hace marcación en zona cuando los cánones del fútbol dictan que en esos lanzamientos lo más conveniente es ejercer marcación al hombre, jugada de Morantes preparada durante la semana, balón a Camilo Pérez al punto penal y Gol de Envigado.

De ahí en adelante el caos! Desorden total. Millonarios perdió el control del esférico, del terreno y hasta de la dignidad. Envigado manejaba la diferencia con suma tranquilidad, con demasiada tranquilidad. Nuestros jugadores no lograron hilvanar jugadas de peligro, no hacían más de dos pases consecutivos.

Pedro Sarmiento conocedor de nuestra ineficacia en ataque y nuestras debilidades defensivas diagramó el partido para esperar y contragolpear. Muy cerca estuvieron de ampliar la diferencia. La mala puntería de sus atacantes y algunas buenas intervenciones de Delgado llevaron a que el marcador en contra no fuera superior.

Por aquellas cosas del fútbol, un partido que parecía controlado por el local, con los tres puntos en la bolsa que los mantendrían con vida hasta la última fecha, se les escapó luego de un cobro de Candelo al corazón del área, salto de Henríquez y gol para un empate absolutamente sinsabor, y que dejaba a los dos contendientes fuera de combate, quizá con más cuestionamientos para los azules que debido a su historia y a la grandeza que le da su hinchada está obligado a realizar mejores presentaciones que las que hizo a lo largo de este semestre.

Lo único que queda es esperar un triunfo ante Patriotas, que nos de tres puntos para mejorar un poco la posición del equipo en la tabla de posiciones. Más allá de eso la ilusión de que la dirigencia haya aprendido la lección, tome los correctivos necesarios y a tiempo en materia de contratación del nuevo DT y de los jugadores que se requieren para mejorar la campaña en el segundo semestre que a la luz de los compromisos adquiridos va a ser mucho más exigente que este lánguido torneo que estamos a punto de terminar.

A Richard Páez el reconocimiento y agradecimiento por los logros alcanzados, por las semifinales jugadas, por el título de la Copa Postobón, por los partidos ganados a rivales que por muchos años parecían invencibles para nuestro Millos, por haberse hecho cargo de un equipo casi extinto y por haber recuperado, por algunos momentos, la alegría para esta sufrida hinchada.

Lamentablemente la motivación y la unión de grupo que al parecer logró usted en la plantilla no fueron suficientes cuando la nómina se debilitó por obra y gracia de los topes salariales impuestos por la dirigencia. Por haber aceptado dirigir un equipo lleno de remiendos y de jugadores sin categoría es que no pudo usted salir del equipo por la puerta grande, como quizá merecía luego de los logros alcanzados.

Tristemente la última imagen es la que va a quedar en el recuerdo del hincha. La de un equipo sin alma, sin voluntad, sin confianza en sus capacidades. La de un equipo con serias limitaciones desde el punto de vista de la táctica y estrategia que dependían en gran porcentaje de su trabajo y sus decisiones. No obstante, de mi parte, MUCHAS GRACIAS DOCTOR RICHARD PÁEZ y éxitos en sus futuros proyectos.

Cordial y albiazul saludo