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Desde que salieron al terreno de juego en medio de los insultos de los pocos aficionados que asistieron al estadio de Techo, observé en el rostro de los jugadores que sentían como si llevaran sobre sus espaldas una carga de una tonelada de peso. Desde ese mismo momento presentí que el desenlace de ese partido no iba ser bondadoso con nuestras aspiraciones.

Por un momento intente meterme en la piel de esos once seres humanos que vestidos de azul se ubicaban a la cancha para representar a la institución más laureada del FPC. Me imaginé entrando a las oficinas de la entidad para la cual trabajo, en medio de insultos, ataques y agresiones de mis compañeros de trabajo o de mis superiores. No creo que el rendimiento y la productividad de mi labor pueda ser la mejor cuando te reciben de esa forma desde el inicio mismo de tu jornada laboral.
La verdad no logro entender a esos pocos hinchas que ayer se tomaron el trabajo de ir hasta el estadio de Techo y pagaron una entrada con el único propósito de madrear, putear e insultar a esos once seres humanos vestidos de azul desde el mismo momento en que asomaron por el túnel para dirigirse a la cancha.
Puede que no sean los mejores futbolistas, los más técnicos, los más habilidosos, pero en mi entender esos once seres humanos vestidos de azul trataron de dar lo mejor de sí dentro de sus limitaciones, así fuera poco para lo que los hinchas esperamos. Ellos no tienen la culpa de haber sido contratados por una institución como la nuestra, con tanto nivel de exigencia.
SI a las limitaciones técnicas que tienen como futbolistas le agregas el peso de sentirte agredido sin ni siquiera haber iniciado con tu labor, es poco realmente lo que creo que uno le puede exigir a estos once seres humanos que anoche se enfundaron esas camisetas azules.
No digo que esta sea una actitud exclusiva de los hinchas azules, pero sí me lleva a revalidar una y otra vez la idea aquella de que la hinchada de Millos es la mejor hinchada del país. Eso no es cierto!! Somos una hinchada igualita a la de los demás equipos: resultadista, con memoria de corto plazo, intransigente y, si se quiere, injusta.
Acepto que cada quien es libre de vivir el fútbol a su manera. Casi siempre he soportado en silencio y con mucha vergüenza con mis hijas -que regularmente me acompañan al Nemesio-, a aquellos «hinchas» que sienten que el pagar el importe de una entrada les da derecho de agredir e insultar a esos seres humanos que por las circunstancias de la vida están en esas ocasiones vistiendo la camiseta del equipo de nuestros amores. Por esa razón este semestre no pude volver a llevar a mis hijas.
No entiendo cómo puede uno exigir a los futbolistas o al DT de turno que tengan sentido de pertenencia por lo que representa esa camiseta, cuando el trato que se recibe de parte de la hinchada es de tímidos aplausos en la victoria y de rechinantes y gruesos insultos en la derrota. Según manifestó el Presidente a un medio periodístico, hasta un jugador como Pedro Franco, formado e hincha declarado de Millos, le ha manifestado su deseo de abandonar el equipo. La verdad no lo culpo!!
Ya en el tema futbolístico, el equipo con más ganas que fútbol intentó llegar atropelladamente al área rival en busca del gol que lo mantuviera vivo en la competición, pero definitivamente esta plantilla adolece de falta de talento. Falta de talento para defender, falta de talento para generar jugadas de gol y falta de talento para concretar las opciones que se crean. 
Se volvió a mostrar ausencia total de orden defensivo, que me luce se debe a falta de orden táctico. No sé si es que Páez no trabaja sobre una organización en el posicionamiento y funciones de los jugadores en la cancha, o es que ya a esta altura cada quien juega como se le da la gana.
Constantemente se ve a los volantes de marca y a los laterales realizando excursiones al ataque sin guardar las respectivas precauciones en la eventualidad de que se pierda el balón. Por eso los más peligrosos ataques de los rivales casi siempre se originan de una fallida escaramuza ofensiva de nuestro equipo.
Así llegó el primer gol de Bogotá FC: Un balón recuperado en zona defensiva del equipo local, el pelotazo largo enviado al amplio espacio que quedaba entre el portero y el último hombre de la defensa y…..lleve!!  
Con el marcador en contra y con la presión de los insultos que seguían cayendo desde la tribuna, el equipo se fue en procura del empate dejando espacios que aprovecharon los amarillos para contragolpear. En una de esas jugadas se originó el penal que fue convertido por Francisco Delgado, que es otro de esos jugadores que siempre nos marca goles. 
Ya este semestre definitivamente se perdió. Se perdió el examen principal que era la Liga, y se perdió el examen de habilitación que era la Copa. Hay que recomponer el camino pensando en el segundo semestre. La dirigencia tiene que apresurar la escogencia del reemplazo de Páez. Suenan muchos nombres: Torres, Gamero, Ischia, Umaña, Gregorio Pérez, Sachi y Leonel. 
Al parecer el favorito de los dirigentes es Hernán Torres que tiene el problema de que aún está en competencia con Itagüí, lo que le daría poco margen de trabajo con Millonarios previo al inicio de los compromisos de la Liga II y de la copa Suramericana. Mi favorito es Gamero, pero está en las mismas circunstancias que Torres.
No me parece que sea sano traer un DT extranjero de los que se han manejado por los costos y porque no conocen el medio ni el material del que dispondrían. Los nombres de «Sachi» y Leonel no son del gusto de la hinchada por su arraigo con el equipo verde de Antioquia, lo que de entrada significaría una presión adicional para la labor que realizarían en el equipo.
En conclusión. Urge una labor de reingeniería en el equipo. Además de DT se debe remodelar la nómina de jugadores diría yo que en un 70% u 80%. De los jugadores que actualmente conforman la plantilla son muy pocos los que estarían en condiciones de quedarse. Pero no tiene sentido que la dirigencia tome ese tipo de decisiones -de salida y llegada de jugadores- pues esta es una decisión que debe corresponder netamente al escogido para sentarse en el banquillo técnico.
Nunca me he alineado en el grupo de los hinchas pesimistas, y no lo haré ahora. Sigo creyendo en el proceso de salvamento del equipo que evitó su desaparición. Quiero pensar que este pobre semestre fue solo un tropezón en el camino que nos devolverá la gloria deportiva, y confío en que se hayan aprendido y asimilado las lecciones que estas eliminaciones deben dejar en la conciencia de los dirigentes.
Cordial y albiazul saludo

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