No fue el mejor partido de Millonarios, de hecho creo no exagerar si afirmo que ha sido la peor presentación del equipo de Hernán Torres, en partidos oficiales, en lo que va corrido del segundo semestre de 2012. El equipo se vio lento. Comentábamos con mi hermano que la mayoría de los futbolistas de camisetas azules casi arrastraban los pies. Parafraseando las declaraciones Profesor Torres en la rueda de prensa: «Quiero creer que es por el cansancio del trajín, de la seguidilla de partidos y de los constantes viajes». Lo único cierto es que en muy pocas ocasiones, nuestros jugadores pudieron salir avante de la presión que el equipo rojinegro vino a ejercer a Bogotá.
El equipo visitante lucía cómodo en la cancha, jugando casi a placer, con buen manejo de balón y buen control de los espacios de la cancha. Millos careció de sorpresa. Lewis no tuvo la frecuencia de apoyo constante al ataque que normalmente desarrolla, y por el otro lateral Jarold Martínez nunca supo tomar la decisión apropiada entre quedarse en el fondo de la defensa o proyectarse a la espera de un balón.
Obviamente Mayer y Harrison tomaban el balón, levantaban la mirada y no encontraban un jugador bien ubicado en el cual descargar juego. Perlaza y Urbano en fueron sorprendidos infinidad de veces en fuera de lugar o quitándose entre ellos el espacio disponible en el frente de ataque.
Elkin Blanco, lejos del buen nivel que tuvo iniciando el semestre sin distancia, llegando a destiempo y sin claridad en su fútbol. Ganiza quizá se veía más claro que sus compañeros de zona medular, pero tampoco encontraba compañeros con los cuales juntarse por lo que en varias ocasiones tuvo que intentar excursiones individuales que no está acostumbrando a realizar.
En defensa, Franco con algunas muestras que el error en Sao Paulo le afectó la confianza en su juego y Román sí apagando incendios, como ha sido la constante en su juego.
Luis Delgado fue la figura del equipo, lo que habla a las claras del desarrollo de un juego en el que el visitante tuvo el control del esférico, de la cancha, y de las mejores opciones de anotar.
Destacable sí las decisiones tomadas por el Profesor Torres. Movió el equipo, arriesgó, sacó del terreno de juego a un Mayer lejano a su mejor nivel, y a un Elkin Blanco que se volvió a parecer al del semestre anterior.
Omar Vásquez aunque sin ser brillante le dio mejor control de balón al equipo, Millos se asentó mejor en la cancha y se lanzó en búsqueda del gol de desequilibrio. Cúcuta por su parte se recogió, armó dos líneas de cuatro bien cercanas entre sí, y nunca dejó de ser peligroso en las acciones de contraataque.
Cuando el partido se extinguía llegó la jugada que pagó el frío, la mojada y el aburrimiento que los 13 mil hinchas asistentes al Nemesio tuvimos que soportar. Latigazo de Otálvaro que devuelve el poste derecho de Luis Estacio -especialista en quemar tiempo y desesperar hinchadas locales- el balón le queda a Erick Moreno que hasta ese momento no había logrado parar un solo balón con suficiencia, y el delantero que por fin logra enviar el esférico al fondo del arco visitante. Fue como en cámara lenta. Personalmente solo festejé hasta cuando vi que el juez central señaló con su mano derecha el centro de la cancha.
A estas alturas del torneo lo importante son los puntos, asegurar la clasificación, tratar de ubicarnos en los dos primeros lugares de la tabla de posiciones para gozar del mencionado «punto invisible» que en un momento dado se constituye en una importante ventaja frente a los rivales de cuadrangular. En ese orden de ideas, hasta el momento, estos objetivos se han estado cumpliendo y ese solo hecho debe ser motivo de alegría y tranquilidad para los hinchas.
Siempre será mejor corregir y ajustar deficiencias en medio de las victorias que pretender hacer ajustes con la presión de tener que buscar los puntos necesarios para clasificar. Acceder a los cuadrangulares con tranquilidad y anticipación le permitirá al equipo preparar con mayor suficiencia la participación en la fiesta de fin de año a la que hace tanto tiempo que no estamos invitados.
Aunque obviamente la irregularidad en el rendimiento de juego debe ser motivo de preocupación para la hinchada, no es el momento para irse lanza en ristre contra el equipo por no encontrar en la cancha a un conjunto arrollador que pasee y golee a cuanto rival se le ponga en frente,sobre todo en el Nemesio.
Insisto en la frase usada por Torres en la rueda de prensa: «Quiero creer que es por el cansancio…» Sería fatal que el bajo nivel mostrado por algunos de nuestros jugadores se deba a cuestiones diferentes al cansancio físico.
Por ahora, nuestra ubicación en la tabla debe ser motivo de orgullo, de tranquilidad y de alegría para portar nuestra hermosa camiseta azul. Sumamos 26 puntos, con un buen margen de diferencia de goles, seis partidos por disputar de los cuales dos son en calidad de local, por lo que tenemos motivos suficientes para creer que los objetivos principales de clasificar y ser uno de los dos primeros de la tabla están al alcance de la mano, ya habrá tiempo para corregir funcionamiento y recuperar jugadores.
Cordial y albiazul saludo