La diferencia con los países desarrollados es que allá “el proceso de envejecimiento se llevó a cabo después de que alcanzaron altos niveles de vida, redujeron las desigualdades económicas y sociales e implementaron una serie de estrategias institucionales para compensar el efecto residual de las desigualdades existentes”.

 

El mundo se está enfrentando al problema que le ha producido la conquista de mejorar sus condiciones de salud: el aumento de la expectativa de vida. Por eso, en Colombia, se dan el mismo día dos noticias que ponen a pensar a los adultos mayores, es decir, a aquellas personas cuya edad supera los 60 años.

El Ministerio de Salud y Colciencias dieron a conocer los resultados de la SABE (Encuesta de Salud, Bienestar y Envejecimiento), hecha a 30.000 hombres y mujeres mayores de 60 años. Están concentrados principalmente en los Santanderes, Boyacá, Cundinamarca (en Bogotá la situación del adulto mayor está por encima de las demás regiones del país) y el Eje Cafetero. La juventud se asienta en el Chocó, la Guajira y el Valle.

La conclusión es la misma que dicha encuesta ha encontrado en las capitales de otros siete países de América Latina y el Caribe: Colombia está envejeciendo aceleradamente. En el 2020, por cada dos adolescentes habrá un adulto mayor.

Eso tiene explicaciones aplicables a la generalidad. La mortalidad ha descendido desde 1940. El envejecimiento se refuerza con caídas de la fecundidad. La velocidad de envejecimiento en América Latina y el Caribe será al menos dos veces más alta que en el resto de las regiones del mundo. La población mayor de 60 años en la región se duplicará, en promedio, durante el período 1980-2025 y en más de la mitad de los casos se triplicará antes del 2025.

No es una buena noticia. Todo parece indicar que el proceso de envejecimiento en la región no solo “estará caracterizado por su velocidad sin precedentes y su gran escala sino también por su gran potencial de crear una gran demanda de servicios de salud. En resumen, la región está envejeciendo ‘prematuramente’, la composición por estado de salud y discapacidad puede convertirse en algo grave y desfavorable tarde o temprano, y las redes familiares están perdiendo terreno antes que mecanismos societales para la transferencia institucional estén asegurados (Palloni, 2000)”.

La diferencia con los países desarrollados es que allá “el proceso de envejecimiento se llevó a cabo después que alcanzaron altos niveles de vida, redujeron las desigualdades económicas y sociales e implementaron una serie de estrategias institucionales para compensar el efecto residual de las desigualdades existentes”.

Nuestros adultos mayores

La expansión incontrolada y gigantesca de la economía informal agrava el panorama para estas tierras latinas y caribes. En Colombia, seis de cada 10 adultos mayores trabajan en la informalidad. Y el 60% trabaja por necesidad. Y se enferman…

Después de la hipertensión (60,7%) el problema de salud más frecuente entre los adultos mayores es mental. El 41% tiene síntomas depresivos, incluso por encima de los sufrimientos de artritis y artrosis. En cinco años, entre 2005 y 2010, la carga de enfermedad cardiovascular creció el 20% y los problemas de salud mental se treparon un 13%.

Es mi opinión que la enfermedad mental es la gran abandonada en el sistema de salud. Para todo el mundo: jóvenes y adultos. Hombres, mujeres y personas LGBTI. Se había confirmado en el Informe de la Encuesta Nacional de Salud Mental (ENSM) 2015. Allí se encontró que con una expectativa de vida de 65 años, en Colombia aproximadamente 18 de estos 65 años se viven con una carga de enfermedad por discapacidad y de estos, aproximadamente 7,5 años, con discapacidad por enfermedad mental.

Este estudio se anuncia como la base para la expedición de la política de envejecimiento de la población, que el gobierno entregará en el segundo semestre de 2016. Ojalá sea una noticia que compense la realidad entregada durante la reunión de la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP), efectuada esta semana en Panamá. Allí pidieron aumentar la edad de jubilación, en especial la de las mujeres, para preservar los sistemas de pensiones. «Si yo hoy día voy a vivir un 30 % más que cuando nació el sistema de pensiones, ¿cómo voy a financiarme con el mismo dinero? Una mujer que llega a los 60 años en Chile vive, en promedio, 29 años más«, afirmó el presidente de la FIAP, Guillermo Arthur.

Así que preparémonos para vivir más y trabajar más. Y ojalá podamos hacerlo mejor y no como ahora. Ojalá, también, podamos estar sanos mentalmente.