Al comenzar este lunes 5 de junio, la única noticia del paro que los habitantes del declarado Distrito Especial, Industrial, Portuario, Biodiverso y Ecoturístico de Buenaventura realizan desde el 16 de mayo, es que hay “acuerdos parciales” y que la protesta no bajará su espuma marítima en las próximas horas. La noticia proviene del Ministerio del Interior, entidad encargada de las negociaciones, con el pedaleo de la Procuraduría General de la Nación, en la que sobresale el llamado “patrimonio autónomo”, que todavía no tiene fuente de financiamiento.
No hubo en los grandes medios de comunicación este fin de semana análisis más amplios de lo que ha pasado, y más espacio ocuparon en las páginas los atentados de Londres y la final de la Copa Europea.
Conocí el lunes 15 de mayo la agenda del paro. A la persona que me la envió desde Buenaventura le comenté que más que una movilización belicosa, la actividad se asemejaba a una protesta lúdica. Tal era la cantidad de “paradas” musicales y vistosas, que no era de extrañar el casi melódico estribillo que animó las marchas en esa ciudad y en Quibdó: “¡El pueblo no se rinde, carajo!”.
Todo cambió en la noche del viernes 19 de mayo. Impactan por su crudeza las imágenes de los actos vandálicos que asolaron en pocas horas los almacenes de La 14, Éxito, Olímpica – Sao, Centros Comerciales, locales minoristas, cajeros automáticos, bombas de servicio y lo que hubiera en muchas calles de la ciudad. Allí había rabia, venganza, inclemencia y muchos más amargos ingredientes de un coctel Molotov social que se puede incubar en muchas zonas del país, cuando las circunstancias del hambre y la ausencia de vida digna atropellan los órdenes y las contenciones.
Según se explica en redes sociales, donde ha proliferado ese nuevo tipo de “reportes” que quebrantan las versiones “oficiales” de los medios de comunicación tradicionales, el gobierno estuvo ausente de ese saqueo. No lo impidió. Habilitó el desmán infame, dicen, como disculpa para desperdigar la presencia del ESMAD. En sus reacciones, la fuerza pública se habría sobrepasado, aunque también hay videos donde los portadores del bolillo y del escudo tienen que huir ante la respuesta de la población.
El levantamiento del paro conllevará compromisos que ojalá se cumplan. La ciudad, de alguna manera, habrá que “reconstruirla”. Mientras eso pasa, quiero proponer otras reflexiones sobre el bello puerto del mar, mi Buenaventura.
Mucha pero mucha plata
Quiero señalar, en primer lugar, que lo ocurrido en Buenaventura nos comprueba nuevamente que los colombianos estamos mal gobernados o mal informados o ambas. “El Estado falla en la interpretación y la estrategia para solucionar los problemas”, asegura el senador Jorge Iván Ospina. Salvo que exista una intención artera, no pueden pasar 20 días de crisis en un punto focal de nuestra economía que tanto aporta al PIB, en un puerto del que entran y salen diariamente 2600 vehículos de carga y a través del cual el país envía al exterior el 80% del café y el 60% de todo el comercio internacional marítimo.
Se habla de 500.000 toneladas de carga represadas. Y las pérdidas se han evaluado en un promedio de 7.000 millones de pesos diarios, aunque la multiplicación por días se desquicia cuando a los 6 días del paro, el presidente de la Cámara de Comercio reportó un desagüe de 226.000 millones. ¿Cuánta plata se ha perdido, en realidad, por este paro en Buenaventura? Difícil saberlo a ciencia cierta.
Un problema de fondo es la colisión económica, y por supuesto, social, entre el puerto y el distrito o ciudad. La Sociedad Portuaria y los otros cuatro operadores concesionados son las niñas bonitas de la fiesta, en la que por las dimensiones del comercio, se mueve mucho, pero mucho dinero. El puente de El Piñal conecta una población entre 300 y 400 mil almas que vive en una pobreza absoluta. Una pared separa a la próspera TC-Buen del reino de la miseria.
La contradicción entre puerto y distrito también encuentra eco en la denuncia del investigador Alirio Suárez. Asegura que Hidropacífico, el operador privado, “vende el agua a los buques a 17.500 pesos por metro cúbico, a través de la firma Acuabuque, lo que deja a la población sin agua para consumir”.
El paro ha servido para que corran las suspicacias. Que al gobierno no le interesa sino que entre y salga la carga, y que de esa manera sus acciones están centradas en el puerto y en la carretera. Con autoridades cooptadas por poderes imperiales, la corrupción arrasa más que un mar de leva (ejemplos son el «Hospital», el Cartel de los 100, el esperpento del Malecón y la falta de control de cómo se ejecuta tanto recurso que flota en el puerto y en la ciudad). Una de las preguntas que más le han hecho al alcalde Eliécer Arboleda –que ha terminado siendo más una figura de memes que una autoridad— es dónde está la plata. La Sociedad Portuaria asegura que anualmente le entrega al distrito más de $100.000 millones, por contraprestaciones, impuestos y recursos de inversión. En 23 años de concesión se ha expresado a favor del distrito con inversiones sociales que ascienden a $89.940.141.504.
¿Dónde está esa plata? Arboleda riposta que el aporte anual no es cierto y que escasamente le llega menos de la tercera parte. ¿Dónde están los 65 billones de pesos, que asegura el Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, el gobierno le ha insuflado al Pacífico? ¿Qué le toca a la población de los 400 millones de dólares anunciados para la construcción de la ciudadela industrial?
También ha corrido por ahí la versión que se trata de desocupar mediante la fuerza y el descuido la parte insular de Buenaventura. Para que el puerto gane terrenos. Y se rumora que hay un proyecto chino – ruso en ese sentido, para comprar propiedades y apoderarse del centro de la ciudad. Radio Bemba…
Escribe Santiago Arboleda en Razón Pública: “El pasado 24 de mayo el senador Alexander López denunció la extraña coincidencia de que hubiera más violencia contra la comunidad justamente en las zonas previstas para la expansión portuaria y la aplicación del denominado Plan Master 2050, un proyecto coordinado por la Presidencia de la Republica y que –bajo el eufemismo de “reubicación”- está expulsando de la isla a la población hacia la zona continental”. Nuevamente es difícil saber qué pasa, especialmente porque de la ciudad se han apoderado fuerzas tenebrosas, que van más allá de la demencia de las casas de pique.
En los saqueos participaron hasta niños –se les acusa de robar la casa del hijo del alcalde, que también fue esquilmada, y también de ser víctimas mortales de la acción del ESMAD. Y eso no es de extrañar en una población desvalida de empleo formal, donde crece hasta la trata de personas, que ha migrado hacia la delincuencia aupada por el auge del narcotráfico. Analistas aseguran que se está formando una “República Independiente” en los departamentos de Nariño, Cauca y Valle del Cauca, que aprovecha el auge de las hectáreas de coca sembrada y la ubicación estratégica de los puertos de Buenaventura y Tumaco. En la bolsa del delito caen los nombres de las Farc y el Cartel de Sinaloa, amangualados con poderes locales y bandas nacionales que también hacen metástasis en el cáncer de la minería ilegal.
El muro que separa la actividad portuaria de su entorno urbano es el símbolo evidente de esta situación. De alguna manera, Colpuertos creó un sentido de cohesión social y propiciaba una mejor distribución del ingreso. La corrupción y la ineficiencia- el argumento o el pretexto para liquidar y privatizar esta entidad- no es excusa para haber regalado el monopolio del comercio exterior colombiano a agentes privados. Este monopolio explica la abrumadora realidad de una Buenaventura esquizofrénica: un puerto opulento, una ciudad empobrecida. FERNANDO GUERRA RINCÓN, RAZÓN PÚBLICA.
¿Esto sí tiene arreglo, carajo?
Así que celebremos que se produzca el levantamiento del paro, aunque eso no se hará hasta que no se acuerden y se revisen todos los cierres de las mesas y se determine la fuente de los copiosos recursos del «patrimonio autónomo». Aguardemos el cumplimiento de los compromisos (a los bonaverenses les indigna hasta la médula el promesero y utilitario discurso del presidente Santos para lograr la reelección). Y que ojalá se implementen serios mecanismos de control para garantizar que la mucha plata que entra a Buenaventura vaya adonde debe ir y no se quede en los bolsillos que encuentre por el camino. Las acusaciones contra el abuso de la fuerza utilizada por el ESMAD también deben ser investigadas, con la misma severidad con que deben ser judicializados los delincuentes. ¿Es una solución suspender el paso de las tractomulas?
Lamentemos, eso sí, que no se toquen los temas de fondo.
Termino con estas palabras cantadas por “El Teacher” y dirigidas al presidente de la república:
“Dicen que de Bogotá inversiones se han mandado,
pero señor presidente eso acá no se ha notado,
No sabemos si el alcalde o que corruptos han robado,
pero lo que sabemos, que no se ven los resultados.
Y lo siento si me expreso sin certeza,
pero parece que la gente de aquí a usted no le interesa,
solo le interesa el puerto y la carretera esa,
donde pasan las mulas que al país llenan de riqueza”.