Tengo plena confianza en los médicos colombianos y en nuestro sistema
Treinta y cinco días después de anunciarle al país que tenía un linfoma no Hodgkin difuso, de célula grande tipo B (“de muy buen pronóstico afortunadamente”), el Ministro de Salud Alejandro Gaviria ha continuado las publicaciones en su blog con la nota “La epidemia de cesáreas”.
Hay que decir que según la American Cancer Society, este tipo de linfoma es el más común en los Estados Unidos (uno de cada tres casos). “Aproximadamente tres de cuatro personas no presentarán ningún signo de la enfermedad después del tratamiento inicial, y muchas personas con este linfoma se curan”, asegura la agremiación norteamericana. Ya sometido al tratamiento, la curación es el único y superlativo deseo que profesamos por la salud de Gaviria, que ha hecho en el ministerio un trabajo de excelencia y tendrá tan grata recordación como el inolvidable Juan Luis Londoño (que no es “Maluma”).
Gaviria no se ha ido para La Habana, a buscar los calificados bisturíes de la isla y sus reconocidos tratamientos. “Tengo plena confianza en los médicos colombianos y en nuestro sistema”, escribió en la conmovedora nota del 9 de junio, titulada “Cosas que pasan”.
Todos contra el sistema
Y tiene razón. Una de las cosas que pasan es que los colombianos no reconocemos los avances y la revolución que ha significado el sistema de salud colombiano.
Resulta difícil, cuando la vida cotidiana y el escándalo noticioso asimilan todo a corrupción, paseos de la muerte, desatenciones en los hospitales, deudas de las EPS, demoras del Fosyga, dramas de niños y ancianos, la debacle.
Al mismo Gaviria le plagaron de comentarios maliciosos la noticia de su enfermedad. Que cómo había hecho para que lo atendieran tan rápido. Qué dónde encontró el especialista. Que si hubiera sido necesario hospitalizarlo, lo felicitaban si encontraba cama… Cosas de ese estilo.
Gaviria sabe que así es la vida. “Cinco años en el ministerio me han preparado para los insultos, los agravios y lo peor del corazón humano. Pero también me han dejado cientos de amigos. Al final es lo único que cuenta, el amor y el aprecio de la gente que uno quiere y aprecia: la familia, los amigos, los compañeros de trabajo, los estudiantes y tanta gente con la que he compartido en tantos lugares diferentes”, escribió.
También ha expuesto por qué cree que el sistema de salud es “el logro social más importante de Colombia desde la Constitución del 91”. Que no la vivienda, ni la educación, ni los servicios públicos, ni los programas de asistencia social.
Lo hizo en una nota publicada en su blog el 16 de junio, a la que tituló “En busca de la coherencia”. Fue su exposición en el Foro Farmacéutico de la ANDI, realizado el día anterior. “Seguimos en crisis –-manifestó Gaviria–. Pero hoy quiero proponer una interpretación distinta. No voy a decir que la crisis ya pasó, sería inexacto. Pero sí quiero decir de manera clara y vehemente que lo peor ya quedó atrás, que estamos en un momento de transición y recuperación, que vamos a salir adelante y que el sistema de salud de Colombia será lo que tiene que ser: un orgullo para Colombia y un ejemplo para la región”.
El ministro enarbola diez concienzudas razones de optimismo sobre el sistema de salud colombiano, el mismo que un movimiento busca acabar en este momento, llevándose de paso a las EPS. Como enumerarlas se llevaría el espacio de esta nota, invito a quienes estén interesados en conocerla a consultar la decena positiva en http://agaviria.blogspot.com.co/
También le dijo varias cosas interesantes a María Isabel Rueda. La entrevista se tituló “¿El país debería reconocer más los avances del sistemas de salud?”. Fue publicada en El Tiempo y se puede leer en
¿Y si no fuera tan malo?
¿Creencias comprobables de Gaviria? ¿Realidades del sistema de salud colombiano? Miremos…
“La OMS catalogó el sistema colombiano como el de mayor equidad en el financiamiento. Un sistema en el cual la gente contribuye de acuerdo con sus capacidades y recibe unos beneficios de acuerdo con sus necesidades”.
“El sistema público de salud tiene un presupuesto anual de 40 billones de pesos. Parece mucha plata. Pero, si uno mira el asunto en términos comparativos, Colombia gasta entre 600 y 700 dólares por persona por año. Países como México, Argentina y Brasil gastan aproximadamente 1.000 dólares al año. Estados Unidos gasta 20 veces lo que Colombia por persona; un país europeo típico, diez veces más. Aquí queremos tener acceso a los mismos medicamentos y procedimientos que los países desarrollados con una fracción del gasto. Es imposible”.
“Uno de los grandes logros del sistema colombiano es lo que se conoce como protección financiera: aquí, nadie o casi nadie se quiebra, ni tienen que vender su casa, ni gastar sus ahorros ni, mucho menos, liquidar su negocio familiar para pagar por su salud. En la mayoría de los países de América Latina pasa lo contrario.
En un país típico de la región, entre 40 y 50% del gasto total de salud viene directamente del bolsillo de la gente, y por lo tanto con frecuencia solo acceden quienes pueden pagar. En Colombia, el porcentaje es de 15 %, esto es, una fracción altísima está cubierta por el sistema. Nosotros ya hicimos lo que trató de hacer Obama y ahora quieren desmontar los republicanos”.
“Alcanzamos un nivel similar al que tienen muchos países europeos. Colombia, por ejemplo, tiene 28.000 enfermos renales crónicos, todos reciben su tratamiento cumplidamente, tenemos cobertura universal en esta patología. Muy pocos países de la región pueden decir lo mismo”.
“Las comparaciones de la gente no son entre lo que tenían hace diez o 20 años y lo que tienen ahora, sino entre lo que tienen ahora y lo que quieren tener. Pero, por supuesto, no puedo negar que los problemas financieros y las muchas dificultades del sistema han llevado a problemas de acceso y, sobre todo, de acceso oportuno. Quiero plantear una paradoja. En salud, los logros sociales coinciden con la pérdida de la legitimidad del sistema y la pérdida de buena parte de la confianza pública. Esta ha sido una de mis frustraciones y mis obsesiones: la necesidad imperiosa de recuperar la confianza pública y la credibilidad”.
¿Cuándo se va a hacer la objetiva y rigurosa evaluación del sistema de salud colombiano? Con lo bueno y lo malo, claro. Con el particular papel que ha jugado “la justicia”… Ya veremos.
Por ahora, ministro, recupérese. Se le necesita.
VER
“El aumento de la tasa de cesáreas, particularmente desde mediados de la década anterior, ha sido notable. La tasa de cesáreas en Colombia pasó a ser una de las mayores del mundo”. LA EPIDEMIA DE CESÁREAS. http://agaviria.blogspot.com.co/
Ligereza del cuerpo médico y desconocimiento suyo de los riesgos, carencias en los equipos de trabajo, mitos sobre efectos en el cuerpo de la mujer, temores de las gestantes, caprichos para forzar la fecha de los nacimientos, riesgos de demandas a los médicos y hasta una forma descarada de negocio figuran entre las causas de esta situación, que ya preocupa no solo a las autoridades de salud, por su impacto negativo en la calidad de la atención de la gente y en sus famélicas finanzas sectoriales, sino también a los especialistas. http://www.eltiempo.com/opinion/editorial/cesareas-verdadera-epidemia-111652
En el año 2007, los Ministerios de Hacienda y de Salud crearon la Cuenta de Alto Costo (CAC). En publicación hecha con motivo de cumplir su primera década, hay datos interesantes:
Hipertensión Arterial: 1.422.584 casos (2008) – 3.399.884 casos (2016).
Diabetes: 331.304 (2008) – 972.213 (2016)
Diálisis: 17.544 (2008) – 26.525 (2016).
VIH: 37.325 personas (2012) – 73.465 (2016).
Cáncer: 139.697 (2014) – 198.798 (2016).
Artritis: 66. 179 casos (2015) – 68.247 casos (2016).
En últimos 3 años, el país ha atendido la salud de 14.362 venezolanos. Un paciente crónico extranjero podría costarle a Colombia cerca de 220 millones de pesos al año. http://www.eltiempo.com/vida/salud/atencion-en-salud-a-venezolanos-en-colombia-109750
WWW.CARLOSGUSTAVOALVAREZ.COM
Un negocio complejo , y con muchas necesidades .
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Y esta fase de transición cuanto durará? cuanto tiempo más los médicos y personal de la salud tendrán que aguantar retrasos en sus pagos, contrataciones irregulares, mal trato por parte de los usuarios además del día a día de trabajar «con las uñas». Al fin y al cabo el ministro me imagino que no tuvo que hacer ninguna fila de horas para reclamar un ficho o esperar en su eps que le autorizaran la quimio, ni mucho menos vivir en carne propia lo que sufre el Colombiano de a pie que muchas veces muere esperando una «autorización».
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