Generalmente los empates en condición de local no suelen festejarse, pero el de anoche tuvo un sabor especial.
Un sabor especial porque así haya sido en nuestro propio feudo, les borró de sus rostros a los verdes la sonrisa de satisfacción que les producía volver a derrotarnos en el Campìn dejando, de paso, casi sentenciada la serie final.
Un sabor especial, porque a pesar de no desplegar buen fútbol, nuestro equipo hizo gala de esos dos factores que ha tenido como valor agregado a lo largo de la temporada y que le han alcanzado para ubicarse en los sitiales más altos de las dos competiciones en disputa: la actitud y la jerarquía.
Bastó un cambio en la actitud, bastó que aflorara la vergüenza deportiva y el respeto (o amor como dijo Robayo al final del partido) por nuestra camiseta, para nivelar en el resultado la serie final de esta Copa Postobón y así mantener latente, como escribí en mi anterior post, la doble ilusión, por lo menos hasta el próximo domingo.
En líneas generales, el partido mostró más de lo mismo que ha mostrado Millos en la recta final de la Liga: debilidades crasas en marca, errores continuos en los movimientos defensivos del equipo, jugadores que hace rato no andan en su mejor nivel, todo esto conjugado para erigir nuevamente en salvador, héroe y figura al gran Luis Delgado que, dicho sea de paso, se está labrando a pulso un sitial en el podio de los mejores arqueros en la historia azul.
A lo largo del primer tiempo, el visitante le cedió a Millos el balón y con un aplicado trabajo de presión se dedicó a propiciar errores en la entrega que fueron repetitivos y eficientemente aprovechados, tanto que tan solo dos llegadas a nuestro arco bastaron para que el verde se fuera al descanso tranquilo y con una buena diferencia a su favor.
Contrario a lo que todos esperábamos, el DT Torres envió a la cancha para al segundo tiempo a los mismos protagonistas del desaguisado de la fase inicial. Eran los mismos jugadores, pero al cambio en la actitud fue evidente, desde el pitazo inicial. En esa arremetida llegó el primer gol azul fruto de un remate furioso de Román.
Con el ingreso de Yuber Asprilla –que anoche tuvo los mejores minutos que recuerdo en su juego- el DT se jugó el todo por el todo, al excluir del campo a un errático Alex Díaz. El cambio a todas luces fue acertado, pues 15 minutos después del gol de descuento, el propio Asprilla concretó el gol del empate en el arco verde, tras un fabuloso pase entre líneas filtrado por Otálvaro.
Los últimos minutos del partido se jugaron mano a mano, los dos equipos se abrieron en búsqueda de la victoria, pero fue el rival el que más cerca estuvo de lograrla, de no estar de por medio los reflejos felinos del gran arquero con que afortunadamente cuenta Millonarios.
Así las cosas, la serie final de esta Copa llega nivelada para a los últimos 90 minutos de competencia. Indudablemente nuestro DT tendrá que hacer algunos ajustes en el planteamiento táctico para hacer menos vulnerable la zona defensiva del equipo, o quizá reconsiderar la titularidad de algunas fichas que por alguna razón no están aportando lo mejor de su fútbol.
Al final quedó dentro de la afición azul la sensación de un empate con sabor a victoria, porque finalizados los 45 minutos iníciales no parecía posible equiparar las cargas.
A puro corazón el equipo logró empatar el partido y así llegar a la definición en Medellín con la motivación de estar más cerca de la primera gran ilusión de esta hinchada que, a propósito, ayer acompañó masivamente en el Nemesio aunque no en el número que todos esperábamos.
De pronto por el precio de la boletería, de pronto por los precios en la reventa, de pronto por la hora del partido, de pronto por el temor de compartir escenario con la hinchada rival, no lo sé, pero no me esperaba ver tanto espacio vacío en las tribunas.
El domingo la obligación por ser local será del verde. Millos tendrá que proponer un juego corto entre líneas, un equipo compacto, sobre todo con actitud de lucha desde el primer minuto, y tratar de aprovechar con Dayro como principal arma ofensiva, los espacios que queden en una defensa que, por lo visto anoche, tampoco es que sea del todo sólida y segura.
La ilusión sigue intacta, la serie está como al inicio del juego de anoche y confío en que mejorando en nuestra propuesta futbolística, sumada a la actitud y jerarquía mostrada en buena parte del segundo tiempo, tenemos excelentes posibilidades de lograr aguar la fiesta verde que seguramente ya tendrá preparada la Dimayor.
Cordial y albiazul saludo
Twitter: @azulhstalatumba