Han pasado ya casi 40 días desde que Millonarios, este mismo equipo al que la tarde de hoy pocos, muy pocos fuimos a acompañar al Nemesio, nos diera a los hinchas de antaño,a los nuevos, a los más fieles, a los clasiqueros, a los de radio y televisión, A TODOS, la alegría más grande de los últimos 24 años, con la consecución de le estrella 14.
El fútbol, que no se detiene, nos tiene ahora ad portas del inicio de una nueva Liga, de una nueva ilusión. Para afrontarla, y para atender con decoro el compromiso internacional que significa la Copa Libertadores, la dirigencia apostó con total acierto, a mi modo de ver, por darle continuidad a la plantilla de futbolistas campeones como el mejor de los refuerzos. A esta plantilla base se suman jugadores que por su pasado reciente seguramente vienen a sumar y aportar en la consecución de los objetivos.
El diseño del torneo colombiano, no obstante, suele resultar perjudicial para los equipos que con todos los méritos llegan a las finales, dada la cercanía entre el torneo que se acaba y el que se inicia.
Bajo este esquema, los equipos que quedan eliminados de los cuadrangulares cuentan con cierta ventaja de cara al campeonato siguiente, pues cuentan con mayor tiempo para acondicionar a sus jugadores a las nuevas exigencias.
Esta, desde mi punto de vista, es la principal razón por la que en nuestra Liga se presenta lo que algunos periodistas han dado por llamar como el «síndrome del campeón» que consiste en que los equipos que logran el título en un semestre, afrontan una campaña diametralmente opuesta el semestre siguiente. Por esta diferencia en los tiempos de pretemporada, a los campeones reinantes suele costarles tomar el ritmo de competencia.
Hace años, cuando se jugaba un torneo largo que entregaba tan solo una estrella por año, todos los equipos disponían de los mismos tiempos para realizar la pretemporada. Así las cosas, se acostumbraba a enfatizar las primeras semanas en el trabajo de acondicionamiento físico, con muy poco o ningún contacto con el balón.
Dadas las exigencias de los torneos cortos, a equipos como nuestro Millonarios Campeón, les corresponde ahora en las épocas previas a la competición amalgamar los trabajos de acondicionamiento físico con juegos de preparación.
Precisamente, los últimos partidos de preparación se jugaron en el marco de este embeleco de la DIMAYOR llamado SUPERLIGA, contra un equipo mucho más armado que el nuestro, con doce días más de pretemporada, lo que definitivamente influyó para que nuestro rival de turno pareciera verse muy superior a nuestra amada divisa.
Adicional al menor tiempo de preparación, tuvimos que afrontar estos partidos de práctica previa a la verdadera competición, con cuatro jugadores menos de los habituales titulares que nos dieron la estrella: Román Torres por sus compromisos de selección (según dice el Club seguirá con la azul), Johnny Ramírez por sus problemas físicos aunados a los líos contractuales que todos conocemos (dicen que no tend´ria problema para jugar pues se le respeta su derecho al trabajo), Mayer Candelo también con problemas físicos y el buen Wilberto Cosme que se fue a probar suerte al fútbol del exterior.
En términos porcentuales, casi el 40% del equipo campeón no pudo disputar estos dos últimos partidos de preparación contra el Querido Vecino.
Hay que reconocer, además, que hay jugadores a los que se les nota que aún están en pretemporada, que se ven duros de piernas, y sin la capacidad física que fue, el torneo pasado una de nuestras principales fortalezas.
Estoy seguro que el DT Torres sabrá tomar los correctivos necesarios para darle inicio a la Liga en las mejores condiciones. Queda una semana para que los jugadores que llegan como refuerzos se compenetren con sus compañeros; para que Hernán Torres evalúe si vale la pena seguir poniendo, por ejemplo, a Elkin Blanco por encima de «Ganiza»; para que Román se reincorpore al equipo y seguramente sea titular frente a La Equidad; para que Mayer, Dios mediante se recupere y pueda actuar aunque sea unos minutos en el encuentro del domingo; en fin, tenemos muchísimas posibilidades y capacidades para mejorar el desempeño mostrado estos dos últimos partidos de preparación.
Confío plenamente en la sapiencia del DT que nos llevó al título después de 24 años pero, como una apreciación muy personal, debo manifestar que no me gustó el experimento que realizó en el partido de hoy, «traicionando» el estilo que tantos éxitos nos dio, al alinear a tres jugadores en el frente de ataque en detrimento de la seguridad que otro volante nos hubiese proporcionado. Sin embargo, para esto sirven estos partidos de entrenamiento para ensayar variantes.
El compromiso de verdad apenas está por comenzar y tengo la total seguridad que en esta semana que nos separa del pitazo inicial el equipo trabajará y se reorganizará para retomar el rumbo. No olvidemos que en su mayoría, estos jugadores y cuerpo técnico nos regalaron la navidad más feliz del último cuarto de siglo, motivo suficiente para que cuenten con el total y masivo respaldo de la que llamamos «mejor hinchada del país»
Cordial y albiazul saludo
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