Luego de la difícil semana que soportamos los hinchas azules debida a la casi fija y prematura eliminación de nuestro equipo de la Copa Libertadores, el triunfo obtenido ayer domingo, así se haya logrado en la última jugada del partido, reconforta el alma del hincha y muy seguramente el ánimo de los futbolistas.

No deja de sorprender a propios y extraños la respuesta de la hinchada azul partido tras partido. Lo asistencia al Nemesio ayer fue impresionante e inesperada, dada la derrota en Oruro y sobre todo, por la forma como se perdió. En Bolivia se vio, creo yo, al peor Millonarios  desde que logramos erradicar a la «dupla maldita» de la administración del equipo.

Fue tan mala la actuación del Millos en Oruro, que Hernán Torres tomó decisiones, movió la plantilla, mandó al banco a algunos jugadores que no están pasando por un buen momento futbolístico, y hasta modificó el módulo táctico al que nos tiene acostumbrados desde su llegada al banquillo del equipo.

El DT pretendió procurar mayor control y tenencia del balón al equipo, prescindiendo de uno de los delanteros a favor de un  volante con más de manejo.

La estrategia de Torres dio sus frutos en parte, pues evidentemente el equipo tuvo más tiempo el balón en su poder,  y el rival no generó mayor peligro sobre el arco de Delgado. No obstante, los volantes de creación no encontraban fácilmente en quien descargar el esférico, por lo que las mejores opciones de gol o acercamientos al arco contrario durante el primer tiempo dependieron de excursiones individuales generalmente de Otálvaro o Tancredi.

Para el segundo tiempo, tras la anotación lograda por la vía del penal, parecía que finalmente el DT se saldría con la suya. El partido se podía ganar jugándolo con un solo delantero! Pero al parecer los dioses del fútbol han dispuesto que Millos no gane las cosas tan fácilmente y que los hinchas tengamos que apretar y sufrir al límite para poder celebrar.

Inmediatamente después de la anotación que nos daba la victoria parcial, llegó el error, a mi juicio compartido entre Delgado y Franco, que dejó al delantero del Cúcuta solo de frente al arco para concretar el empate que resultó en un baldado de agua mucho más fría que la que tuvieron que soportar los fieles azules apostados en las tribunas del Campín.

En ese momento el DT tuvo que apostar el todo por el todo, enviando al campo de juego a los tres delanteros de los que disponía en el banco. Millos logró así mayor volumen en ataque, pero se exponía al contragolpe del Cúcuta. Afortunadamente los defensores se mostraron muy concentrados durante esos minutos y evitaron cualquier riesgo sobre nuestro arco.

Faltando 10 minutos el DT visitante pareció conformarse con el punto que se llevaba de Bogotá, quiso cerrar el cotejo dejando como única alternativa de ataque a Estiven Mendoza.  El partido parecía sentenciado a finalizar empatado. Pero si de algo sabe este Millonarios es de luchar los encuentros  hasta el último segundo.

Así fue que Lewis, que jugó uno de los partidos más opacos desde que se vistió de azul, recibió un balón por su costado y lanzó un centro al corazón del área que encontró bien ubicado a Perlaza, quien haciendo gala de esa estirpe goleadora que le antecede, cabeceó fuerte contra el piso, venciendo al, hasta entonces casi imbatible, arquero del Cúcuta Luis Estacio que como suele pasar se había crecido en el Campin.

Gol de partido, gol de knock out fulminante, de esos que ya no le dan chance al rival de responder. Gol que sirvió de desahogo no solo para los 23 mil hinchas que a pesar de todo vistieron de azul el Campín, sino para los millones de hinchas de Millos que a lo largo de la semana tuvimos que soportar, otra vez, las burlas y los improperios de hinchas de otros equipos que, curiosamente, no han entendido que 14 es más que 13, o que es diferente enfrentar a Alianza Petrolera o a Real Garcilaso que enfrentar al Campeón del Mundo de Clubes.

En síntesis, aunque no fue el más brillante de los partidos de Millos, la victoria fue más que merecida porque premió al equipo que más hizo por el partido.

Lo que viene para Millos son tres partidos consecutivos en calidad de visitantes: el jueves por Copa Postobón en Villavicencio enfrentando al Llaneros, el próximo domingo en Pasto, y la semana siguiente en el Plazas Alcid frente al Huila.  Tres partidos en los que me parece interesante volver a ensayar ese módulo de los cinco volantes que nos garantiza tener durante más minutos el control del balón.

Codial y albiazul saludo