Escribir acerca de una catástrofe como la de anoche en Medellín resulta ser una tarea, además de ingrata, bastante desagradable. Pero hacerlo quizá sirva como un proceso de catarsis para liberar esta desazón y amargura que no me ha querido abandonar.
Lo primero que se me ocurre escribir es que la derrota era previsible, y si se quiere el resultado más lógico al enfrentar fuerzas, en la actualidad, bastante disimiles. Y es un duelo desigual porque así lo quisieron las personas que hoy por hoy toman las decisiones en nuestro equipo.
Es enfrentar la opulencia con la necesidad; al equipo que tiene todo el aparato institucional de su lado frente a uno que, por lo visto, ha perdido cualquier representatividad e importancia en el FPC; al de la nómina amplia y generosa frente al de la nómina limitada en cantidad y calidad.
Aunque el corazón del hincha es necio y siempre abriga la esperanza de que el equipo de sus amores logre vencer la adversidad sin importar el rival de turno, muy en el interior la mayoría intuíamos que la derrota era el resultado más lógico dadas las circunstancias que rodeaban este partido en particular.
Pero hay formas decentes de perder. La última vez que nos encontramos contra el verde en el Atanasio salimos derrotados, pero fue una derrota digna, con las botas puestas, una derrota que se vendió cara, en la que afloró el amor propio y el respeto por esta camiseta ante la adversidad de las lesiones y las expulsiones.
Recuerdo cómo, valientemente, Yuber Asprilla regresó al terreno de juego, luego de haberlo abandonado por lesión, para dar una mano y tratar de conservar un empate que para ese momento tenía dulce sabor a victoria. Finalmente perdimos, pero en el hincha no hubo tristeza. Los mismos hinchas del rival reconocieron la dignidad con la que el azul afrontó ese juego y criticó a su equipo que sufrió muchísimo para derrotar a un envalentonado Millonarios que sacó fuerzas de flaqueza y afrontó buena parte del encuentro en inferioridad numérica.
En cambio lo de ayer no tiene excusa. Desde el primer tiempo se evidenció el “cagazo” (o falta de actitud y compromiso) en varios de nuestros jugadores.
Desde el primer tiempo, y gracias a una defensa que, como dijo Gabriel Meluk en twitter, parecía uno de esos capítulos de los Tres Chiflados, el verde contó con las mejores opciones para anotar.
El período inicial, no obstante, se fue sin goles, aun con la inferioridad numérica de nuestro equipo por la injusta expulsión de Andrés Cadavid, con la cual el nefasto juez central, compensó la tarjeta roja que le perdonó a Ramos cuando éste intentó corregir su incomprensible blooper. Hasta ese momento se creía que Millos repetiría la épica batalla referida anteriormente. No obstante el segundo tiempo fue….para el olvido.
El local se volcó sobre el arco de Ramos, que junto con su defensa seguían haciendo la de los tres chiflados, no atinaban a recuperar el balón, rechazaban a cualquier parte y casi siempre a los pies de los jugadores verdes.
Era cuestión de tiempo para que entrara el primero, y luego de que éste llegó los nuestros quedaron en letargo, en shock. Deambulaban por el terreno de juego al antojo del rival, fue un paseo de salud, un partido de entrenamiento para los verdes. Hicieron lo que quisieron, pisotearon la dignidad y el orgullo del hincha azul, convirtieron cinco goles, pero quedó la impresión que de haberlo querido, habrían logrado anotar más.
Es cierto que el árbitro de ayer fue perverso, que exageró con la expulsión de Cadavid, pero también se la había perdonado a Ramos, así que era previsible que en cualquier momento quedaríamos en inferioridad numérica.
Podría quizá reprochársele una tarjeta roja que le perdonó a Bernal por una falta sin balón sobre Fabián Vargas, pero la verdad es que el equipo azul que ayer estuvo en Medellín fue un grupo apático, sin voluntad, sin alma, displicente y sin compromiso, tal cual como sus directivos han tomado la tarea de dirigir al equipo más grande del país.
Lo que se vio ayer en Medellín fue solo el reflejo de lo que se está viendo en la parte administrativa de Millonarios.
¡Triste….muy triste!
Cordial y albiazul saludo
@azulhstalatumba