Si para Mario Vargas Llosa ‘la felicidad tiene nombre y apellidos’, el escritor lleva ya un año inmerso en un huracán de felicidad anunciado como Isabel Preysler. De ser conocido por su prosa a ser una de las nuevas estrellas del kiosco rosa. Un sacrificio al que ha accedido encantado si con eso se asegura el corazón de la mujer a la que ama… Le ha pedido a Isabel que se case con él…

Habrá quien quiera creer, y parece que así se consigna en alguna fábula popular, que el corazón es el órgano que más rápido envejece.

Y no me refiero en términos cardiovasculares –cuyas enfermedades son la primera causa de muerte en el mundo. Hablo del corazón como el lugar que tal vez desde tiempos de Leonor de Aquitania (el personaje femenino más brillante de la Edad Media) es considerado el santuario del amor.

¿A qué me remito cuando refiero de inhabilitar al corazón en términos de amor a medida que pasan los años? A que se sentencie que una mujer o un hombre son incapaces de volver a sentir mariposas en el estómago después de cierta edad y que les quede terminantemente prohibido portarse como cuando el amor llega por primera vez o como cuando aflora el verdadero amor.

Y un hecho totalmente adverso a esta muerte súbita del amor como detonación y señal de vida, es la relación del escritor Mario Vargas Llosa (80 años) e Isabel Preysler (65 años), que cumple su primer año de escándalo. En efecto, el 10 de junio de 2015, la portada de la revista ¡Hola! rompía en dos el inminente verano, con una imagen de la pareja en lo que titularon “un almuerzo para dos en Madrid”.  Bella postal que ese mismo día mutó a una oleada de críticas y puso al Premio Nobel de Literatura y a la bella modelo hispano – filipina que lleva décadas encendiendo las páginas sociales con sus tres matrimonios –Julio Iglesias, Carlos Falcó y Miguel Boyer— en una connotada pelea contra el mundo.

Fondo y forma

Había razones para el reproche. Ocho meses atrás Isabel había quedado viuda del banquero Miguel Boyer, con el que compartió una vida de lujo y sofisticación, y una riqueza que hoy le demandan los hijos de su ex, por haber dejado a su padre “pelado en vida”.

Vargas Llosa, por su parte, pasaba a figurar en la historia no solo por ser uno de los escritores latinoamericanos más importantes de todos los tiempos, sino como un falsario ante su prima y cónyuge Patricia Llosa y sus hijos, que se enteraron, después de esa portada y de haber celebrado 50 años de matrimonio una semana atrás en Nueva York, que la familia había quedado rota para siempre.

Mis hijos y yo estamos sorprendidos y muy apenados por las fotos que han aparecido hoy en una revista del corazón”, respondió la señora Llosa de Vargas ese mismo día. Estupefacta ante un hecho que afloraba después de una amistad de 20 años entre los matrimonios, y que ahora se interpretaba como un largo período de cultivo del nuevo amor, Patricia pedía respeto por su privacidad.

No quiero entrar en el análisis de ese procedimiento, pero sí considero necesario señalar que considero tan importante defender la validez del amor como el respeto por las buenas formas, especialmente en personajes públicos, que lleva implícita la honradez de terminar una relación y no avergonzar ni dañar a los seres queridos que la conforman.

Pero no quiero adentrarme en esas honduras morales y éticas, que son un reducto del libre albedrío de cada persona.

Quererse no tiene horario…

Ante la avalancha de denuestos, hubo quienes apostaron por la rápida disolución de esa aventura.

El más damnificado, curiosamente, fue Vargas Llosa. Se rumoró que había caído en las garras de una de las más notables “socialités” del mundo, y que era una vergüenza que después de escribir “La civilización del espectáculo”, el grande e inolvidable Mario hubiera entrado en el casino de lo que censuraba. Él tomó las cosas a lo grande, y hasta se plantó ante The New York Times, que resultó vocero del chisme florecido que pululaba con más bocas que la Hidra de Lerna.

Los meses comenzaron a pasar, y la pareja a figurar con su amor adolescente de cogidas de manos, caritas felices y besos públicos, mientras en la vida paralela se sucedían los líos familiares. La reciente celebración de los 80 años de Vargas Llosa, en la que se tiraron varias casas por las ventanas y en distintos países, sirvió para demostrar que estaban más enamorados y unidos que nunca, aunque la envidia cabalgara a mayor velocidad pero con menos sevicia que los procesos judiciales.

«Hoy nos queremos más que ayer. La felicidad tiene un nombre: Isabel. Ella es la mujer de mi vida. Nunca he sido más feliz«, decía él. A lo que ella respondía: «Vivimos un grande y profundo amor«.

VER

“Llego a los 80 en un estado maravilloso”.

https://youtu.be/3g4qKN0QAho?t=102

Un año del huracán Preysler – Vargas Llosa: los hitos que han marcado su romance. http://www.vanitatis.elconfidencial.com/noticias/2016-06-11/isabel-preysler-mario-vargas-llosa-un-ano-de-amor_1215205/

El millonario acuerdo tras el divorcio de Mario Vargas Llosa http://www.latercera.com/noticia/cultura/2016/06/1453-684529-9-el-millonario-acuerdo-tras-el-divorcio-de-mario-vargas-llosa.shtml

Mario Vargas Llosa hace balance de su primer año con Isabel Preysler. Vídeos de Noticias  http://goo.gl/hpPFtV