Santos empantanado, album familiar

os índices de popularidad no lo favorecían a mediados de su gobierno. Razón por la cual decidió imitar a su antecesor, el mismo que lo llamó «traidor», «amigo de Chávez», «consentido del poder». Desde un aparatico no paraba de trinar, para ser más precisos: de disparar. Rayos y truenos, vituperios y gaznadas. Nuestro presidente, de noble familia bogotana, prestantes genes periodísticos y políticos, cuyo ídolo de juventud no fue John Lennon sino Winston Churchill, tenía una meta ambiciosa: reconciliar a judíos y palestinos para terminar en los libros de historia y anaqueles políticos. Pero no pudo, terminó haciendo política como su capataz de ayer, luego discrepante infatigable, y finalmente, sí mismo. No pasó a la historia, ésta le pasó por encima.*