La tarjeta era clara. Se trataba de convidarnos a una fiesta de disfraces con motivo de la celebración del Día de las Brujas… de los Niños… del Halloween, vaya uno a saber qué conmemoran ahora. Y en un sobre, aparte, la explicación:
«Es una fiesta temática. Hay diferentes grupos de disfraces. Se premiará el mejor. Y a ustedes les ha tocado…»
-¡Mujer Maravilla! -dijo mi esposa-. Me pido la Mujer Maravilla.
-No se puede. Todavía no hay Mujer Maravilla. Solo están las dos López, Claudia y Clara, Martha Lucía Ramírez y Piedad Córdoba, de la que te puede servir el turbante si quisieras disfrazarte de Kalimán. Pero no se puede.
-No entiendo…
-Verás, Mujer Maravilla. Hay grupos de disfraces. A nosotros nos tocó «Candidatos presidenciales».
-Ah… Podrías disfrazarte de Sergio Fajardo…
-La idea es buena -dije-. Además, eso me permitiría ir ganando el concurso sin haber hecho ni dicho nada. Pero no tengo suficientes bluyines. No me sé hacer el blower. Y por otra parte, la gente no me llamaría «Candidato». Me dirían «Papito», «Bizcocho», «Sabrosura», «Trocito»… y eso acabaría de desinstitucionalizar al país…
-Sí, pero es que yo no te veo disfrazado de Vargas Lleras…
-Yo tampoco, la verdad. No tengo cara de puño. Y tendría que haber hecho fórmula con alguien, para después traicionarlo.
-Entonces tampoco te puedes disfrazar de Juan Carlos Pinzón. ¿Qué tal de Alejandro Ordóñez?
-¿Ordóñez? Complicado. Me tocaría quemar libros, amañar reelecciones, manosear magistrados y emproblemarme con los del closet.
Nos quedamos en silencio. La situación iba tomando un cariz crítico.
-Ah, pues yo mejor me disfrazo de «Ñoño»…
-¿Elías? Pues entonces le tocará ir solo o con su Musa, porque yo sí cero corrupción.
-Mal pensada. Febronio «Ñoño» Barriga Gordorritúa. El amigo de El chavo del 8.
-Descartado. ¿No dice usted que son solo candidatos presidenciales? ¿Y qué tal Petro?
-Difícil… Tendría que indisponer a una parte de la fiesta contra la otra, ponerlos a pelear y tirarme todo…
-Entonces toca disfrazarse del que diga Uribe…
-No me la pongas tan de pa’rriba. ¿De dónde voy a sacar plata para hacerme cinco caras, seis con la de Oscar Iván Zuluaga? Sería con máscaras…
-No le demos más vueltas… Disfrácese de Presidente Santos.
-No, mujer, pero a ver… Yo voy a la fiesta a que me quieran, a que hablen conmigo… Además, qué tal si estamos bailando y aparece un delegado de un instituto nórdico, de una universidad española o de una liga báltica a darme un premio por lo bien que estoy manejando el país… Qué oso…
-Drácula -dijo ella-. No hay otra alternativa.
-¿Y qué tiene Drácula de candidato presidencial?
-Que como todos, no demora en sacar los colmillos. En la segunda vuelta le cae al cuello a su rival para evitar que le claven la estaca.
-¿Y tú?
-Me disfrazo de Claudia López. Ya. Y si lo veo bailando mucho con otra disfrazada, le canto la tabla. Lo mío es con acciones.
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