La derrota de Millos el sábado pasado tiene a aquellos hinchas, cuyos sentimientos se mueven al son de la volatilidad de los resultados del equipo, al borde de un ataque de nervios.

Mágicamente, el tufillo victorioso y triunfalista que se había cultivado a lo largo de once partidos, por Liga y Copa, en los que no sabíamos lo que era el sabor de la derrota se transformó, para algunos, en un sollozo lastimero cargado de un incomprensible pesimismo.

Personalmente, no veo razones para dramatizar. Es cierto que se perdió contra el colero; la semana anterior se sufrió contra uno de los equipos que menos victorias ha logrado en el torneo y la anterior derrota sufrida había sido enfrentando al más firme candidato al descenso.

Estos resultados podrían tomarse como un indicador que el equipo se relaja cuando enfrenta equipos que, sobre el papel, no deberían ofrecer mayor resistencia. Son excesos de confianza que, si bien resultan preocupantes, no pueden borrar de la memoria de los hinchas la jerarquía y seriedad con que estos mismos jugadores derrotaron al vecino, al verde de Medellín, y, recientemente, al Junior….todos ellos firmes candidatos a pelear el título.

Algunos hasta hacen cuentas y ejecutan algoritmos para demostrar que aún con los 31 puntos cosechados hasta ahora, podríamos quedar por fuera de los playoffs. ¡Tendría que ocurrir una catástrofe!

A mi entender, con los 31 puntos se puede estar clasificado, faltarían uno o dos puntos para estar asegurados. Quedan 12 puntos en disputa, de los cuales nueve se disputarán en Bogotá, seis en el Campín donde el equipo ha consolidado un largo invicto… ¡tendría que ocurrir una catástrofe!

Obviamente, sí es necesario que el cuerpo técnico trabaje en la mentalidad de los jugadores para evitar y corregir esos excesos de confianza. Todos los partidos deben asumirse con la misma seriedad y compromiso tal como se asumieron los juegos contra los equipos grandes, pero son cuestiones susceptibles de ser corregidas.

El equipo de Israel, a lo largo de la Liga, ha demostrado que se mueve al ritmo del reto a afrontar. Se ha visto grande ante rivales y retos grandes, y se ha visto menos grande cuando el rival no representa tanta exigencia.

No hay formas de asegurar que Millos será campeón de esta Liga, pero lo que sí han demostrado estos jugadores es que pueden pelear mano a mano con cualquiera de los otros equipos candidatos al título.

Los playoffs serán de alta exigencia, cualquiera sea el rival que nos corresponda y, estoy seguro que los jugadores en esas instancias sacarán esa casta que mostraron para vencer sin atenuantes a rojos y verdes, así como cuando superaron la adversidad que ofrecía el duelo con los barranquilleros.

Los números de Israel y su equipo deberían generar optimismo y no el dramatismo y amargura que varios hinchas han dejado ver con el traspié del sábado en Envigado.

Cordial y albiazul saludo

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