La amistad nos une aun a pesar de la distancia, de los años, del silencio guardado, de las ocupaciones y los afanes de la vida. Y que fortuna tan grande es contar con amistades que nos apoyen, nos hagan crecer, nos brinden momentos de luz y sin grandes pretensiones, sencillamente estén en las buenas y en las malas para celebrar o para darnos la mano cuando solos no podemos levantarnos de los golpes de la vida.

No siempre es necesario gastar horas y hacer festines para manifestarle a la persona amiga que estamos allí, que siempre hemos estado y que estamos a una llamada de distancia.

¿Andrea escuchaste la vida hoy?

Conversación a través de WhatsApp

Ana: Buenas noches, Andrea, yo aquí haciendo el control diario de actividades. Hoy te tocó a ti el turno.

Andrea:  ¿A mi? ¿Turno de qué?

Andrea:  Gracias por escribirme, me haces pensar en estas cosas. Te cuento que sí fui a caminar al bosque, al principio me acorde de tus consejos y noté algo de lo que mencionas, pero rápidamente me perdí en mis preocupaciones y no supe más del paseo. Pero por lo menos ahora recuerdo tus palabras y trato de estar atenta. Gracias. Muchas gracias por insistir en que disfrute cada detalle de mi vida, lo intento, trato de dejar los afanes, la larga listas de cosas por hacer, la ansiedad, pero es difícil lograr dejar todo eso a un lado y simplemente respirar y ser consciente de ser y de vivir. Las preocupaciones por los hijos y las cosas de la casa y el trabajo, el matrimonio y todo lo demás, me ganan la batalla.

Ahora estoy en casa, voy a leer algo antes de dormir.

Ana: Bueno, solo bromeo, no te afanes, si en tu paseo por lo menos 5 minutos logras disfrutar sin afanes ni preocupaciones, todo lo que la naturaleza te brinda, eso ya es un gran logro. Ahora te dejo descansar.

Andrea:  Buenas noches, nos vemos mañana en el trabajo.

Ana: ¡Buenas noches!

Mi pequeña grande Tina

Karin: ¿Tina, puedo venir en la tarde a tu casa a que tomemos café juntas?

Tina: ¡Sí, seguro!

Llegó a la casa de Tina a la hora acordada.

Karin: Tina, aún no has caído en cuenta porque te pregunto insistentemente en los 2 últimos días si no has comprado algo. Noto que ni siquiera te parece extraña mi pregunta.

Tina:  Es cierto, no he caído en cuenta a que te refieres con tu pregunta.

Karin:  Tengo un detalle para ti.

Tina:  Nooooo…. ¿Qué cosa es?

Saco de la bolsa de papel, el libro que le compré: ‘El Poder del Ahora’ de Tolle Eckhart y se lo entrego.

Karin: Te quiero regalar este libro y te pido por favor que lo leas y trata de aplicar en tu vida algo de lo que allí está escrito.  Pero no solo te regalo el libro, también te hice una travesura, y te escribí la dedicatoria en español, te voy a decir en esloveno que significa, para que escuches de mi voz exactamente lo que te quiero expresar. Ya después harás sola la traducción de la dedicatoria. Tina, hazme y hazte un favor: ¡Vive ahora!

Cuando Tina ve el libro empieza a llorar desconsoladamente. La abrazo y trato de calmarla. Cuando le leo la dedicatoria, empieza a llorar y a reír.  Entre risas y llanto dice:

Tina: ¡Tú sí que la sabes hacer! Ahora mírame, yo aquí, con todo mi rímel corrido y llorando como una niña, Karin, siempre hago muchas cosas por otros y nadie tiene detalles conmigo. No te imaginas cuanto me sorprendes y todo lo que significan este detalle y la dedicatoria que lo acompaña.

Y como es de esperar de los eslovenos pregunta: ¿qué te puedo dar a cambio?

Karin:  Es cierto, me vas a dar algo a cambio, primero me vas a prometer que lo tendrás en tu mesa de noche, que lo leerás varias veces y no te sientas culpable de escribir y subrayar lo que te guste en este libro, es tuyo y sácale el mejor provecho. Deseo que encuentres y disfrutes la paz que tanto has buscado y que te mereces. Quiero que te grabes esto: «Eres una maravillosa mujer, generosa, bondadosa y empática». Este libro es sólo un mínimo detalle, para expresarte el inmenso agradecimiento que siento por ti. Porque no todo el mundo tiene la capacidad de hacer sentir a otros que no caminamos solos por el mundo y por la vida. Las personas que vivimos alejadas de la familia, nos sentimos solos e incompletos. En tu compañía siempre me he sentido como en casa. ¡Eso no tiene precio!  Segundo: ¿Qué pasó con el café que me habías prometido?  Que tenga mucha leche y sin azúcar. Al final terminamos llorando las dos y unidas en un fuerte abrazo.

Matea, sé que me entiendes

Conversación a través de WhatsApp

Sacha:  Te llamaré más tarde cuando esté en casa, así podemos hablar tranquilamente.

Matea: No te afanes.  ¡Que tengas un maravilloso resto de día!

un día después….

Sacha: Hola,

Estoy pasando por unos días en los cuales tengo unas ganas enormes de encontrarme, de saber más de mí, de descubrirme y por lo mismo quiero aprovechar todo momento de soledad para meditar, para leer libros que me enseñen a interpretar las cosas que me ocurren todos los días.

Estoy aprovechando que esta semana está muy lluviosa, y que paso mucho tiempo encerrada en casa, para hacer meditaciones, oraciones o sencillamente guardar silencio y estando en mi propia compañía ver que pensamientos llegan a mi mente, ser consciente de lo que siento, observarme a mí misma. Tratar de entender que no soy ni mi cuerpo ni mi mente.

Te cuento todo esto para que sepas que me entretuvo hoy y por qué no te he llamado. Por favor, tenme paciencia, tan pronto tenga la voluntad apropiada te llamaré, claro está, primero te aviso.  Sé que entiendes a que me refiero porque seguramente Tú también has vivido momentos similares.

Matea: Te entiendo perfectamente, son épocas de oscuridad que nos llevan a cuestionarnos mucho acerca de nosotros mismos y a tratar de buscar un sentido a lo que hasta ahora ha sido nuestro propósito y nuestro motivo de diario vivir. Te entiendo perfectamente.  Si necesitas, un consejo, ayuda, compañía, aquí estoy.

Sacha: No es que no quiera hablar con nadie, es que estoy en un estado de ánimo especial y tengo muchas cosas que hablar conmigo misma y quiero aprovechar este momento y este estado de ánimo.

Pero no te preocupes, me siento super bien, me siento tranquila, alegre, llena de esperanza,  y disfrutando de mi soledad, es decir de mi propia compañía.

Matea:  Te entiendo perfectamente, tan pronto puedas me llamas.

Sacha:  Gracias por comprenderme y por tu paciencia.  Te quiero.