Como colofón a la espectacular remontada que viene haciendo el equipo luego de la supuesta crisis denunciada por algunos comunicadores, gracias a la cual logró sumar 11 puntos en los últimos cinco partidos disputados, Millos obtuvo el tiquete para disputar los cuadrangulares finales faltando todavía un partido por disputar.
Además lo logró mostrando, por amplios pasajes de los juegos, al equipo arrasador e imparable de la temporada pasada concluida con la inmensa felicidad de la estrella 14 en nuestro escudo.
El partido en Ibagué se presentaba sobre el papel como el escollo más difícil de los dos que restaban por enfrentar en el objetivo de materializar la que hasta hace un par de días era una casi segura, pero aún incierta clasificación a la final del torneo.
El equipo lo afrontó como se deben enfrentar las finales: con decisión, con pundonor, con mucha garra sin olvidar el orden y el planteamiento táctico sobre el terreno de juego, pero sobre todo con mucha jerarquía para sacar el máximo provecho a las debilidades y fisuras que mostrara el rival.
Millos golpeó al Tolima justo cuando mayor dominio y control del juego tenía el local. Una gran jugada colectiva iniciada por Candelo, complementada por Otálvaro, magníficamente leída e interpretada por Robayo, y fina y oportunamente culminada por Eric Moreno le dio a Millos no solo la ventaja en el tanteador sino que lo llenó de confianza y tranquilidad para manejar los embates ofensivos de los tolimenses.
El segundo gol llegaría gracias a una jugada de penal por falta sobre Pedro Franco que el árbitro bien pudo haber omitido pero que en esta ocasión decidió sancionar para que Montero concretara el segundo. Así se fue el primer tiempo.
Para la segunda parte Millos se vio mejor asentado sobre el terreno de juego, controló con suficiencia la lógica embestida del equipo local en procura de descontar lo más pronto posible. Cuando más embolatado se veía el Tolima para llegar al arco de Delgado llegó la actuación magistral del ex santafereño Oscar Rodas que se «tropezó» con la sombra de Franco y se fue de bruces sobre la pésima cancha del Murillo Toro. El juez compró el engaño y sancionó penal. Esta vez la diosa justicia no se hizo presente y el Tolima logró el descuento tal vez en el momento en que menos lo esperaban sus hinchas.
De ahí en adelante el partido fue de mero trámite. Con la clasificación en el bolsillo los jugadores de Millos que se encontraban condicionados por el asunto de las dos tarjetas amarillas se hicieron amonestar para pagar la fecha de sanción en el próximo compromiso con Alianza Petrolera.
Al final del juego, un codazo propinado por otro ex santafereño y conectado en el rostro de Leudo, fue inexplicablemente sancionado con tarjeta roja tanto para el agresor como para el agredido.
El juez dio por terminado el encuentro y la hinchada azul, que fue superior en Ibagué no solo en número sino en el aliento entregado a sus jugadores, así como los millones que seguíamos el juego a través de la televisión celebramos una clasificación que se convierte en un mentís a la tendencia estadística que mostraba que en estos torneos cortos, por lo general, los equipos que venían de ser campeones en un torneo irremediablemente fracasaban en el torneo siguiente.
Individualmente hay que destacar los últimos partidos de Delgado que luego de los yerros en el Pascual Guerrero ha sido determinante para la obtención de los resultados en los partidos subsiguientes.
De la dupla de centrales no hay que agregar mucho más de lo que se les ha reconocido a lo largo del torneo, impasables. Lucho Mosquera revalidó en Ibagué su gran actuación ante el Junior, enhorabuena por su reencauche como lateral izquierdo justo cuando más se necesitaba.
Robayo mantiene su nivel en alza. Además de cumplir con sus tareas en defensa, el volante se ha constituido en pieza clave para brindarle salida y desahogo al equipo. Cachetazo para tantos detractores y odiadores gratuitos que inexplicablemente tiene este buen jugador bogotano. Por su parte Jhonny, con nuevo look, cumple con su labor de destrucción de juego aunque cometió un par de fallas en la entrega del balón que podrían habernos complicado el panorama.
Mayer y Otálvaro con su aporte de talento y sacrificio del que vienen haciendo gala en los últimos partidos, y la pareja Moreno – Montero consolidándose como la dupla de ataque titular.
No quiero dejar de lado trabajo táctico dispuesto por el cuerpo técnico del equipo. Millos fue un equipo corto, ordenado, con disposición y actitud tanto para el sacrificio como para la generación de fútbol de ataque.
En conclusión, ya es un hecho, el campeón está de vuelta, clasificado a los cuadrangulares finales y con todos los méritos y las potencialidades para luchar codo a codo con sus rivales por el título de esta Liga Postobón. En mi sentir, no es tan descabellado incluso pensar en la posibilidad de lograr el segundo «punto invisible». Se requiere además del resultado propio, venciendo a Petrolera de otros resultados que objetivamente no resultan tan inviables.
Señores, la mesa está servida, nuestro Millos viene en alza, mejorando partido a partido y llegará a la primera fecha de los cuadrangulares con la mejor plantilla de jugadores que las lesiones le han dejado en su nómina.
Ojalá se diera que a los actuales 17 mil abonados se le sumen otros tantos para estos cuadrangulares y así lograr el sueño de tener el Nemesio solo para nosotros, totalmente tapizado de azul y sin la molestia de las hinchadas visitantes, ¡Yo sé que podemos!
Cordial y albiazul saludo