Los torneos cortos en Colombia, aquellos que entregan una estrella cada seis meses, se vienen realizando desde el año 2002, y Millos no ha sido precisamente de los invitados frecuentes a disputar los cuadrangulares finales dispuestos para definir al ganador del título de cada campeonato. De hecho, acudiendo a mi escasa la capacidad de mi memoria, tan solo recuerdo aquel torneo en que al equipo lo dirigía Norberto Peluffo y que perdimos una inmejorable posibilidad de avanzar a la final. Restaban dos partidos para terminar los cuadrangulares. Debíamos enfrentar en casa al Cali, y en Santa Marta al Unión Magdalena, seis puntos de los cuales tan sólo necesitábamos UNO. En el Campín, Milton Rodríguez nos aguó la fiesta a menos de 10 minutos del final del juego, y luego en Santa Marta caímos estruendosamente con el «Ciclón Bananero».

Hay que recordar que la semifinal que disputamos con Junior el año pasado, no correspondió al esquema de torneo de cuadrangulares semifinales, por lo que la verdad de a puño, es que el sistema de torneo como se está disputando en este 2012 nunca ha sido precisamente favorable a nuestro querido equipo.

Por esta razón, haber obtenido la clasificación de la forma como se logró este semestre, tiene que ser, inexorablemente motivo de orgullo, tranquilidad y felicidad para la gran hinchada albiazul.

Actualmente Millos cuenta con 30 puntos en la tabla de posiciones, lleva 14 fechas imbatible en la punta del torneo, tiene un partido menos disputado por lo que potencialmente podría alcanzar la suma de 42 puntos en fase clasificatoria, es la valla menos vencida y una de las cinco delanteras más goleadoras de la Liga Postobón en el presente semestre, lo que habla a las claras del equilibrio que el DT Hernán Torres le ha logrado imprimir a este equipo. Adicional a esto, se encuentra disputando con absolutos méritos y posibilidades su paso a los cuartos de final de la Copa Suramericana. Todas estas razones deberían ser suficientes para recibir con aplausos sonoros el desempeño del equipo.

Algunas otras razones para estar orgullosos de la campaña de nuestro equipo: Ganamos los dos clásicos del semestre; se obtuvieron victorias en calidad de visitante en plazas que antes parecían imposibles como la de Neiva y la de Cartagena; se derrotó a tres de los equipos que hoy por hoy se encuentran dentro del grupo de ocho privilegiados; tan solo Itagüí pudo derrotar a nuestra principal plantilla, y en dos visitas a otra plaza difícil como Medellín no salimos derrotados.

A algunos especialistas e hinchas el equipo no lo convence, pero ahí están las cifras que hablan a las claras de que este Millonarios es hoy por hoy el mejor equipo del FPC. Enaltece aún más la campaña el hecho de saber sobreponerse no solo a lesiones, sanciones y a la baja de su mejor goleador desde el principio del torneo, sino a los constantes desplazamientos que ha tenido que realizar la plantilla para cumplir con sus compromisos tanto en Copa Suramericana, como por el amistoso jugado en el Viejo Continente.

Todos quisiéramos ver a un equipo arrollador, que golee y pasee a cuanto rival se le ponga en frente, pero no debemos dejar de lado que en su mayoría, la plantilla actual, es la misma que fracasó estruendosamente el semestre pasado y que estamos afrontando el torneo sin la principal carta goleadora que se tenía para la temporada. Definitivamente lo logrado hasta ahora es motivo suficiente para vestir y lucir con orgullo nuestra gloriosa camiseta azul.

Todas estas razones me provocan desconcierto al oír en el estadio y en diferentes medios, como las redes sociales, a algunos «pseudohinchas» quejándose del presente del equipo. El sábado me tocó soportar a algunos de ellos burlándose de Robayo, insultándolo y reprochando a la mayoría de hinchas que lo aplaudimos y lo reconocemos como jugador insignia del azul.

Confieso que no pude evitar mirarlos de reojo y hacerles un gesto con el dedo sobre mi boca, luego de la gran jugada que el volante bogotana hizo para el gol de Wason. Cómo habría disfrutado si Robayo hubiese logrado convertir un gol para gritárselos en la cara!! En serio, no logro entender a los hinchas que hacen eso con sus propios jugadores, y menos en épocas «gloriosas» del equipo.

En fin, todos, hinchas, jugadores y directivos somos conscientes que esto es apenas el primer paso, el siguiente es luchar con toda dignidad la serie con el Palmeiras que, según lo expresado en medios periodísticos, viene a Bogotá con un equipo menos suplente del que enfrentamos en Sao Paulo.

Históricamente los equipos de esa zona del continente le tienen pavor reverencial al tema de la altura, pero para poder aprovechar esta circunstancia, Millos debe hacer gala de una gran dinámica y disposición desde el primer minuto de juego, presionarlos, ahogarlos y atacarlos sin perder el orden defensivo a sabiendas del gran poder y técnica de los brasileros.

Tengo fe en que Millos tiene el fútbol, y las circunstancias a favor para revertir la serie, pero el rival también juega y se prepara para enfrentarnos, así que no será tarea fácil.

Con la alegría y el orgullo a flor de piel, cordial y albiazul saludo.