A quienes no viven en Colombia hay que explicarles siempre que una cosa es Dinamarca y otra, Cundinamarca.
Me despertó el sonido del celular, que vibraba de forma insistente. No lo podía creer: en la pantalla destellaba el número del profesor y científico Sofonías Sven Tutasson, de quien no tenía noticias desde hace varios años (ver: “El Principio de Sven” y “La Pirámide Colombia”, en Portafolio).
-¡Sven! ¡Qué alegría!– le dije con la alegría que uno puede tener cuando lo despiertan a las 3 horas y 17 minutos de la mañana.
-¡Por fin!- me dijo en un español pedregoso, despojado en Suecia de su origen boyacense.
-Por fin, ¿qué?– le contesté.
-La paz, carajo, ¡la paz!
Ese ¡carajo! me trajo aires nacionales, a mí deme un aguardiente un aguardiente de caña mi porro me sabe a bollo poloco esmigao’ en celele y a minguí’ con coco, ya ve.
-Ví foto presidente Santos orando en ONU, recibe ovación mientras entrega paquete del Acuerdo de Paz, amarrado con cintica bandera país.
Es verdad: a la madrugada también se puede sentir orgullo patrio.
-Me siento muy feliz– dijo Sven, desmedidamente eufórico y como si fuera soplado por Njord–, que eso esté firmado y respaldado por pueblo.
-No, no, no, Sven, espera –le dije-. No está firmado y el plebiscito es el 2 de octubre. Tranqui.
-¿Tranqui? ¿Cómo así? –me dijo Sven, al que sentí como si de repente le hubiera caído una tormenta nórdica-. ¿No firmado, no aprobado por pueblo? ¿Entonces qué llevar presidente en paquete? ¿Una carcasa?
A quienes no viven en Colombia hay que explicarles siempre que una cosa es Dinamarca y otra, Cundinamarca.
-Sven, déjame explicarte. La firma del Acuerdo de Paz de 297 páginas que todos los colombianos hemos leído es el lunes 26 de septiembre.
Al otro lado, solo escuché un silencio invernal.
-Se hará una gran fiesta en Cartagena –continué-, con asistencia de altos mandos y el secretariado de las Farc, que en estos momentos hacen su cumbre; el gobierno, por supuesto, e invitados internacionales como Barack Obama, Raúl Castro, Daniel Ortega y Nicolás Maduro.
-¿Maduro? –espetó Sven, aterrado-. ¡Pero Maduro destruir completamente Venezuela!
-Sí, pero ayudó a construir paz en Colombia, qué le vamos a hacer.
-¡No invitarlo! ¡Eso hacer!
-Bueno -le dije, ignorándolo-, ya firmado el Acuerdo, el plebiscito se realizará el 2 de octubre.
-¿Plebiscito pregunta sobre Acuerdo entre Farc y Gobierno? –preguntó Sven.
-No, Sven, tampoco, no hay que ser tan cositeros. Todos sabemos que es entre las Farc y el gobierno, hombre. ¿Para qué poner eso en la pregunta?
-Muy raro –dijo Sven, después de un largo silencio-. Plebiscito se hizo en 1905 para separar a Noruega de Suecia, pero no se hizo cuando ya se habían separado. En 1955, en Suecia votamos plebiscito para seguir manejando a la izquierda, ¡pero ellos no dejaron de aclarar que se trataba de los carros!
Hay razones del corazón que la razón no entiende.
-Así las cosas –dijo Sven, con una voz deprimida-, Plebiscito no es necesario. Gasta plata y divide pueblo.
Ah, definitivamente estos europeos no entienden nada…
www.carlosgustavoalvarez.com
Columna publicada originalmente en Portafolio, 23.09.2016.
VER
El principio de Sven
http://www.portafolio.co/economia/finanzas/principio-sven-200178