Eso fue lo que resaltó Juan Manuel Lillo en plena rueda de prensa al final del partido: los “güevos” con “G” que los jugadores le pusieron al partido, sobre todo después del gol visitante.

Efectivamente, tras un primer tiempo soso e improductivo, en el que los boyacenses le cedieron el terreno y el balón a los jugadores azules que se mostraron carentes de ideas, sin fuerza ni contundencia para rebasar el muro defensivo que el equipo de Pimentel planteó, como es su costumbre, en el gramado del Nemesio; bastó el choque eléctrico que produjo el gol de Juan Pérez para que los futbolistas de Millos hicieran aflorar ese pundonor y amor propio al que debe acudirse cuando la táctica y la estrategia no encuentran respuesta en las condiciones futbolísticas de aquellos quienes deben interpretarla sobre el terreno de juego.

A punta de esos “güevos” Millonarios logró volcar las acciones de juego sobre el arco de Chaux quien, como suele suceder con los porteros que visitan El Campin, se agigantó al ver al frente las camisetas azules.

Desde el banco Lillo también se la jugó, enviando a la cancha a aquellos futbolistas que, en medio de la escasez, creyó podrían ayudar a resolver ese complicado laberinto ultradefensivo montado por el rival.

Cristian Alarcón, de buen accionar durante los minutos que le correspondió actuar, reemplazó a Luis Mosquera, quien aun siendo el mejor valor de los azules en el primer tiempo, encontraba en el tiempo complementario, obviamente, menos espacios para realizar sus desplazamientos.

Rafa Robayo reemplazó a “Ganiza” Ortiz, buscando aprovechar la doble función que puede llegar a cumplir el bogotano apoyando en marca y con algo de mejor claridad en el ataque. Su aporte se vio reflejado en la gestación de la jugada postrera que terminó con el tanto conseguido “in extremis” por Johnatan Agudelo.

Cuando el fútbol con el que se cuenta no es suficiente y los partidos se ponen cuesta arriba, como sucedió en el juego del sábado, esos “güevos” de los futbolistas y del cuerpo técnico para plantarle cara a la adversidad deben ser aplaudidos y reconocidos por la hinchada.

De momento, y creo que así será hasta el final de este semestre, esa es la cara que le vamos a ver a este Millonarios.

Por obra y gracia de la austeridad impuesta por el cuerpo directivo, agravada por la pobre gestión de la dirección deportiva del equipo en materia de consecución de jugadores, a base de “güevos” más que de fútbol tendrá que afrontar nuestro equipo esta Liga; esos mismos “güevos” que han demostrado NO tener aquellos quienes hoy administran nuestro amado equipo.
Cordial y albiazul saludo

@azulhstalatumba