Este miércoles (12 de julio) empieza a regir en el país la nueva versión de la ley de pequeñas causas, que sobre el papel debería hacer más expedita la justicia en los casos de delitos menores, que son los que más golpean a los ciudadanos de a pie, como los hurtos y las lesiones personales. Las audiencias, en esencia, pasarán de siete a dos, y se espera que los tiempos totales de esos procesos pasen de más de dos años a seis meses. De la misma manera, los ciudadanos podrán, en algunos casos y previa autorización de la Fiscalía, convertirse a través de sus abogados en acusadores privados, capaces de recabar pruebas y llevar a juicio a quienes cometieron delitos en su contra. http://www.eltiempo.com/justicia/investigacion/razones-de-la-congestion-en-el-sistema-penal-acusatorio-de-colombia-107284
Como la crema perturbadora del ponqué con el que la Fiscalía General de la Nación celebró sus bodas de plata, Néstor Humberto Martínez le reveló al país que el sistema acusatorio ha colapsado.
En mayo había 112.461 audiencias represadas, dato preocupante con respecto a los guarismos del bimestre anterior. El rezago de la justicia crece a un 10%.
Titulares de prensa. Problema para la forma eficaz como viene trabajando la fiscalía. Anuncio del presidente Santos de crear normas contra los corruptos. Aplausos.
Pero el anuncio se queda corto con lo que pasa realmente en el país: la crisis de sus sistemas. Uno de los cuales, el judicial, es un verdadero caos. Una muestra de ineficiencia e injusticia, como es evidente ante el desmadre y la infamia de otro sistema que lo complementa: el carcelario.
Todo o nada
Las sociedades masivas de nuestro tiempo, las grandes ciudades, las naciones hacen posible una noción de democracia y otorgan bienestar y calidad de vida a la mayor parte de su población, gracias a la adecuada operación de sus sistemas.
La teoría sobre el asunto es compleja, pero trato de expresarla en mis palabras. Es un conjunto engranado de mecanismos que permiten el funcionamiento de operaciones en la sociedad, bajo tres condiciones mínimas: la permanencia, el beneficio general, la sostenibilidad.
Sistemas, por ejemplo, son los que permiten el funcionamiento de los Metros y los ferrocarriles en Europa y Estados Unidos. ¿Se imaginan que fueran intermitentes, que no movilizaran a tiempo la cantidad de personas que asumen diariamente, que no fueran viables en el tiempo, fáciles de utilizar, que no tuvieran suficiente información?
Pues, bien, eso es lo que está pasando con los sistemas en Colombia. Están en crisis. No funcionan. Son ineficientes y costosos. Su criterio de beneficio es aleatorio. No son sostenibles.
Así están los ya dichos sistemas judicial y carcelario. Los sistemas de salud y pensional. Todos corroídos por ese virus, ese malware que permite el titular de El Tiempo en primera página: “Plaga de la corrupción alcanza niveles de penetración alarmantes”.
Uno por uno
El ministro de Salud Alejandro Gaviria señala con razón que “la cobertura universal de la salud y que las políticas que la complementan son los avances sociales más grandes desde la Constitución del 91”.
Tiene razón para hablar así. Ninguno iguala nuestro sistema en equidad. La OMS lo catalogó como el de mayor equidad en el financiamiento.
Pero gasta más de lo que recibe. La Ley 100 lo concibió para un país con por lo menos dos terceras partes de su población cobijada por el empleo formal, cotizando en el régimen contributivo. Y el resto, subsidiados. Hoy es mitad y mitad. El sistema económico fracasó. Al paquete de beneficios lo ampliaron y reventaron las decisiones judiciales. “Aquí queremos tener acceso a los mismos medicamentos y procedimientos de los países desarrollados –asegura Gaviria–, con una fracción del gasto. Es imposible”.
Y están, claro, las lacras de siempre: la ineficiencia y la corrupción.
El sistema pensional, otro hijito de la Ley 100, también chapalea.
Esta semana, una firma de abogados publicó en El Tiempo una página impar bajo el título: “Con la pensión no se juega”. Anunciaba allí que “si está afiliado, cotizando para pensión o pensionado por un fondo privado de pensiones, puede trasladarse a Colpensiones y mejorar su ingreso y calidad de vida”.
¡Tentadora promesa!
Como lo señala Eduardo Sarmiento Palacio, “las pensiones del sistema privado son la cuarta parte de las prometidas y de las reconocidas por la modalidad pública”. El abogado que dirige la empresa del aviso asegura que “muchas personas se trasladaron a fondos privados desinformados. Estos fondos tenía la obligación de dar proyecciones ciertas y reales, y ahora los pensionados no saben que el valor de su mesada en Colpensiones puede ser mucho mayor”.
Se trasladaron a los fondos sin información veraz, adecuada y suficiente “para tomar la decisión más importante de su vida”.
Engaño. Trampa. Falsedad.
“En la divulgación más reciente –asegura Sarmiento, refiriéndose a los 208 billones de pesos en que terminó avaluado a abril el portafolio de los fondos privados–, se dice contra toda evidencia que las dos terceras partes de las pensiones se generan en las ganancias financieras. La inconsistencia del sistema se mantiene con el engaño”.
Engaño. Trampa. Falsedad.
No hablemos del sistema político. Mencionemos una declaración del economista estadounidense Jeffrey Sachs a Ricardo Ávila, director de Portafolio. Defiende la superioridad del sistema parlamentario sobre el presidencial, ante la elección demente de Donald Trump.
“Incluso si se pudiera imaginar un sistema presidencial honesto –asegura Sachs–, seguiría prefiriendo un sistema parlamentario. Un sistema presidencial impulsado por dinero es realmente un problema, y eso es lo que tiene Estados Unidos”.
Sachs tiene que cononocer más a Colombia.
Y además…
Y está la corrupción. El gran vampiro. Deporte nacional. Metiendo el aguijón en todos los sistemas.
Para la muestra, este botón: “El más escandaloso catálogo de favorecimientos ilegales a delincuentes fue el quedó en evidencia con la captura, hace poco más de una semana, de 21 fiscales, jueces, agentes del CTI, miembros del Inpeco y abogados que vendían, literalmente, decisiones judiciales”.
El ponqué, el sistema, digo, señor Fiscal, está podrido.
VER
http://www.eltiempo.com/vida/salud/entrevista-de-maria-isabel-rueda-a-ministro-de-salud-alejandro-gaviria-105234
http://www.elespectador.com/opinion/reforma-pensional-sin-rumbo-columna-702053