Siete de cada diez mujeres son las que toman las decisiones financieras en los hogares, según lo revela un estudio elaborado por la firma J. Walter Thompson, en el que que también se indica que el 79% dice que los hijos la han hecho trabajar de manera más productiva. MUJERES DECIDEN MÁS EN FINANZAS DEL HOGAR. EL TIEMPO, 15.06.2016.
Escribí Lecciones Financieras de Mamá, una breve novela que tiene “mensaje”, como destacó Gustavo Álvarez Gardeazábal, para llamar la atención sobre unas pautas de manejo económico que una mamá se ve obligada a implantar, cuando se queda sola al frente de su familia que conforman sus dos hijos y su anciana madre. Corresponde a una época en la que la mujer estaba asomándose a un mercado de contadas oportunidades laborales y todavía no se había instituido como un hecho social y económico la categoría “Madres Cabeza de Familia”.
Así que esta mamá, que en el libro se conoce como “Doña Pili”, debe en primer lugar reconocer la situación en que se encuentra. Asumirla. Interiorizarla. No puede esconderse en el autoengaño del pasado y mucho menos disfrazar la emergencia con recursos prestados que tarde o temprano terminarán ahogándola.
Implementa una herramienta que debería ser una obligación personal y familiar: llevar un presupuesto. Lo básico: ingresos y egresos. Ese instrumento le ofrece un panorama de su situación económica. Lo combina con un manejo estricto del calendario, porque sabe que en lo que tiene que ver con las deudas por pagar, un retraso lleva a la picota. Y eso que entonces no se vivía la revolución digital que permite bloquear instantáneamente a una persona y malograrle su historia financiera.
La mamá, que no tiene otra fuente de ingresos que su trabajo –con la paradoja de desempeñarse como cajera de una empresa-, y unas muy pocas aleatorias y recursivas entradas, sabe que la lección fundamental que debe dar a sus hijos es el ejemplo. Y este se emplaza en la austeridad. Como señalaba hace poco un artículo en Portafolio, es “la importancia de la mesura y el autocontrol en el gasto… Abusar de las tarjetas de crédito y el sobreendeudamiento genera estrés y es un mal ejemplo para los niños”.
Con el paso del tiempo, pero a edades tempranas, “Doña Pili” entiende que sus hijos no pueden ser extranjeros en la vida económica. Así que desde las vacaciones, comienza a procurar que tengan ocupaciones y asuman la experiencia de ganarse un ingreso. Los fundamentos no pueden ser más claros: entender desde muy jóvenes el valor del trabajo (el más humilde, el más elemental) y saber que deben administrar su propio dinero.
La historia, que por supuesto, no se puede contar toda aquí, concluye de una manera positiva para la mamá y para sus hijos. Pero ojo: el manejo económico es una cuestión de formación de carácter, está relacionada con el sentido del compromiso y el rigor de la palabra dada, una forma de concebir y vivir la vida, que es en nuestros tiempos un gran azar.
Hay quienes sostienen que cualquier educación financiera en la edad adulta, es simple paliativo y no sustituye comportamientos arraigados en hogares que para bien o para mal, no desarrollaron adecuados hábitos de la economía familiar.
Los recursos para implementar un control sobre nuestros gastos incluyen en estos días aplicaciones y tutoriales que muchas veces parecen no complementar sino reemplazar nuestra disciplina pecuniaria. No hay que dejarse engañar. Tampoco podemos perder de vista que el control primigenio es aquel que tenemos sobre nuestro bolsillo. Si al día sacamos la billetera con ligereza y demasiadas veces, bien de la mano del efectivo o de la tarjeta de crédito (que merece en sí misma una educación pertinente), la suma de minucias terminará con nuestra bolsa. Y, ¿por qué no? Con nuestra vida.
Gustavo Álvarez Gardeazábal escribió en su columna “El Jodario”, en el periódico ADN (11.03.2016): “Leer esas pocas páginas repletas de experiencia cotidiana y sacar de allí conclusiones que le sirven a todos los ejecutivos o trabajadores de cualquier estrato social, termina siendo un extraño placer.
No es un sermón de mamá regañona ni un discurso deshilvanado de abuelita desmemoriada. Es un compendio de enseñanzas contadas a través de la lente de la experiencia que dan los años y del sentido común que con tantos tuiters y smartphones se nos ha ido traspapelando.
Su autor, Carlos Gustavo Álvarez (que afortunadamente no es pariente mío aunque lleva la mitad de mis nombres y apellidos) escribe una columna docta y distante en ‘Portafolio’. Este libro es, pese al título, todo lo contrario de su columna. Se lee pegajosamente, enseña, divierte y lo que es peor para muchos: deja pensando”.
Lecciones Financieras de Mamá es una publicación de UniEdiciones. Tiene 63 páginas y ya ha agotado su primera edición. La segunda edición se puede conseguir en la Librería Nacional, la Librería Lerner y Librería Ibáñez (Calle 12B No. 7 12, en Bogotá).