Un compañero de oficina, no hincha azul, me preguntó esta mañana cuando llegué a laborar si aun creía que Millos tenía chances de llegar a la final, dada la campaña perfecta que hasta ahora ha realizado el Deportivo Cali.
Mi respuesta obviamente fue automática y cargada de ese optimismo lleno de fanatismo ciego que me caracteriza: “claro que hay chances, el Cali va a aflojar”, respondí
Ya sentado en mi puesto de trabajo, con cabeza fría y maximizando el nivel de objetividad en mis raciocinios llegué a la conclusión que el margen de error de nuestro equipo para lo que resta del cuadrangular es mínimo, casi con tendencia a cero.
Cuando el partido en Manizales de próximo miércoles llegue a su fin, en el mejor de los escenarios –con una victoria-, habremos terminado la primera vuelta de los cuadrangulares a tres puntos del equipo de Leonel lo cual, a mi modo de ver, es una diferencia complicada pero todavía remontable. Un empate o una derrota en Manizales dejarían en un alto porcentaje sentenciada la serie en nuestra contra y a favor de los verdes.
Ahora bien, no hay que dejar de lado el detalle de no menor importancia, que a lo largo del torneo las actuaciones del Cali en condición de local no han sido las mejores; sus mejores ejecutorías las ha tenido jugando a domicilio sin la presión de su hinchada y descargando en sus rivales de turno la obligación de buscar el arco contrario en pos de la victoria. Dos de los partidos que le quedan al verde serán en su estadio, y uno de ellos contra nosotros.
Si queremos continuar la liguilla dependiendo exclusivamente de nuestras propias ejecutorias es imperativo por tanto derrotar al Once en Manizales, para ir con viento en la camiseta a Pasto a propender por un triunfo que nos permita llegar a Cali a disputar mano a mano con el verde, nuestro paso a la final. ¡No hay margen de error!
No he podido dejar de pensar en lo inconveniente que fue para Millonarios el haber pospuesto la realización de la final de la Copa para facilitarle al equipo antioqueño su participación en la Copa Suramericana.
En efecto, como consecuencia de esta decisión, Millos enfrentó al Cali en Bogotá con menos días de descanso respecto a su rival, sumado al peso emocional y sicológico de la derrota sufrida.
Aunque el DT quiso restarle importancia al detalle del cansancio para explicar el bajo rendimiento de los jugadores en ese partido, fue evidente que el golpe de la disputa de la final de Copa pesó en ello.
Así mismo, esta semana que será larga y suficiente para que el Cali le pueda dar un mejor acondicionamiento físico y táctico al equipo, para nosotros implica una semana corta sin tiempo suficiente para recuperar a los jugadores y para preparar adecuadamente el siguiente juego. No obstante, así quedó establecido y así tendrán que afrontarse los compromisos que restan.
Con relación al partido del sábado, fue clara la ansiedad de los jugadores por buscar el triunfo y revertir la mala mini-racha que traía el equipo. Desde el primer minuto Millos buscó el arco contrario y, a pesar del cerrojo defensivo propuesto por los pastusos, fue constante el asedio y el constante peligro generado en el arco visitante. No obstante, era evidente la ansiedad de los nuestros por resolver el partido con prontitud, lo que los llevó en repetidas ocasiones a tomar malas decisiones al momento de dar la puntada final.
En un error en la salida desde el fondo se generó la única y real llegada de peligro del Pasto en todo el partido, que terminó estrellándose en el vertical derecho del arco de Delgado.
El segundo tiempo trajo el alivio para los jugadores y la hinchada, que nuevamente fue inferior en número a las expectativas, con el gol de Eric tras el cual el rival se apoderó del balón y adelantó sus líneas dando la sensación de hacerse dominador del encuentro. Sin embargo, no recuerdo a lo largo de esos minutos de dominio pastuso una llegada de peligro serio en nuestro arco. A mi entender y percepción, la zona defensiva del equipo presentó un buen examen.
Esta vez a Hernán Torres las sustituciones que ordenó le salieron “derechas”. Elkin Blanco –que recién había ingresado por Dayro- se proyectó por la izquierda y envió un centro al corazón del área para que Leudo –que minutos antes había ingresado por Mayer- de puntazo la enviara al fondo del arco del portero Álvarez. Por su parte, Wason –que reemplazó en los últimos minutos a Eric- por poco le pone el moño al resultado tras estrellar en el travesaño la última jugada de ataque de nuestro equipo.
Millos mostró una mejor cara. Sus jugadores volvieron a mostrar el ansia de ganar y la actitud para buscar el resultado, como si quisieran dejar atrás de una vez por todas el fantasma de la caída en la final de Copa.
Jugadores como Román Torres, Anderson Zapata, Alex Díaz, Rafa Robayo, y Dayro Moreno por su inextinguible capacidad de lucha, tuvieron una actuación destacada a lo largo del juego, lo que permite fortalecer la ilusión en que hay material humano y ánimo para luchar la opción que aún tenemos de llegar a la anhelada final.
La opción está latente, la actitud y el deseo de jugadores y cuerpo técnico por darnos la alegría volvió a aparecer, esperemos que la suerte, que también se hace necesaria en estas instancias, esté de nuestro lado y así podamos volver a tener una navidad completamente azul….¡Vamos por la 15!
Cordial y albiazul saludo
@azulhstalatumba